Por Neva Milicic, sicóloga.
No es fácil la tarea de educar, especialmente en relación con la disciplina. Cuando los niños no respetan las normas que sus padres les imponen surge un conflicto que, en ocasiones, es enfrentado en forma equivocada, utilizando un lenguaje correctivo, en que a través de la culpa y las amenazas y la no aceptación, se busca que los niños aprendan y obedezcan, lo que resulta un daño en la relación.
Pocas veces se asume el buscar una explicación de lo que sucede, y que está implícito en la conducta del niño. Los niños relatan sentir que sus padres siempre quieren cambiarlos, es decir, perciben que no hay una actitud de aceptación a su formar de ser y a sus problemas, y que sus argumentos no son escuchados.
Piensan que sus padres, cuando los oyen, sólo lo hacen para contraargumentar, y que no toman en serio sus opiniones. A veces la forma verbal de corregir a los hijos limita con el maltrato y desafortunadamente los niños interiorizan esta forma de tratar como válido. Enseñarles a los niños a tratar bien a los demás es una de las enseñanzas que les facilitará la convivencia social.
Un niño que tiene una actitud de maltrato frente a los demás, podrá quizás tener algunos logros en su actitud abusiva, pero ciertamente ira cosechando antipatías, rechazo y desamor de las personas que lo rodean. No es posible querer a alguien que maltrata. En tanto, el niño o la niña que aprende a tratar bien a sus compañeros y a las personas que viven con ella irá cosechando afecto y ternura y será considerado una persona querible.
Aún cuando se trate de un conflicto, y quizás por eso mismo hay que extremar las precauciones para que las acciones correctivas no sean vividas como maltratadas. Sólo una actitud respetuosa permitirá a los padres decir con autoridad “Nosotros te tratamos bien y por eso mismo pedimos que tú también seas respetuoso con nosotros”.
Una mamá me contó una estrategia que utilizó una vez cuando su hija estaba enojada con ella, y la había tratado mal. Esta actitud de maltrato le sucedía a esta niñita con frecuencia con sus amigas, porque le costaba autocontrolarse.
La mamá le pasó una hoja de papel en blanco y le pidió que la arrugara “bien arrugada”; la niñita lo hizo y la mamá le pidió después que la alisara lo más que pudiera. La niña puso todo su empeño y por más que la alisó y la alisó, la hoja quedó mucho mejor, pero no volvió a su estado original.
Esta historia grafica muy bien lo que pasa con las relaciones de las personas. Se puede perdonar a quienes nos quieren si hay algún maltrato, pero rara vez la relación queda igual. Por ello es necesario enseñarles a los niños a ser muy cuidadosos para tratar a los amigos y a las personas que los quieren. El maltrato se archiva en la memoria emocional y no es fácil borrarlo. Un niño que ha sido bien tratado incorporará modelos operativos en la relación, la que será bien tratante. Por el contrario, quien aprende modelos operativos maltratantes, tendrá mucha dificultad para reemplazarlo por un modelo de buen trato.
El creer que es necesario tratar bien a los otros es un valor que hay que inculcar, no sólo en los mensajes verbales explícitos sino que desde las acciones concretas y de los gestos que se tienen con las personas que nos rodean, especialmente con nuestros hijos.
No es fácil la tarea de educar, especialmente en relación con la disciplina. Cuando los niños no respetan las normas que sus padres les imponen surge un conflicto que, en ocasiones, es enfrentado en forma equivocada, utilizando un lenguaje correctivo, en que a través de la culpa y las amenazas y la no aceptación, se busca que los niños aprendan y obedezcan, lo que resulta un daño en la relación.
Pocas veces se asume el buscar una explicación de lo que sucede, y que está implícito en la conducta del niño. Los niños relatan sentir que sus padres siempre quieren cambiarlos, es decir, perciben que no hay una actitud de aceptación a su formar de ser y a sus problemas, y que sus argumentos no son escuchados.
Piensan que sus padres, cuando los oyen, sólo lo hacen para contraargumentar, y que no toman en serio sus opiniones. A veces la forma verbal de corregir a los hijos limita con el maltrato y desafortunadamente los niños interiorizan esta forma de tratar como válido. Enseñarles a los niños a tratar bien a los demás es una de las enseñanzas que les facilitará la convivencia social.
Un niño que tiene una actitud de maltrato frente a los demás, podrá quizás tener algunos logros en su actitud abusiva, pero ciertamente ira cosechando antipatías, rechazo y desamor de las personas que lo rodean. No es posible querer a alguien que maltrata. En tanto, el niño o la niña que aprende a tratar bien a sus compañeros y a las personas que viven con ella irá cosechando afecto y ternura y será considerado una persona querible.
Aún cuando se trate de un conflicto, y quizás por eso mismo hay que extremar las precauciones para que las acciones correctivas no sean vividas como maltratadas. Sólo una actitud respetuosa permitirá a los padres decir con autoridad “Nosotros te tratamos bien y por eso mismo pedimos que tú también seas respetuoso con nosotros”.
Una mamá me contó una estrategia que utilizó una vez cuando su hija estaba enojada con ella, y la había tratado mal. Esta actitud de maltrato le sucedía a esta niñita con frecuencia con sus amigas, porque le costaba autocontrolarse.
La mamá le pasó una hoja de papel en blanco y le pidió que la arrugara “bien arrugada”; la niñita lo hizo y la mamá le pidió después que la alisara lo más que pudiera. La niña puso todo su empeño y por más que la alisó y la alisó, la hoja quedó mucho mejor, pero no volvió a su estado original.
Esta historia grafica muy bien lo que pasa con las relaciones de las personas. Se puede perdonar a quienes nos quieren si hay algún maltrato, pero rara vez la relación queda igual. Por ello es necesario enseñarles a los niños a ser muy cuidadosos para tratar a los amigos y a las personas que los quieren. El maltrato se archiva en la memoria emocional y no es fácil borrarlo. Un niño que ha sido bien tratado incorporará modelos operativos en la relación, la que será bien tratante. Por el contrario, quien aprende modelos operativos maltratantes, tendrá mucha dificultad para reemplazarlo por un modelo de buen trato.
El creer que es necesario tratar bien a los otros es un valor que hay que inculcar, no sólo en los mensajes verbales explícitos sino que desde las acciones concretas y de los gestos que se tienen con las personas que nos rodean, especialmente con nuestros hijos.