Por Neva Milicic, sicóloga.
En la educación de los hijos, como en cualquier actividad que se desarrolle, no es posible no cometer algunos errores. Lo que importa es que los errores que se cometan no sean ni tan graves ni tan reiterados, que se transformen en estilos de crianza que terminen siendo dañinas para el desarrollo infantil.
Así como no es una tragedia que una vez al mes un niño se coma algo que exceda con creces el número de calorías que se aconseja para tener una dieta saludable, pero sí sería grave que se haga adicto a la comida chatarra y termine siendo un niño obeso.
Tampoco sería para perder el sueño, que un día un papá o una mamá, porque se encuentra muy cansado, pierda en forma razonable la paciencia, pero si ello le sucede en forma casi cotidiana o se descontrola en forma muy violenta, va siendo hora que revise su estilo de vida, porque ese descontrol puede resultar muy dañino para el crecimiento emocional de sus hijos.
Un error educativo que puede también costar caro, no sólo a la relación de los padres con sus hijos, sino al desarrollo de la inteligencia emocional de ellos, es el ignorar las emociones de los niños, en forma sistemática.
Todos los padres quisieran tener una buena conexión emocional con sus hijos, pero hay diversos factores que dificultan el logro de esta conexión. A veces, por el apremio en que se vive, no hay tiempo para fijarse en las claves sutiles de la comunicación, que dan cuenta del mundo emocional de los niños y los adolescentes, o a veces se estima que ciertas conductas emocionales, que ellos presentan son suerte de manipulación por ejemplo.
Mariana, de 6 años, se resistía a ir a la casa de una tía y era obligada a ir a pesar de su resistencia, ella lloraba sin consuelo ante la sola idea de tener que ir. Un día que la madre se dio el tiempo para averiguar la causa de la resistencia de la niña, descubrió con horror que había un primo mayor que la obligaba a realizar juegos sexuales y que la tenía amenazada de que si se lo contaba a alguien le mataría a su mascota.
El acoger y tratar de entender el porqué de las emociones de Mariana permitió a su mamá conocer la situación de abuso y conseguir ayuda psicológica para su hija y para el primo que iba camino a ser un abusador. Este primo, a su vez, había enfrentado situaciones traumáticas en el plano sexual que explicaban su comportamiento.
Cada vez que un niño tiene o presenta conductas que aparentemente no tienen explicación y aparecen como arbitrarias o exagerados, es indispensable estar atento a las razones por las que “pueden estar sintiendo lo que están sintiendo”.
La conexión con las emociones de los niños crea un vínculo emocional que explica no sólo una buena relación padre-hijo, sino que será una matriz de relación que ayudará a los hijos a conectarse emocionalmente con las otras personas con las que interactúa
La conexión emocional requiere tiempo y dedicación, estar alerta a las necesidades de los hijos, aprender a interpretar las claves emocionales de los niños y sus gestos. Los niños deben encontrar padres que les den respuestas a sus emociones, que estén dispuestos a detener sus actividades, cuando el niño o la niña quieren mostrarles o contarles algo. Los hijos necesitan sentir que sus padres están disponibles y tienen tiempo para acoger sus sentimientos. Un hijo debe sentir que recibe gestos amorosos y respuesta a su mundo emocional, así crecerá con la sensación de estar vinculado emocionalmente con sus padres y aprenderá a vincularse.
En la educación de los hijos, como en cualquier actividad que se desarrolle, no es posible no cometer algunos errores. Lo que importa es que los errores que se cometan no sean ni tan graves ni tan reiterados, que se transformen en estilos de crianza que terminen siendo dañinas para el desarrollo infantil.
Así como no es una tragedia que una vez al mes un niño se coma algo que exceda con creces el número de calorías que se aconseja para tener una dieta saludable, pero sí sería grave que se haga adicto a la comida chatarra y termine siendo un niño obeso.
Tampoco sería para perder el sueño, que un día un papá o una mamá, porque se encuentra muy cansado, pierda en forma razonable la paciencia, pero si ello le sucede en forma casi cotidiana o se descontrola en forma muy violenta, va siendo hora que revise su estilo de vida, porque ese descontrol puede resultar muy dañino para el crecimiento emocional de sus hijos.
Un error educativo que puede también costar caro, no sólo a la relación de los padres con sus hijos, sino al desarrollo de la inteligencia emocional de ellos, es el ignorar las emociones de los niños, en forma sistemática.
Todos los padres quisieran tener una buena conexión emocional con sus hijos, pero hay diversos factores que dificultan el logro de esta conexión. A veces, por el apremio en que se vive, no hay tiempo para fijarse en las claves sutiles de la comunicación, que dan cuenta del mundo emocional de los niños y los adolescentes, o a veces se estima que ciertas conductas emocionales, que ellos presentan son suerte de manipulación por ejemplo.
Mariana, de 6 años, se resistía a ir a la casa de una tía y era obligada a ir a pesar de su resistencia, ella lloraba sin consuelo ante la sola idea de tener que ir. Un día que la madre se dio el tiempo para averiguar la causa de la resistencia de la niña, descubrió con horror que había un primo mayor que la obligaba a realizar juegos sexuales y que la tenía amenazada de que si se lo contaba a alguien le mataría a su mascota.
El acoger y tratar de entender el porqué de las emociones de Mariana permitió a su mamá conocer la situación de abuso y conseguir ayuda psicológica para su hija y para el primo que iba camino a ser un abusador. Este primo, a su vez, había enfrentado situaciones traumáticas en el plano sexual que explicaban su comportamiento.
Cada vez que un niño tiene o presenta conductas que aparentemente no tienen explicación y aparecen como arbitrarias o exagerados, es indispensable estar atento a las razones por las que “pueden estar sintiendo lo que están sintiendo”.
La conexión con las emociones de los niños crea un vínculo emocional que explica no sólo una buena relación padre-hijo, sino que será una matriz de relación que ayudará a los hijos a conectarse emocionalmente con las otras personas con las que interactúa
La conexión emocional requiere tiempo y dedicación, estar alerta a las necesidades de los hijos, aprender a interpretar las claves emocionales de los niños y sus gestos. Los niños deben encontrar padres que les den respuestas a sus emociones, que estén dispuestos a detener sus actividades, cuando el niño o la niña quieren mostrarles o contarles algo. Los hijos necesitan sentir que sus padres están disponibles y tienen tiempo para acoger sus sentimientos. Un hijo debe sentir que recibe gestos amorosos y respuesta a su mundo emocional, así crecerá con la sensación de estar vinculado emocionalmente con sus padres y aprenderá a vincularse.