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Mostrando entradas de enero, 2009

Inspirar Tranquilidad

Por Neva Milicic, sicóloga. En una época en que los trastornos de ansiedad son un tema recurrente, saber que un 10% de la población sufre trastornos ansiosos en alguna etapa de su vida, hace necesario preguntarse por qué se está viviendo bajo niveles tan altos de ansiedad y cómo hacer para disminuirlos. Con frecuencia, los niños y los adolescentes se sienten indefensos y de alguna manera incompetentes para defenderse de un mundo peligroso, competitivo y exigente. Esta sensación de incompetencia es a veces reforzada por la familia. Muchas veces, sin quererlo, y con “fines erróneamente educativos” se siembra ansiedad en los niños. Las amenazas por ejemplo, son un poderoso factor que estresa a los niños. “Si continúas así, vas a repetir”, “Vas a ver cuando llegue tu papá”, “Por ese camino vas derecho al fracaso”. Estos y otros mensajes resultan verdaderamente aterrorizadores para los niños y los adolescentes. Muchas veces ellos incorporan estas amenazas en sus sueños y por lo tanto su dor

Hasta las Mamás Merecen Descanso

Por Neva Milicic, sicóloga. Cuando las autoras Susan Callahan, Anne Nolen y Katrin Schumann, escribieron el libro que lleva el título que tomé prestado para esta columna, buscaban ayudar a las madres, a cambiar su actitud mental y la rutina cotidiana, a través de un viaje hacia sí mismas que les permitiera cuidarse. Uno de los elementos claves para las autoras para tener una maternidad positiva, es no perder la conciencia de sí misma. Relatan la experiencia de una de ellas que un día que se sentía tan agobiada por las demandas domésticas se puso a llorar amargamente, después de lo cual decidió hacer tres listas para superar la crisis que estaba pasando. La primera lista es la de “los no quiero”, que tiene que ver con los límites que es necesario ponerse para no sentirse sobrepasada. Por ejemplo: No voy a trabajar después de las diez de la noche. No voy a aceptar que me endosen trabajos que no me correspondan. La segunda es la lista llamada “Necesito”. En esta lista —que a mi juicio es

El Riesgo de la Retroalimentación Negativa

Por Neva Milicic, sicóloga. La semana pasada nos habíamos referido a la utilidad de entregar retroalimentación positiva para favorecer que el niño o la niña tengan un buen autoconcepto. Los efectos del reconocimiento, de lo que el niño hace bien, es muy poderoso para la programación personal. Es decir, es necesario expresar con fuerza a través de gestos, palabras y acciones, aquello que se encuentra positivo en lo que el niño hace o es. Esto constituye la esencia de una parentalidad nutritiva. Hay países en que uno de los objetivos educacionales más importantes es enseñar a los niños a tener una mirada positiva hacia la realidad y hacia sí mismo. El opuesto a la retroalimentación positiva es la retroalimentación negativa. Si ella es usada con frecuencia y con intensidad alta, como suele ocurrir, sus efectos son devastadores para la construcción de la imagen personal y la autoestima de los niños. También hay efectos muy dañinos para la relación interpersonal con la persona que critica.

El Valor de la Retroalimentación Positiva

Por Neva Milicic, sicóloga. Al recibir un comentario positivo acerca de sí mismo, de una persona con la que tiene vínculos positivos, el niño o el adolescente, ciertamente experimenta una sensación de bienestar emocional que es siempre gratificante. Pero, sobre todo, se siente confirmado en los aspectos positivos de su personalidad y eso es favorable para su desarrollo emocional. Pocas cosas se mantienen con más fuerza en la memoria emocional que el recuerdo de recibir una opinión positiva acerca de sí mismo, que se percibe como verdadera y cargada de emoción. Al recibirla ingresa en el sistema emocional del niño un mensaje poderoso acerca de sí mismo que tendrá un gran valor de programación personal. No es sólo lo que se dice, sino cómo se dice lo que explica la eficacia de los mensajes positivos. Para que el registro sea positivo es importante cuidar la forma y la intensidad, si lo que se busca es lograr un enriquecimiento de la imagen personal. Una adolescente, Isidora, que era bien