La mitad de las mujeres le dedica todo su tiempo libre a la familia y hasta para descansar ella es multitarea. La igualdad de género en el uso del tiempo libre es un desafío pendiente.
Po Paula Leighton, El Mercurio.
La mirada de Alicia es una mezcla de perplejidad y sorpresa cuando le preguntamos en qué ocupa su tiempo libre.
Tras unos segundos responde "después del trabajo me voy a la casa, hago el aseo, veo las tareas con los niños y preparo la comida para cuando llegue mi marido".
¿Pero su tiempo libre? "Bueno, disfruto harto con los niños y los fines de semana vamos al club deportivo donde las mamás aprovechamos esas dos horas en que los niños y los maridos juegan para conversar de nuestras cosas".
Alicia es el ejemplo más clásico de cómo las mujeres experimentan el tiempo libre asociado a su rol tradicional en la familia y como una simultaneidad entre varios ámbitos.
"Veo la tele mientras hago la comida" o "descanso mientras manejo o me baño", son frases que rescata el Informe sobre Desarrollo Humano (IDH) en Chile 2010, lanzado la semana pasada y cuyo tema central es "Género: los desafíos de la igualdad".
El informe revela que la mayor inserción laboral femenina o un ingreso equitativo para ambos géneros no son los únicos desafíos para la igualdad.
En Chile el tiempo dedicado al esparcimiento también muestra brechas entre hombres y mujeres.
Para las mujeres el descanso es un bien más escaso que para los hombres. Mientras ellas tienen 270 minutos libres a la semana, ellos cuentan con 305.
El 50% de las mujeres dice que le dedica todo su tiempo libre a la familia, en comparación con 33% de los hombres.
Y de ellas, el 40% dice que siempre piensa en las necesidades de los demás antes que en las propias, opinión que identifica a 25% de los hombres.
Lograr un Equilibrio
"Las mujeres se dan poco tiempo para ellas mismas. En general, su tiempo libre se estructura en función de los tiempos y necesidades de otros. El hombre, en cambio, al no hacerse responsable de la misma cantidad de labores domésticas y familiares puede mantener más tiempo para sí y esa diferencia muchas veces pone un estrés a la relación", explica Pablo González, coordinador del informe del PNUD.
Érika Castro, psicóloga y directora del Instituto Familia Educa, plantea que cuando las mujeres están desbordadas por su multiplicidad de roles, les sugiere una analogía con el aterrizaje de emergencia: póngase la máscara de oxígeno primero para después poder ponérsela a sus hijos.
"Muchas reaccionan totalmente en contra: '¡cómo voy a posponer a mis hijos!'", cuenta. Y en realidad, agrega Castro, "una mujer que logra un equilibrio entre la vida familiar y su desarrollo personal también beneficia a todo su entorno: se siente más realizada y, por lo tanto, está más disponible y serena para ejercer sus roles de madre, esposa y profesional".
La antropóloga Sonia Montecino, subraya que el tiempo libre mezclado con alguna labor doméstica o de crianza "es un 'destino' que las mujeres no podrán mutar solas.
Transformar esta realidad es también tarea de los hombres, en la medida en que es preciso reorganizar equitativamente el peso de las labores domésticas entre ambos".
Una mayor participación social de la mujer, a juicio de Montecino, amplía y enriquece los espacios políticos y culturales.
"Y permite que no sólo las mujeres accedan a nuevos horizontes, también los hombres pueden acceder a otros mundos: los privados y sus sentidos reproductivos".
Más Amigos
Uno de los avances que refleja el informe del PNUD es que en los últimos 10 años han bajado de forma importante las personas que dicen no tener amigos.
Entre 2001 y 2009 la cifra cayó de 41% a 22% entre las mujeres y de 30% a 13% para los hombres.
Para la mujer, dice el estudio, esto podría vincularse con un aumento de su participación en el espacio público (educacional, laboral y de organizaciones sociales) y una disminución relativa en el peso de la familia como parte de la propia identidad.
Para Sonia Montecino, esta alza en los amigos podría deberse también a un nuevo concepto de 'amigo' asociado a las redes sociales virtuales, "pero que no implica necesariamente la sociabilidad presencial, que compone el diálogo amistoso entre los seres humanos".
