Por Neva Milicic, psicóloga.
Los padres, quiéranlo o no, transmiten a sus hijos sus creencias acerca de la realidad, acerca de las personas que los rodean y sí mismos.
Las creencias son una convicción personal acerca de algo, que actúan como un juicio bastante definitivo sobre la realidad y que pone una especie de anteojos para mirar el mundo.
Se forman a partir de las experiencias que las personas tienen y se tienden a asumir como un patrón que orienta el actuar.
Pueden ser positivas, como cuando un padre le transmite a su hijo la idea de que siempre se puede mejorar, pero también pueden limitar la visión del niño.
Por ejemplo, el refrán "Juan Segura vivió muchos años" tiene un lado positivo, pero puede ser limitante en la capacidad de emprender y correr riesgos.
Es conveniente revisar los sistemas de creencias que se les están transmitiendo a los hijos, ya que algunos pueden ser obstaculizadores del crecimiento personal, y será conveniente no sólo por los hijos sino por los propios padres deshacerse de ellos.
Una creencia que limita a los niños, los hace sentirse poco felices y les baja la autoestima es la de que es necesario hacerlo todo perfecto.
Los niños educados así no tienen permiso para equivocarse, y muchas veces pueden desarrollar grandes sentimientos de culpa cuando comenten errores.
Cambiar esta creencia por la idea de "Nadie es perfecto" es muy recomendable.
Otra creencia que puede ser muy nociva es que se debe ser aceptado por todos.
Un niño educado bajo este paradigma crecerá aplastado por las expectativas ajenas y no podrá ser realmente quien quiere ser por agradar a los demás.
El costo lleva a una pérdida de identidad porque obliga a ocultar o distorsionar partes de sí mismo.
Las creencias que los padres entregan a los niños acerca de sí mismos, de sus características, de sus cualidades y de sus defectos son de la mayor importancia para la construcción del proyecto personal.
Un niño que hace suyas creencias positivas acerca de sus capacidades, en el futuro tendrá más confianza en sí mismo y pondrá más energía en el logro de sus proyectos personales.
Cuídese de traspasar a sus hijos mensajes negativos y desconfiados, y en la medida de lo posible céntrese en entregarle creencias que lo fortalezcan en sus capacidades de enfrentar con alegría y seguridad los desafíos que le toque enfrentar.
Los padres, quiéranlo o no, transmiten a sus hijos sus creencias acerca de la realidad, acerca de las personas que los rodean y sí mismos.
Las creencias son una convicción personal acerca de algo, que actúan como un juicio bastante definitivo sobre la realidad y que pone una especie de anteojos para mirar el mundo.
Se forman a partir de las experiencias que las personas tienen y se tienden a asumir como un patrón que orienta el actuar.
Pueden ser positivas, como cuando un padre le transmite a su hijo la idea de que siempre se puede mejorar, pero también pueden limitar la visión del niño.
Por ejemplo, el refrán "Juan Segura vivió muchos años" tiene un lado positivo, pero puede ser limitante en la capacidad de emprender y correr riesgos.
Es conveniente revisar los sistemas de creencias que se les están transmitiendo a los hijos, ya que algunos pueden ser obstaculizadores del crecimiento personal, y será conveniente no sólo por los hijos sino por los propios padres deshacerse de ellos.
Una creencia que limita a los niños, los hace sentirse poco felices y les baja la autoestima es la de que es necesario hacerlo todo perfecto.
Los niños educados así no tienen permiso para equivocarse, y muchas veces pueden desarrollar grandes sentimientos de culpa cuando comenten errores.
Cambiar esta creencia por la idea de "Nadie es perfecto" es muy recomendable.
Otra creencia que puede ser muy nociva es que se debe ser aceptado por todos.
Un niño educado bajo este paradigma crecerá aplastado por las expectativas ajenas y no podrá ser realmente quien quiere ser por agradar a los demás.
El costo lleva a una pérdida de identidad porque obliga a ocultar o distorsionar partes de sí mismo.
Las creencias que los padres entregan a los niños acerca de sí mismos, de sus características, de sus cualidades y de sus defectos son de la mayor importancia para la construcción del proyecto personal.
Un niño que hace suyas creencias positivas acerca de sus capacidades, en el futuro tendrá más confianza en sí mismo y pondrá más energía en el logro de sus proyectos personales.
Cuídese de traspasar a sus hijos mensajes negativos y desconfiados, y en la medida de lo posible céntrese en entregarle creencias que lo fortalezcan en sus capacidades de enfrentar con alegría y seguridad los desafíos que le toque enfrentar.