Por Neva Milicic, sicóloga.
Cada día más padres jóvenes están valorando la ventaja de pertenecer a una familia extensa, en que se mantienen y reconocen la importancia de los lazos familiares.
Tener abuelos cercanos y cariñosos reporta a los niños enormes beneficios, ya que aumenta su sensación de pertenencia a un grupo en el que se sienten importantes, queridos y protegidos.
Habitualmente son los abuelos y con más frecuencia, para ser justos, las abuelas, quienes se hacen cargo de la función de mantener cohesionada la familia, a través de las celebraciones y ritos familiares y de la presencia en los momentos significativos, que van constituyendo una especie de cultura familiar, que los niños perciben y valoran.
La pregunta ¿Abu, vas a venir a mi presentación? es un ejemplo de cómo los niños aprecian la presencia y compañía de sus abuelos.
En la mayoría de las familias, los abuelos son un nexo con el pasado y los que conectan a las nuevas generaciones con la narrativa familiar. En este sentido son depositarios y transmisores de la historia familiar.
Los niños que cuentan con abuelos(as) que se dan el espacio y el tiempo para narrarles acerca de los hechos y personas que han sido significativas en la historia familiar facilitan al niño la identificación con sus raíces y entender, por ejemplo, cómo era su papá o su mamá cuando eran pequeños y entender algunas de sus características, así como comprender los significados de los ritos familiares.
Cualquiera que sean las dificultades que surjan en las parejas, separaciones, divorcios, crisis, peleas entre los adultos, los niños ni los abuelos deberían ser privados de un vínculo que es tan fortalecedor y enriquecedor para ambos.
Una hija que se había distanciado afectivamente de su suegra por razones bastante válidas, decía: “Creo que sería muy injusto de mi parte interferir en la relación de la abuela con los nietos y estoy segura que a la larga mis hijos me pasarían la cuenta de haberlos separado de la familia de su papá”.
No siempre es posible, ya que será asumir una actitud tan sabia, pero es necesario tener una actitud generosa que evite que los niños paguen la cuenta de los conflictos familiares.
Cuando los abuelos en las situaciones de divorcio mantienen una actitud respetuosa y cercana, pueden ser de gran ayuda para ayudar a sobrellevar la tristeza que en forma inevitablemente les produce un divorcio.
Es como una especie de refugio seguro y quizás la instalación de un diálogo inteligente que le muestre que al niño que a pesar de la separación de sus padres es parte y cuenta con una familia para cuidarlo y protegerlo.
El nacimiento de un niño es para los abuelos una conexión con el milagro la vida, que compensa una etapa que con frecuencia está marcada por las pérdidas. Es la enorme felicidad de ver a los hijos convertirse en padres y de recibir una vida que empieza.
Una abuela reciente me confesaba que antes de serlo, ella no lograba entender esa majadería de sus amigas de hablar en forma compulsiva de los nietos, pero que ahora que se había convertido en una abuela, le costaba trabajo no abrumar a sus amistades que aún no tenían la dicha de ser abuelos con las anécdotas y los cuentos de los logros de su nieta de pocos meses.
Hay dos temas en que los abuelos deben ser extremadamente cuidadosos: el primero es la necesidad de no desautorizar a los padres, que son en definitiva los encargados de educar al niño, y el segundo es tener una actitud justa para con los nietos; ello se demuestra en las expresiones de afecto, en los regalos y en el tiempo dedicado.
Demostrar marcada preferencia por alguno de los nietos puede dañar a otros y además interfiere la relación entre los niños, que pueden marginar a uno por sentirlo el preferido: Además compromete la relación con sus hijos, sus yernos y nueras.
Si bien el corazón no se manda tan fácil y usted tiene derecho a tener debilidad por alguno. De nuestras acciones sí somos responsables y ellas deben ser justas para no provocar discriminaciones y diferencias que pueden ser muy dolorosas y dañinas.
Intente, sin embargo, personalizar la relación a medida que van creciendo, por ejemplo puede salir a solas con cada uno, con ocasión de su cumpleaños a celebrar ese maravilloso regalo que es cada nieto(a).
