Por Neva Milicic, sicóloga.
Ser espiritual no equivale a ser religioso, aun cuando por supuesto todas las personas que practican una religión tienen una visión espiritual del mundo. Etimológicamente, la palabra espiritual significa aliento y hace alusión a aquella parte no física de las personas, a su energía vital y a su sistema valórico.
La percepción de sí mismo y de la realidad de un niño, un adolescente o un adulto, que tienen una buena inteligencia espiritual, va más allá de una visión, relacionada con sus propios intereses. Incluye una percepción sobre la responsabilidad que se tiene para con los demás y para con la humanidad.
Cuando un niño va desarrollando una visión que lo trasciende a sí mismo, y que incluye una mirada valórica, en que el bienestar de los otros y el cuidado del medio ambiente están presentes, quiere decir que está desarrollando un pensamiento espiritual.
Se dice que la inteligencia espiritual es transpersonal, es decir, va más allá de la perspectiva individual. O sea, las personas inteligentes espiritualmente perciben las necesidades ajenas. Estas personas no sólo se dan cuenta de los problemas, sino que buscan formas de solucionarlos y ayudar.
Esto puede estimularse a partir de la infancia, por ejemplo incentivando a los niños a ser sensibles frente al sufrimiento que provocan las catástrofes naturales. Los niños que se organizan para ayudar están desarrollando la inteligencia espiritual.
Un ejemplo dan las familias que van con sus hijos, un fin de semana, a construir una casa, con la obra "Un Techo para Chile", del padre Felipe Berríos. Estas familias en un gesto sin duda altruista, que contribuye a hacer un mundo mejor y a solucionar un problema concreto, son finalmente ellas mismas las más beneficiadas, porque están desarrollando en sus hijos una visión espiritual.
Otro elemento que contribuye al desarrollo espiritual de los hijos, son las lecturas y el cine. Una película bien escogida es nutritiva para el espíritu. Por ejemplo, la película "Cadena de Favores" - donde un niño comienza una campaña, para que cada cual haga un favor a otro, de manera de hacer una cadena- genera una nueva mirada a la perspectiva de ayudar a solucionar activamente las necesidades del otro.
En vez de permitir que los niños vean tanta violencia y basura, en una dieta televisiva que sólo entorpece su desarrollo espiritual, padres y profesores haríamos bien en preocuparnos que lo que vean y lean constituya un suministro para su desarrollo espiritual.
Contribuir al desarrollo espiritual, además, es bueno para la salud. Mc Clelland, Dr. en Sicología de la Universidad de Harvard, proyectó a un grupo de estudiantes un video sobre la madre Teresa de Calcuta, y analizó su saliva, comprobando un aumento de la inmunoglobulina A, que es un poderoso anticuerpo contra las infecciones respiratorias.
Quizás los efectos en la salud se deban a que las personas con más inteligencia espiritual tienden a ser entusiastas responsables, agradecidas y positivas, que quienes tienen un menor desarrollo espiritual.
Ayudar a los niños y adolescentes a trascender, mirando más allá de sus intereses, los harán más felices y mejores personas y permitirá que contribuyan a participar en la creación de un mundo más justo.
Ser espiritual no equivale a ser religioso, aun cuando por supuesto todas las personas que practican una religión tienen una visión espiritual del mundo. Etimológicamente, la palabra espiritual significa aliento y hace alusión a aquella parte no física de las personas, a su energía vital y a su sistema valórico.
La percepción de sí mismo y de la realidad de un niño, un adolescente o un adulto, que tienen una buena inteligencia espiritual, va más allá de una visión, relacionada con sus propios intereses. Incluye una percepción sobre la responsabilidad que se tiene para con los demás y para con la humanidad.
Cuando un niño va desarrollando una visión que lo trasciende a sí mismo, y que incluye una mirada valórica, en que el bienestar de los otros y el cuidado del medio ambiente están presentes, quiere decir que está desarrollando un pensamiento espiritual.
Se dice que la inteligencia espiritual es transpersonal, es decir, va más allá de la perspectiva individual. O sea, las personas inteligentes espiritualmente perciben las necesidades ajenas. Estas personas no sólo se dan cuenta de los problemas, sino que buscan formas de solucionarlos y ayudar.
Esto puede estimularse a partir de la infancia, por ejemplo incentivando a los niños a ser sensibles frente al sufrimiento que provocan las catástrofes naturales. Los niños que se organizan para ayudar están desarrollando la inteligencia espiritual.
Un ejemplo dan las familias que van con sus hijos, un fin de semana, a construir una casa, con la obra "Un Techo para Chile", del padre Felipe Berríos. Estas familias en un gesto sin duda altruista, que contribuye a hacer un mundo mejor y a solucionar un problema concreto, son finalmente ellas mismas las más beneficiadas, porque están desarrollando en sus hijos una visión espiritual.
Otro elemento que contribuye al desarrollo espiritual de los hijos, son las lecturas y el cine. Una película bien escogida es nutritiva para el espíritu. Por ejemplo, la película "Cadena de Favores" - donde un niño comienza una campaña, para que cada cual haga un favor a otro, de manera de hacer una cadena- genera una nueva mirada a la perspectiva de ayudar a solucionar activamente las necesidades del otro.
En vez de permitir que los niños vean tanta violencia y basura, en una dieta televisiva que sólo entorpece su desarrollo espiritual, padres y profesores haríamos bien en preocuparnos que lo que vean y lean constituya un suministro para su desarrollo espiritual.
Contribuir al desarrollo espiritual, además, es bueno para la salud. Mc Clelland, Dr. en Sicología de la Universidad de Harvard, proyectó a un grupo de estudiantes un video sobre la madre Teresa de Calcuta, y analizó su saliva, comprobando un aumento de la inmunoglobulina A, que es un poderoso anticuerpo contra las infecciones respiratorias.
Quizás los efectos en la salud se deban a que las personas con más inteligencia espiritual tienden a ser entusiastas responsables, agradecidas y positivas, que quienes tienen un menor desarrollo espiritual.
Ayudar a los niños y adolescentes a trascender, mirando más allá de sus intereses, los harán más felices y mejores personas y permitirá que contribuyan a participar en la creación de un mundo más justo.