Por Neva Milicic, sicóloga.
Fortalecer el potencial de innovación de los niños no sólo constituye un regalo maravilloso para los hijos, sino que puede ser altamente beneficioso para el país y por qué no para la humanidad.
Los niños y adolescentes de esta generación deberán hacerse cargo cuando sean adultos de encontrar soluciones a problemas crónicos que les heredamos sin solucionar, como la pobreza, las brechas educacionales, el cambio climático, como producto del calentamiento global, con su secuela de catástrofes naturales, así como de los problemas de salud pendientes y los emergentes, como la droga, el alcoholismo, la delincuencia, las enfermedades psiquiátricas, con sus secuelas de sufrimiento para los que las sufren y para sus familias, y muchos otros que sería largo enumerar.
Por lo tanto, es imprescindible que ellos desarrollen una actitud innovadora.
El tema de esta columna me lo sugirió la lectura del libro de Paula Escobar “Retrato de innovadores”, quien a través de quince entrevistas a hombres y mujeres de diferentes áreas va dando testimonio de cómo lograron encontrar soluciones originales y efectivas en sus dominios específicos desde una perspectiva personal.
Para ellos, como plantea Alfonso Gómez en el prólogo, “la aventura de innovar constituye una irrenunciable opción de vida”.
Innovar no siempre es fácil y, tal como sugiere la autora del libro, en su análisis de las entrevistas, supone aceptar el riesgo de equivocarse y de fracasar.
De la lectura de las narrativas de sus entrevistados, ella infiere y, con razón, que las raíces de una actitud emprendedora se encuentran en la educación recibida en la infancia, en el contexto familiar y escolar.
Los entrevistados tuvieron padres o profesores que les abrieron la mente a preguntarse y buscar soluciones originales, más que alentarlos a una actitud conformista y de quedarse con las soluciones ya encontradas por otros.
Las historias sugieren que muchos de estos niños creativos no siempre lo pasaron bien en su vida escolar; uno de ellos, Van Jones —que buscó cooperar la superación de la pobreza a través de un enfoque ecológico—, contaba que en el colegio tenía como un especie de imán para los abusadores.
La diferencia, aunque sea positiva, suele ser castigada especialmente en la infancia, donde la búsqueda de la uniformidad suele ser la norma.
En relación con la influencia de la educación, Jimmy Wales, creador de la famosa enciclopedia por internet “Wikipedia”, atribuye parte de su éxito a la educación Montessori recibida en el colegio de su madre y su abuela, donde tenía la libertad de elegir que haría en el día y a qué velocidad necesitaba aprender.
Sin duda, si hay algo que caracteriza a los innovadores es que disfrutan de una gran libertad interior y una capacidad de asumir el hecho de que tomar decisiones supone ciertos riesgos.
El rol de la familia es crucial en el logro de una actitud innovadora. Los relatos de las entrevistas apuntan a que estas familias apoyaron a sus hijos en el derecho a ser diferentes y que los estimularon y valoraron el proceso de ir en búsqueda de la originalidad.
Otra característica de las familias de los niños emprendedores es que acompañan a sus hijos en sus actitudes de emprendimiento, les abren horizontes y valoran sus intereses y sus talentos, dándoles oportunidades de desarrollarlos.
En la lectura de las entrevistas, los lectores interesados en educar niños innovadores encontrarán innumerables ejemplos acerca de cómo lograrlo; lea las entrevistas y revise si su modelo educativo favorece o frena la innovación de sus hijos.
Fortalecer el potencial de innovación de los niños no sólo constituye un regalo maravilloso para los hijos, sino que puede ser altamente beneficioso para el país y por qué no para la humanidad.
Los niños y adolescentes de esta generación deberán hacerse cargo cuando sean adultos de encontrar soluciones a problemas crónicos que les heredamos sin solucionar, como la pobreza, las brechas educacionales, el cambio climático, como producto del calentamiento global, con su secuela de catástrofes naturales, así como de los problemas de salud pendientes y los emergentes, como la droga, el alcoholismo, la delincuencia, las enfermedades psiquiátricas, con sus secuelas de sufrimiento para los que las sufren y para sus familias, y muchos otros que sería largo enumerar.
Por lo tanto, es imprescindible que ellos desarrollen una actitud innovadora.
El tema de esta columna me lo sugirió la lectura del libro de Paula Escobar “Retrato de innovadores”, quien a través de quince entrevistas a hombres y mujeres de diferentes áreas va dando testimonio de cómo lograron encontrar soluciones originales y efectivas en sus dominios específicos desde una perspectiva personal.
Para ellos, como plantea Alfonso Gómez en el prólogo, “la aventura de innovar constituye una irrenunciable opción de vida”.
Innovar no siempre es fácil y, tal como sugiere la autora del libro, en su análisis de las entrevistas, supone aceptar el riesgo de equivocarse y de fracasar.
De la lectura de las narrativas de sus entrevistados, ella infiere y, con razón, que las raíces de una actitud emprendedora se encuentran en la educación recibida en la infancia, en el contexto familiar y escolar.
Los entrevistados tuvieron padres o profesores que les abrieron la mente a preguntarse y buscar soluciones originales, más que alentarlos a una actitud conformista y de quedarse con las soluciones ya encontradas por otros.
Las historias sugieren que muchos de estos niños creativos no siempre lo pasaron bien en su vida escolar; uno de ellos, Van Jones —que buscó cooperar la superación de la pobreza a través de un enfoque ecológico—, contaba que en el colegio tenía como un especie de imán para los abusadores.
La diferencia, aunque sea positiva, suele ser castigada especialmente en la infancia, donde la búsqueda de la uniformidad suele ser la norma.
En relación con la influencia de la educación, Jimmy Wales, creador de la famosa enciclopedia por internet “Wikipedia”, atribuye parte de su éxito a la educación Montessori recibida en el colegio de su madre y su abuela, donde tenía la libertad de elegir que haría en el día y a qué velocidad necesitaba aprender.
Sin duda, si hay algo que caracteriza a los innovadores es que disfrutan de una gran libertad interior y una capacidad de asumir el hecho de que tomar decisiones supone ciertos riesgos.
El rol de la familia es crucial en el logro de una actitud innovadora. Los relatos de las entrevistas apuntan a que estas familias apoyaron a sus hijos en el derecho a ser diferentes y que los estimularon y valoraron el proceso de ir en búsqueda de la originalidad.
Otra característica de las familias de los niños emprendedores es que acompañan a sus hijos en sus actitudes de emprendimiento, les abren horizontes y valoran sus intereses y sus talentos, dándoles oportunidades de desarrollarlos.
En la lectura de las entrevistas, los lectores interesados en educar niños innovadores encontrarán innumerables ejemplos acerca de cómo lograrlo; lea las entrevistas y revise si su modelo educativo favorece o frena la innovación de sus hijos.