Cada día más padres jóvenes están valorando la ventaja de pertenecer a una familia extensa, en que se mantienen y reconocen la importancia de los lazos familiares.
Tener abuelos cercanos y cariñosos reporta a los niños enormes beneficios, ya que aumenta su sensación de pertenencia a un grupo en el que se sienten importantes, queridos y protegidos.
Habitualmente son los abuelos y con más frecuencia, para ser justos, las abuelas, quienes se hacen cargo de la función de mantener cohesionada la familia, a través de las celebraciones y ritos familiares y de la presencia en los momentos significativos, que van constituyendo una especie de cultura familiar, que los niños perciben y valoran.
La pregunta ¿Abu, vas a venir a mi presentación? es un ejemplo de cómo los niños aprecian la presencia y compañía de sus abuelos.
En la mayoría de las familias, los abuelos son un nexo con el pasado y los que conectan a las nuevas generaciones con la narrativa familiar. En este sentido son depositarios y transmisores de la historia familiar.
Los niños que cuentan con abuelos(as) que se dan el espacio y el tiempo para narrarles acerca de los hechos y personas que han sido significativas en la historia familiar facilitan al niño la identificación con sus raíces y entender, por ejemplo, cómo era su papá o su mamá cuando eran pequeños y entender algunas de sus características, así como comprender los significados de los ritos familiares.
Cualquiera que sean las dificultades que surjan en las parejas, separaciones, divorcios, crisis, peleas entre los adultos, los niños ni los abuelos deberían ser privados de un vínculo que es tan fortalecedor y enriquecedor para ambos.
Una hija que se había distanciado afectivamente de su suegra por razones bastante válidas, decía: “Creo que sería muy injusto de mi parte interferir en la relación de la abuela con los nietos y estoy segura que a la larga mis hijos me pasarían la cuenta de haberlos separado de la familia de su papá”.
No siempre es posible, ya que será asumir una actitud tan sabia, pero es necesario tener una actitud generosa que evite que los niños paguen la cuenta de los conflictos familiares.
Cuando los abuelos en las situaciones de divorcio mantienen una actitud respetuosa y cercana, pueden ser de gran ayuda para ayudar a sobrellevar la tristeza que en forma inevitablemente les produce un divorcio.
Es como una especie de refugio seguro y quizás la instalación de un diálogo inteligente que le muestre que al niño que a pesar de la separación de sus padres es parte y cuenta con una familia para cuidarlo y protegerlo.
El nacimiento de un niño es para los abuelos una conexión con el milagro la vida, que compensa una etapa que con frecuencia está marcada por las pérdidas. Es la enorme felicidad de ver a los hijos convertirse en padres y de recibir una vida que empieza.
Una abuela reciente me confesaba que antes de serlo, ella no lograba entender esa majadería de sus amigas de hablar en forma compulsiva de los nietos, pero que ahora que se había convertido en una abuela, le costaba trabajo no abrumar a sus amistades que aún no tenían la dicha de ser abuelos con las anécdotas y los cuentos de los logros de su nieta de pocos meses.
Hay dos temas en que los abuelos deben ser extremadamente cuidadosos: el primero es la necesidad de no desautorizar a los padres, que son en definitiva los encargados de educar al niño, y el segundo es tener una actitud justa para con los nietos; ello se demuestra en las expresiones de afecto, en los regalos y en el tiempo dedicado.
Demostrar marcada preferencia por alguno de los nietos puede dañar a otros y además interfiere la relación entre los niños, que pueden marginar a uno por sentirlo el preferido: Además compromete la relación con sus hijos, sus yernos y nueras.
Si bien el corazón no se manda tan fácil y usted tiene derecho a tener debilidad por alguno. De nuestras acciones sí somos responsables y ellas deben ser justas para no provocar discriminaciones y diferencias que pueden ser muy dolorosas y dañinas.
Intente, sin embargo, personalizar la relación a medida que van creciendo, por ejemplo puede salir a solas con cada uno, con ocasión de su cumpleaños a celebrar ese maravilloso regalo que es cada nieto(a).