"Los juegos que se juegan en la infancia tienen una gran importancia para el desarrollo cognitivo y emocional de la familia".
Por Neva Milicic, sicóloga.
La pregunta sobre si estamos desarrollando la imaginación de los niños y niñas, o los estamos condenando a vivir encerrados en un mundo sin lugar para la fantasía, lleno de informaciones que a veces les significan poco, es una interrogante relevante al evaluar el cómo educamos a nuestros hijos.
Esta reflexión me surge de la lectura de un cuento del reconocido escritor italiano Antonio Tabucci, en su libro el "El tiempo envejece deprisa".
El protagonista de la historia está enfermo, en una cama de hospital y de pronto le surge entre los buenos recuerdos de infancia un juego que le proponía un tío con quien tenía una relación entrañable.
Dice el texto: "¿Y si jugáramos al juego del si? El recuerdo le llegó como una voz desde la mesa de al lado, como si su tío estuviera allí, detrás del seto que delimitaba la terraza del café. Esta vez era la voz de su tío, y, por lo demás, aquel juego se lo había inventado él.
¿Por qué? Porque el juego del si sienta bien a la imaginación, sobre todo en determinados días de lluvia".
Más adelante, recuerda alguna de las interrogantes fantasiosas que le hacía su tío. "¿Y si me fuera a Honduras? ¿Y si el gato maltés tocara el piano y cantará en francés?".
Variaciones de esta simple pregunta pueden ser muchas y pueden echar a volar la imaginación de los niños, liberándolos de la prisión del aquí y el ahora.
¿Qué tal si viniera a visitarnos al Presidente Obama? ¿Y si hoy pudiera volar a Moscú? ¿Y si pudiéramos ir a Marte? ¿Y si encontráramos un remedio para los niños que no pueden ver? Estas y otras preguntas son las que han permitido cambiar a la humanidad y han producido conductas activas de innovación frente a la realidad.
Si los que detentan el poder usan la imaginación para encontrar las soluciones, el mundo sería sin duda un lugar mejor para vivir.
Pero por ahora el jugar en familia al "si", quizás hará su vida familiar más variada y entretenida.
El juego consiste en que alguien invente una pregunta que parta con un planteamiento hipotético y los otros respondan y después invertir los roles.
Aquí no hay respuestas buenas ni malas. La imaginación es un territorio libre de las ataduras de la realidad.
Todas las variaciones a este juego que a usted y a los otros miembros de la familia se les ocurran permitirán desarrollar la fantasía y la creatividad de todos los participantes.
No sería extraño que a partir de esta simple pregunta les surgieran ocurrencias que puedan mejorar la calidad de vida de su grupo familiar.
Los juegos que se juegan en la infancia tienen una gran importancia para el desarrollo cognitivo y emocional de la familia; no sólo se recuerdan toda la vida, sino que también generan vínculos afectivos significativos y entrañables entre los que participan en ellos.
Y este juego en particular tiene la virtud de desarrollar la función más relacionada con la creación humana, que es la imaginación.
Por Neva Milicic, sicóloga.
La pregunta sobre si estamos desarrollando la imaginación de los niños y niñas, o los estamos condenando a vivir encerrados en un mundo sin lugar para la fantasía, lleno de informaciones que a veces les significan poco, es una interrogante relevante al evaluar el cómo educamos a nuestros hijos.
Esta reflexión me surge de la lectura de un cuento del reconocido escritor italiano Antonio Tabucci, en su libro el "El tiempo envejece deprisa".
El protagonista de la historia está enfermo, en una cama de hospital y de pronto le surge entre los buenos recuerdos de infancia un juego que le proponía un tío con quien tenía una relación entrañable.
Dice el texto: "¿Y si jugáramos al juego del si? El recuerdo le llegó como una voz desde la mesa de al lado, como si su tío estuviera allí, detrás del seto que delimitaba la terraza del café. Esta vez era la voz de su tío, y, por lo demás, aquel juego se lo había inventado él.
¿Por qué? Porque el juego del si sienta bien a la imaginación, sobre todo en determinados días de lluvia".
Más adelante, recuerda alguna de las interrogantes fantasiosas que le hacía su tío. "¿Y si me fuera a Honduras? ¿Y si el gato maltés tocara el piano y cantará en francés?".
Variaciones de esta simple pregunta pueden ser muchas y pueden echar a volar la imaginación de los niños, liberándolos de la prisión del aquí y el ahora.
¿Qué tal si viniera a visitarnos al Presidente Obama? ¿Y si hoy pudiera volar a Moscú? ¿Y si pudiéramos ir a Marte? ¿Y si encontráramos un remedio para los niños que no pueden ver? Estas y otras preguntas son las que han permitido cambiar a la humanidad y han producido conductas activas de innovación frente a la realidad.
Si los que detentan el poder usan la imaginación para encontrar las soluciones, el mundo sería sin duda un lugar mejor para vivir.
Pero por ahora el jugar en familia al "si", quizás hará su vida familiar más variada y entretenida.
El juego consiste en que alguien invente una pregunta que parta con un planteamiento hipotético y los otros respondan y después invertir los roles.
Aquí no hay respuestas buenas ni malas. La imaginación es un territorio libre de las ataduras de la realidad.
Todas las variaciones a este juego que a usted y a los otros miembros de la familia se les ocurran permitirán desarrollar la fantasía y la creatividad de todos los participantes.
No sería extraño que a partir de esta simple pregunta les surgieran ocurrencias que puedan mejorar la calidad de vida de su grupo familiar.
Los juegos que se juegan en la infancia tienen una gran importancia para el desarrollo cognitivo y emocional de la familia; no sólo se recuerdan toda la vida, sino que también generan vínculos afectivos significativos y entrañables entre los que participan en ellos.
Y este juego en particular tiene la virtud de desarrollar la función más relacionada con la creación humana, que es la imaginación.