Son mujeres que toman decisiones en la casa, establecen límites a los niños y hacen respetar sus derechos. A cambio, ofrecen al empleador un servicio profesional y de alta exigencia.
Por Paula Leighton, El Mercurio.
"Nosotras somos psicólogas, somos doctoras, profesoras, costureras ¡y hasta rastreadoras cuando las cosas se pierden!", dice medio en broma, medio en serio Cecilia Henríquez (44).
Hace ocho años ella desempeña estas y muchas otras funciones trabajando puertas adentro para un matrimonio con tres niños. Con ella vive también su hijo de 17 años.
Cecilia es parte de una nueva generación de trabajadoras puertas adentro cada vez más profesional y "empoderada", describe la psicóloga Vanessa Jiménez, socia de Nana SOS, agencia especializada en personas que trabajan en el hogar.
Según la Encuesta Casen, en el país sólo el 12% de las mujeres que trabajan en el servicio doméstico lo hacen puertas adentro. Son casi 45 mil. En 1990 eran más de 72 mil.
Master en Crianza
Ellas saben que son pocas y que a medida que más empleadoras tienen extensas jornadas laborales, ellas pasan a ser una suerte de brazo derecho en la casa.
"El personal más demandado son las nanas chilenas puertas adentro y con experiencia en niños. Pero son también las más escasas. Por eso tienen muy claro que sus competencias son valoradas y lo hacen notar: piden rentas más altas, pero también asumen roles como comprar en el supermercado, definir el almuerzo, ayudar a los niños con las tareas o estimular a las guaguas. La experiencia en criar niños para ellas es como su master", dice Vanessa Jiménez.
Por lo mismo, empleadores y trabajadoras han ido estableciendo relaciones que permiten complementar las necesidades y expectativas de ambos.
En Nana SOS, por ejemplo, ha tenido éxito su fórmula de nana puertas adentro sólo de lunes a viernes.
En el caso de Magaly Cancino (25), "la condición fue que me dejaran los martes en la tarde libres para sacar la enseñanza media. Ellos aceptaron y me facilitan las cosas".
Lo mismo negoció Mariana Martínez (22). Sus empleadores le dan dos tardes a la semana para que estudie. "Ellos me apoyan harto, quieren que dé la PSU", afirma.
A cambio, Mariana les ofreció experiencia previa cuidando a seis niños y estudios de cocina internacional. "En la casa yo decido qué se va a cocinar. Cocino light y no los dejo comer muchas pastas, porque me preocupo de que coman sano".
Gran parte del secreto de una relación duradera y armoniosa entre los empleadores y la nana se basa en el buen trato.
"Cuando les pedimos a las asesoras describir sus condiciones de trabajo ideales, no prima lo económico o material. El 80% dice 'que me traten bien y me respeten', porque muchas arrastran vivencias de explotación y malos tratos laborales", dice Vanessa Jiménez.
Buen trato y respeto es lo que ha mantenido a Katty Astete (38) en la casa donde trabaja y vive hace cinco años con su hijo de 10.
"A las 20:30 estoy desocupada, tengo facilidad para hacer tareas con mi hijo y en verano nos vamos al campo con ellos. Yo voy a trabajar, pero él a pasarlo bien. Incluso, le enseñaron a montar a caballo", aclara.
Y sabe que no es sólo cuestión de suerte. "Tener una buena relación también depende mucho de cómo somos nosotras". Y sus colegas se declaran totalmente de acuerdo.
La Otra Cara
Pese a los avances que han logrado muchas, las trabajadoras puertas adentro siguen enfrentando problemas.
"Muchas veces no se respeta su horario de descanso o los feriados legales", dice Bernardina Muñoz, presidenta de la Asociación Nacional de Empleadas de Casa Particular.
"Esta falta de límites entre vida personal y laboral genera cuadros ansiosos que son una de las principales causas de consulta", dice Diego Ortúzar, psicólogo de Nexos, un centro de salud mental que tiene entre sus pacientes a nanas del sector oriente.
