Por César Antonio Campos, periodista Asociación de Padres.
La solidaridad de las familias institutanas se sintió más que nunca en el gimnasio del colegio. Cada una de las mesas repartidas por todo el lugar era el fiel reflejo del sentido y selló que tiene nuestro colegio.
Padres y madres compartiendo como hermanos, en una celebración cargada de emotivos signos y enmarcado en un ambiente de fraternidad.
El coro conformado por padres, alumno y hasta exalumnos acompañó cada momento de la Eucaristía y de las presentaciones de cada una de las lecturas bíblicas.
Durante la homilía, el padre rector, José Agustín Tapia, resaltó el llamado de Jesús a vivir la unidad y el amor en familia, asimismo alejar la división, el trato agresivo y la lucha competitiva.
Recalcó que “la unidad no se puede vivir sin amor. El encuentro de los hermanos en el amor de Dios cierra la oración de Jesús como petición suprema y angustiosa. Solo una comunidad unida en el amor puede manifestar a un Dios que ama e invita al amor”.
También fue la oportunidad de que cada curso entregara las frazadas, que con mucho esfuerzo y cariño mamás y abuelitas tejieron para los adultos mayores de escasos recursos de un hogar en Santiago.
De manera especial, el directorio de la Asociación quiere destacar a todos quienes hicieron posible esta actividad. Papás y alumnos delegados de pastoral, profesores.
Asimismo, el pan que se compratió en cada curso fue financiado y donado por la Asociación.
Reviva en Fotografías la Cena Solidaria
La solidaridad de las familias institutanas se sintió más que nunca en el gimnasio del colegio. Cada una de las mesas repartidas por todo el lugar era el fiel reflejo del sentido y selló que tiene nuestro colegio.
Padres y madres compartiendo como hermanos, en una celebración cargada de emotivos signos y enmarcado en un ambiente de fraternidad.
El coro conformado por padres, alumno y hasta exalumnos acompañó cada momento de la Eucaristía y de las presentaciones de cada una de las lecturas bíblicas.
Durante la homilía, el padre rector, José Agustín Tapia, resaltó el llamado de Jesús a vivir la unidad y el amor en familia, asimismo alejar la división, el trato agresivo y la lucha competitiva.
Recalcó que “la unidad no se puede vivir sin amor. El encuentro de los hermanos en el amor de Dios cierra la oración de Jesús como petición suprema y angustiosa. Solo una comunidad unida en el amor puede manifestar a un Dios que ama e invita al amor”.
También fue la oportunidad de que cada curso entregara las frazadas, que con mucho esfuerzo y cariño mamás y abuelitas tejieron para los adultos mayores de escasos recursos de un hogar en Santiago.
De manera especial, el directorio de la Asociación quiere destacar a todos quienes hicieron posible esta actividad. Papás y alumnos delegados de pastoral, profesores.
Asimismo, el pan que se compratió en cada curso fue financiado y donado por la Asociación.
Reviva en Fotografías la Cena Solidaria