Según estudio, un niño obeso tiene un 63 por ciento más de posibilidades de ser hostigado que un niño delgado.
Por Agencia Reuters.
Los niños pequeños obesos son más propensos a sufrir el hostigamiento de sus pares que los niños delgados, sin importar su sexo, etnia, capacidades sociales o logros académicos, según demostró un estudio publicado en Pediatrics.
Este resultado es "muy alarmante", dijo a Reuters Health la doctora Julie C. Lumeng, de la University of Michigan, Ann Arbor, que dirigió el estudio.
"A diferencia de la década de 1980, hoy hay muchos niños obesos. En algunas escuelas, la mitad de la clase tiene sobrepeso (...) de modo que pensé que ser obeso ya no provocaba el hostigamiento entre pares. Estaba equivocada", afirmó.
El estudio incluyó a 821 varones y mujeres de entre 8 y 11 años. En tercer grado, el 17 por ciento de los niños eran obesos y el 15 por ciento tenían sobrepeso.
Un cuarto de los participantes dijo que era víctima del hostigamiento entre pares, aunque sus madres dijeron que el 45 por ciento sufría este problema.
Según el equipo, un niño obeso tenía un 63 por ciento más de posibilidades de ser hostigado que un niño delgado.
Y eso era "igualmente significativo" para varones y mujeres, blancos y no blancos, hijos de familias con y sin recursos, y en todo tipo de escuelas en las 10 ciudades donde se realizó el estudio.
Lumeng creyó también que encontraría factores protectores, como poseer buenas capacidades sociales o tener un buen rendimiento escolar.
"Pensé que eso protegería a los niños obesos del acoso. Pero sin importar cómo realizáramos el análisis, la relación entre ser obeso y ser víctima del hostigamiento entre pares se mantenía", dijo Lumeng.
"Los padres de niños obesos consideran que esta es una de las principales preocupaciones para la salud de sus hijos", escribió el equipo.
Además, los niños obesos víctimas del hostigamiento padecen más depresión, ansiedad y soledad.
Este problema ha recibido más atención desde el suicidio en enero de Phoebe Prince, de 15 años.
Prince había sido víctima del hostigamiento de otros estudiantes durante meses en un colegio secundario de South Hadley, Massachesetts.
"No existe una solución sencilla para este problema", dijo Lumeng a Reuters Health.
"Pienso que refleja el prejuicio general que existe contra la gente obesa" y los niños, aun muy pequeños, ya lo perciben.
Desde el punto de vista social, "es importante utilizar mensajes para reducir los halagos a la delgadez y los estereotipos negativos asociados con la obesidad o el sobrepeso", dijo el equipo en la revista Pediatrics.
Lumeng está precoupada también por la "visión perversa" de que la obesidad se debe a la falta de autocontrol con la comida y el sedentarismo.
Si bien comer en exceso y no hacer ejercicio son parte de la enfermedad, "ésta es mucho más compleja que eso, y realmente debemos trabajar para cambiar esa visión sobre las causas de la obesidad", señaló.
El doctor Matthew Davis, que no participó en el estudio, coincidió con la autora.
Opinó que debería alentarse a los adultos a "modelar la buena conducta de los niños a través de no realizar comentarios negativos sobre el peso de otras personas".
"Las escuelas enfrentan cada vez más el problema del hostigamiento, pero no siempre, o frecuentemente, los programas incluyen el peso de los niños como eje de la prevención", dijo a Reuters Health.
Davis, que dirige la Encuesta Nacional de Salud Infantil del Hospital de Niños CS Mott, de la University of Michigan, agregó: "Dado que la obesidad afecta a uno de cada cinco o seis niños en Estados Unidos, los padres deberían promover que las autoridades escolares se ocupen de la enfermedad en las intervenciones preventivas".
Por Agencia Reuters.
Los niños pequeños obesos son más propensos a sufrir el hostigamiento de sus pares que los niños delgados, sin importar su sexo, etnia, capacidades sociales o logros académicos, según demostró un estudio publicado en Pediatrics.
Este resultado es "muy alarmante", dijo a Reuters Health la doctora Julie C. Lumeng, de la University of Michigan, Ann Arbor, que dirigió el estudio.
"A diferencia de la década de 1980, hoy hay muchos niños obesos. En algunas escuelas, la mitad de la clase tiene sobrepeso (...) de modo que pensé que ser obeso ya no provocaba el hostigamiento entre pares. Estaba equivocada", afirmó.
El estudio incluyó a 821 varones y mujeres de entre 8 y 11 años. En tercer grado, el 17 por ciento de los niños eran obesos y el 15 por ciento tenían sobrepeso.
Un cuarto de los participantes dijo que era víctima del hostigamiento entre pares, aunque sus madres dijeron que el 45 por ciento sufría este problema.
Según el equipo, un niño obeso tenía un 63 por ciento más de posibilidades de ser hostigado que un niño delgado.
Y eso era "igualmente significativo" para varones y mujeres, blancos y no blancos, hijos de familias con y sin recursos, y en todo tipo de escuelas en las 10 ciudades donde se realizó el estudio.
Lumeng creyó también que encontraría factores protectores, como poseer buenas capacidades sociales o tener un buen rendimiento escolar.
"Pensé que eso protegería a los niños obesos del acoso. Pero sin importar cómo realizáramos el análisis, la relación entre ser obeso y ser víctima del hostigamiento entre pares se mantenía", dijo Lumeng.
"Los padres de niños obesos consideran que esta es una de las principales preocupaciones para la salud de sus hijos", escribió el equipo.
Además, los niños obesos víctimas del hostigamiento padecen más depresión, ansiedad y soledad.
Este problema ha recibido más atención desde el suicidio en enero de Phoebe Prince, de 15 años.
Prince había sido víctima del hostigamiento de otros estudiantes durante meses en un colegio secundario de South Hadley, Massachesetts.
"No existe una solución sencilla para este problema", dijo Lumeng a Reuters Health.
"Pienso que refleja el prejuicio general que existe contra la gente obesa" y los niños, aun muy pequeños, ya lo perciben.
Desde el punto de vista social, "es importante utilizar mensajes para reducir los halagos a la delgadez y los estereotipos negativos asociados con la obesidad o el sobrepeso", dijo el equipo en la revista Pediatrics.
Lumeng está precoupada también por la "visión perversa" de que la obesidad se debe a la falta de autocontrol con la comida y el sedentarismo.
Si bien comer en exceso y no hacer ejercicio son parte de la enfermedad, "ésta es mucho más compleja que eso, y realmente debemos trabajar para cambiar esa visión sobre las causas de la obesidad", señaló.
El doctor Matthew Davis, que no participó en el estudio, coincidió con la autora.
Opinó que debería alentarse a los adultos a "modelar la buena conducta de los niños a través de no realizar comentarios negativos sobre el peso de otras personas".
"Las escuelas enfrentan cada vez más el problema del hostigamiento, pero no siempre, o frecuentemente, los programas incluyen el peso de los niños como eje de la prevención", dijo a Reuters Health.
Davis, que dirige la Encuesta Nacional de Salud Infantil del Hospital de Niños CS Mott, de la University of Michigan, agregó: "Dado que la obesidad afecta a uno de cada cinco o seis niños en Estados Unidos, los padres deberían promover que las autoridades escolares se ocupen de la enfermedad en las intervenciones preventivas".