Po Paula Leighton, El Mercurio.
La mirada de Alicia es una mezcla de perplejidad y sorpresa cuando le preguntamos en qué ocupa su tiempo libre.
Tras unos segundos responde "después del trabajo me voy a la casa, hago el aseo, veo las tareas con los niños y preparo la comida para cuando llegue mi marido".
¿Pero su tiempo libre? "Bueno, disfruto harto con los niños y los fines de semana vamos al club deportivo donde las mamás aprovechamos esas dos horas en que los niños y los maridos juegan para conversar de nuestras cosas".
Alicia es el ejemplo más clásico de cómo las mujeres experimentan el tiempo libre asociado a su rol tradicional en la familia y como una simultaneidad entre varios ámbitos.
"Veo la tele mientras hago la comida" o "descanso mientras manejo o me baño", son frases que rescata el Informe sobre Desarrollo Humano (IDH) en Chile 2010, lanzado la semana pasada y cuyo tema central es "Género: los desafíos de la igualdad".
El informe revela que la mayor inserción laboral femenina o un ingreso equitativo para ambos géneros no son los únicos desafíos para la igualdad.
En Chile el tiempo dedicado al esparcimiento también muestra brechas entre hombres y mujeres.
Para las mujeres el descanso es un bien más escaso que para los hombres. Mientras ellas tienen 270 minutos libres a la semana, ellos cuentan con 305.
El 50% de las mujeres dice que le dedica todo su tiempo libre a la familia, en comparación con 33% de los hombres.
Y de ellas, el 40% dice que siempre piensa en las necesidades de los demás antes que en las propias, opinión que identifica a 25% de los hombres.
Lograr un Equilibrio
"Las mujeres se dan poco tiempo para ellas mismas. En general, su tiempo libre se estructura en función de los tiempos y necesidades de otros. El hombre, en cambio, al no hacerse responsable de la misma cantidad de labores domésticas y familiares puede mantener más tiempo para sí y esa diferencia muchas veces pone un estrés a la relación", explica Pablo González, coordinador del informe del PNUD.
Érika Castro, psicóloga y directora del Instituto Familia Educa, plantea que cuando las mujeres están desbordadas por su multiplicidad de roles, les sugiere una analogía con el aterrizaje de emergencia: póngase la máscara de oxígeno primero para después poder ponérsela a sus hijos.
"Muchas reaccionan totalmente en contra: '¡cómo voy a posponer a mis hijos!'", cuenta. Y en realidad, agrega Castro, "una mujer que logra un equilibrio entre la vida familiar y su desarrollo personal también beneficia a todo su entorno: se siente más realizada y, por lo tanto, está más disponible y serena para ejercer sus roles de madre, esposa y profesional".
La antropóloga Sonia Montecino, subraya que el tiempo libre mezclado con alguna labor doméstica o de crianza "es un 'destino' que las mujeres no podrán mutar solas.
Transformar esta realidad es también tarea de los hombres, en la medida en que es preciso reorganizar equitativamente el peso de las labores domésticas entre ambos".
Una mayor participación social de la mujer, a juicio de Montecino, amplía y enriquece los espacios políticos y culturales.
"Y permite que no sólo las mujeres accedan a nuevos horizontes, también los hombres pueden acceder a otros mundos: los privados y sus sentidos reproductivos".
Más Amigos
Uno de los avances que refleja el informe del PNUD es que en los últimos 10 años han bajado de forma importante las personas que dicen no tener amigos.
Entre 2001 y 2009 la cifra cayó de 41% a 22% entre las mujeres y de 30% a 13% para los hombres.
Para la mujer, dice el estudio, esto podría vincularse con un aumento de su participación en el espacio público (educacional, laboral y de organizaciones sociales) y una disminución relativa en el peso de la familia como parte de la propia identidad.
Para Sonia Montecino, esta alza en los amigos podría deberse también a un nuevo concepto de 'amigo' asociado a las redes sociales virtuales, "pero que no implica necesariamente la sociabilidad presencial, que compone el diálogo amistoso entre los seres humanos".