Por Paula Leighton, El Mercurio.
"Nosotras somos psicólogas, somos doctoras, profesoras, costureras ¡y hasta rastreadoras cuando las cosas se pierden!", dice medio en broma, medio en serio Cecilia Henríquez (44).
Hace ocho años ella desempeña estas y muchas otras funciones trabajando puertas adentro para un matrimonio con tres niños. Con ella vive también su hijo de 17 años.
Cecilia es parte de una nueva generación de trabajadoras puertas adentro cada vez más profesional y "empoderada", describe la psicóloga Vanessa Jiménez, socia de Nana SOS, agencia especializada en personas que trabajan en el hogar.
Según la Encuesta Casen, en el país sólo el 12% de las mujeres que trabajan en el servicio doméstico lo hacen puertas adentro. Son casi 45 mil. En 1990 eran más de 72 mil.
Master en Crianza
Ellas saben que son pocas y que a medida que más empleadoras tienen extensas jornadas laborales, ellas pasan a ser una suerte de brazo derecho en la casa.
"El personal más demandado son las nanas chilenas puertas adentro y con experiencia en niños. Pero son también las más escasas. Por eso tienen muy claro que sus competencias son valoradas y lo hacen notar: piden rentas más altas, pero también asumen roles como comprar en el supermercado, definir el almuerzo, ayudar a los niños con las tareas o estimular a las guaguas. La experiencia en criar niños para ellas es como su master", dice Vanessa Jiménez.
Por lo mismo, empleadores y trabajadoras han ido estableciendo relaciones que permiten complementar las necesidades y expectativas de ambos.
En Nana SOS, por ejemplo, ha tenido éxito su fórmula de nana puertas adentro sólo de lunes a viernes.
En el caso de Magaly Cancino (25), "la condición fue que me dejaran los martes en la tarde libres para sacar la enseñanza media. Ellos aceptaron y me facilitan las cosas".
Lo mismo negoció Mariana Martínez (22). Sus empleadores le dan dos tardes a la semana para que estudie. "Ellos me apoyan harto, quieren que dé la PSU", afirma.
A cambio, Mariana les ofreció experiencia previa cuidando a seis niños y estudios de cocina internacional. "En la casa yo decido qué se va a cocinar. Cocino light y no los dejo comer muchas pastas, porque me preocupo de que coman sano".
Gran parte del secreto de una relación duradera y armoniosa entre los empleadores y la nana se basa en el buen trato.
"Cuando les pedimos a las asesoras describir sus condiciones de trabajo ideales, no prima lo económico o material. El 80% dice 'que me traten bien y me respeten', porque muchas arrastran vivencias de explotación y malos tratos laborales", dice Vanessa Jiménez.
Buen trato y respeto es lo que ha mantenido a Katty Astete (38) en la casa donde trabaja y vive hace cinco años con su hijo de 10.
"A las 20:30 estoy desocupada, tengo facilidad para hacer tareas con mi hijo y en verano nos vamos al campo con ellos. Yo voy a trabajar, pero él a pasarlo bien. Incluso, le enseñaron a montar a caballo", aclara.
Y sabe que no es sólo cuestión de suerte. "Tener una buena relación también depende mucho de cómo somos nosotras". Y sus colegas se declaran totalmente de acuerdo.
La Otra Cara
Pese a los avances que han logrado muchas, las trabajadoras puertas adentro siguen enfrentando problemas.
"Muchas veces no se respeta su horario de descanso o los feriados legales", dice Bernardina Muñoz, presidenta de la Asociación Nacional de Empleadas de Casa Particular.
"Esta falta de límites entre vida personal y laboral genera cuadros ansiosos que son una de las principales causas de consulta", dice Diego Ortúzar, psicólogo de Nexos, un centro de salud mental que tiene entre sus pacientes a nanas del sector oriente.