Por Neva Milicic, sicóloga.
Los adultos que han tenido buen apego con su padre saben de la felicidad y el aporte que ello les ha significado para su desarrollo personal, y quienes no han tenido esa suerte y han sufrido carencias en relación a la figura paterna, tienen la nostalgia y pueden aquilatar la falta que les ha hecho la presencia de un padre y, por lo mismo, buscan entregar a sus hijos lo que ellos no tuvieron.
Si hay un cambio cultural positivo que va tomando progresivamente mayor fuerza es cómo los padres jóvenes han ido asumiendo de una nueva forma la paternidad. Dentro de la nueva masculinidad, los padres participan en forma más igualitaria con las madres.
No “cooperan” si no que comparten responsabilidades en forma más igualitaria con la madre. Ciertamente falta mucho por lograr y hay sectores que aún no toman conciencia del importante rol que pueden jugar los padres en el desarrollo cognitivo, social y emocional de sus hijos (as).
Son padres presentes en la demandante tarea que es cuidar y educar un hijo o una hija. Están cercanos y lo hacen con alegría y orgullo.
Los mudan cuando son pequeños, los alimentan, les leen cuentos, les enseñan las primeras letras, se dan tiempo para conversar, los acompañan en sus eventos académicos y sociales, y a través de esta actividades establecen los vínculos que van a favorecer la construcción de la identidad en los niños y una relación nutritiva padres–hijos.
Boris Cyrulnik —psiquiatra francés, quien definió el tema de la resiliencia, es decir, la forma de superar las situaciones adversas desde el punto de vista emocional— en su último libro “Autobiografía de un espantapájaros” (libro nominado al premio Renaudot, al mejor libro de ensayos del año 2008) narra la historia de un niño que puede ayudarnos a entender la importancia del rol del padre.
Pierrot era un niño cuyo padre había muerto en la Segunda Guerra Mundial. A pesar de eso, él estaba orgulloso de su papá. La narrativa que el niño se había hecho era que su padre era un héroe, basado en la información dada por la madre.
Cuando Pierrot llegó a ser un adulto, se enteró que su padre había sido fusilado por traidor y por haber entregado a sus compañeros. Es fácil imaginar el shock que esto debe haber significado para él.
Sin embargo, Pierrot no destruyó la foto de su padre y la conservó, entendiendo que había sido una figura protectora en su infancia.
Sin duda, a los niños no se les debe mentir, pero a veces hay que esperar que estén en edades propicias para asimilar informaciones que pueden ser muy dolorosas y dañinas.
A los niños les resulta beneficioso tener un padre a quien admirar, la presencia de un padre amoroso los favorece.
Hay niños que, por diversas razones, no tienen la posibilidad contar con un padre cercano y disponible, y esta función paterna la cumplen otros hombres adultos del entorno familiar, abuelos, tíos, padrinos, padrastros: Cuando estos adultos logran construir un vínculo amoroso se transforman en los padres reales de los niños.
Rafael le decía a su abuelo papá–tata, nombre que inventó él ya que su padre era una figura ausente; en tanto, otra niñita le decía papá Sergio a su padrastro y lo presentaba con mucho orgullo a sus compañeros.
Para ella era muy importante cuando papá Sergio se daba tiempo para acompañarla a sus presentaciones escolares.
Feliz día del padre para todos aquellos que lo son legalmente, por biología o por adopción, y para aquellos que generosamente acompañan a los niños, que no tienen a su padre presente, y les ayudan a desarrollar su identidad.
Los adultos que han tenido buen apego con su padre saben de la felicidad y el aporte que ello les ha significado para su desarrollo personal, y quienes no han tenido esa suerte y han sufrido carencias en relación a la figura paterna, tienen la nostalgia y pueden aquilatar la falta que les ha hecho la presencia de un padre y, por lo mismo, buscan entregar a sus hijos lo que ellos no tuvieron.
Si hay un cambio cultural positivo que va tomando progresivamente mayor fuerza es cómo los padres jóvenes han ido asumiendo de una nueva forma la paternidad. Dentro de la nueva masculinidad, los padres participan en forma más igualitaria con las madres.
No “cooperan” si no que comparten responsabilidades en forma más igualitaria con la madre. Ciertamente falta mucho por lograr y hay sectores que aún no toman conciencia del importante rol que pueden jugar los padres en el desarrollo cognitivo, social y emocional de sus hijos (as).
Son padres presentes en la demandante tarea que es cuidar y educar un hijo o una hija. Están cercanos y lo hacen con alegría y orgullo.
Los mudan cuando son pequeños, los alimentan, les leen cuentos, les enseñan las primeras letras, se dan tiempo para conversar, los acompañan en sus eventos académicos y sociales, y a través de esta actividades establecen los vínculos que van a favorecer la construcción de la identidad en los niños y una relación nutritiva padres–hijos.
Boris Cyrulnik —psiquiatra francés, quien definió el tema de la resiliencia, es decir, la forma de superar las situaciones adversas desde el punto de vista emocional— en su último libro “Autobiografía de un espantapájaros” (libro nominado al premio Renaudot, al mejor libro de ensayos del año 2008) narra la historia de un niño que puede ayudarnos a entender la importancia del rol del padre.
Pierrot era un niño cuyo padre había muerto en la Segunda Guerra Mundial. A pesar de eso, él estaba orgulloso de su papá. La narrativa que el niño se había hecho era que su padre era un héroe, basado en la información dada por la madre.
Cuando Pierrot llegó a ser un adulto, se enteró que su padre había sido fusilado por traidor y por haber entregado a sus compañeros. Es fácil imaginar el shock que esto debe haber significado para él.
Sin embargo, Pierrot no destruyó la foto de su padre y la conservó, entendiendo que había sido una figura protectora en su infancia.
Sin duda, a los niños no se les debe mentir, pero a veces hay que esperar que estén en edades propicias para asimilar informaciones que pueden ser muy dolorosas y dañinas.
A los niños les resulta beneficioso tener un padre a quien admirar, la presencia de un padre amoroso los favorece.
Hay niños que, por diversas razones, no tienen la posibilidad contar con un padre cercano y disponible, y esta función paterna la cumplen otros hombres adultos del entorno familiar, abuelos, tíos, padrinos, padrastros: Cuando estos adultos logran construir un vínculo amoroso se transforman en los padres reales de los niños.
Rafael le decía a su abuelo papá–tata, nombre que inventó él ya que su padre era una figura ausente; en tanto, otra niñita le decía papá Sergio a su padrastro y lo presentaba con mucho orgullo a sus compañeros.
Para ella era muy importante cuando papá Sergio se daba tiempo para acompañarla a sus presentaciones escolares.
Feliz día del padre para todos aquellos que lo son legalmente, por biología o por adopción, y para aquellos que generosamente acompañan a los niños, que no tienen a su padre presente, y les ayudan a desarrollar su identidad.