"En nuestra cultura hay un importante grado de delegación de la función educativa en las madres, lo que deriva en una presencia insuficiente de la figura paterna".
Por Neva Milicic, sicóloga.
La relación con el padre marca profundamente el psiquismo infantil y para los niños será parte de su herencia ancestral, que constituye un legado para la forma en que ellos y ellas ejercerán sus roles parentales en el futuro.
Que en la sociedad actual hay un cambio en la forma de ejercer la paternidad es un hecho indiscutible.
Los buenos padres de las nuevas generaciones están cada vez más conscientes de la importancia de la paternidad, y por ello se hacen cada vez más cargo del cuidado de sus hijos y comparten con las madres las funciones propias de la crianza.
De un rol de procrear y de proveer hay una evolución a entender que a través de los cuidados que se le otorgan a un hijo desde los primeros días, se producen los vínculos que serán la base de la construcción de una relación sólida con ellos.
Así, los hombres han cambiado de un rol más periférico a uno más protagónico y nutritivo.
Para los hombres es más complejo asumir la paternidad que para las mujeres la maternidad, ya que en todas las especies, el sexo femenino está biológicamente programado para el embarazo, la lactancia y para secretar ocitonina, que se ha llamado la hormona del cuidado.
Pero, además, la cultura las va preparando a través de diferentes formas y mensajes en la niñez y la adolescencia, para ejercer la maternidad.
Los hombres empiezan a desarrollar esta función cuando el hijo nace, en forma tardía, y por lo tanto desarrollar las competencias parentales no es fácil.
En nuestra cultura hay un importante grado de delegación de la función educativa en las madres, lo que deriva en una presencia insuficiente de la figura paterna.
Pero incluso en están ausencia están la nostalgia y el reclamo por la presencia paterna.
Es en la pertenencia del niño a su familia donde reside la fuerza de la transmisión transgeneracional de la cultura y los valores familiares.
La familia es el más fuerte sistema al que se pertenece y es la figura paterna la que debiera sostener, reconfortar y abrir horizontes, generando un gran impacto en la formación de la identidad de los niños.
Muchas veces los padres no tienen la posibilidad de vivir junto a sus hijos.
En estas ocasiones se hace más necesario que ellos sientan que para sus padres son prioridad uno, que se preocupan de sus necesidades y están disponibles para ellos.
Un vínculo cercano se basa en ese sentimiento de seguridad que da el contar con otro que te quiere y te cuida.
Un padre o un sustituto paterno son indispensables para sentirse querido y protegido en la niñez.
Por ocupado que sea, déjese tiempo para disfrutar su paternidad. ¡Feliz Día del Padre!.
Por Neva Milicic, sicóloga.
La relación con el padre marca profundamente el psiquismo infantil y para los niños será parte de su herencia ancestral, que constituye un legado para la forma en que ellos y ellas ejercerán sus roles parentales en el futuro.
Que en la sociedad actual hay un cambio en la forma de ejercer la paternidad es un hecho indiscutible.
Los buenos padres de las nuevas generaciones están cada vez más conscientes de la importancia de la paternidad, y por ello se hacen cada vez más cargo del cuidado de sus hijos y comparten con las madres las funciones propias de la crianza.
De un rol de procrear y de proveer hay una evolución a entender que a través de los cuidados que se le otorgan a un hijo desde los primeros días, se producen los vínculos que serán la base de la construcción de una relación sólida con ellos.
Así, los hombres han cambiado de un rol más periférico a uno más protagónico y nutritivo.
Para los hombres es más complejo asumir la paternidad que para las mujeres la maternidad, ya que en todas las especies, el sexo femenino está biológicamente programado para el embarazo, la lactancia y para secretar ocitonina, que se ha llamado la hormona del cuidado.
Pero, además, la cultura las va preparando a través de diferentes formas y mensajes en la niñez y la adolescencia, para ejercer la maternidad.
Los hombres empiezan a desarrollar esta función cuando el hijo nace, en forma tardía, y por lo tanto desarrollar las competencias parentales no es fácil.
En nuestra cultura hay un importante grado de delegación de la función educativa en las madres, lo que deriva en una presencia insuficiente de la figura paterna.
Pero incluso en están ausencia están la nostalgia y el reclamo por la presencia paterna.
Es en la pertenencia del niño a su familia donde reside la fuerza de la transmisión transgeneracional de la cultura y los valores familiares.
La familia es el más fuerte sistema al que se pertenece y es la figura paterna la que debiera sostener, reconfortar y abrir horizontes, generando un gran impacto en la formación de la identidad de los niños.
Muchas veces los padres no tienen la posibilidad de vivir junto a sus hijos.
En estas ocasiones se hace más necesario que ellos sientan que para sus padres son prioridad uno, que se preocupan de sus necesidades y están disponibles para ellos.
Un vínculo cercano se basa en ese sentimiento de seguridad que da el contar con otro que te quiere y te cuida.
Un padre o un sustituto paterno son indispensables para sentirse querido y protegido en la niñez.
Por ocupado que sea, déjese tiempo para disfrutar su paternidad. ¡Feliz Día del Padre!.