Expresar los afectos, ponerse en el lugar del otro y ceder son temas que en algunos países, como Estados Unidos, se enseñan desde el jardín infantil. Esto, al igual que un pololeo sano en la adolescencia, es indicador de un matrimonio feliz.
Por Amalia Torres, El Mercurio.
Además de clases de matemática, lectura y educación física, cada vez más colegios en Estados Unidos están sumando a su currículo talleres para lograr relaciones amorosas sanas y duraderas.
Esta nueva modalidad también se ha adoptado en Canadá y en varios países de Europa, explica el psiquiatra de la Universidad de Chile Arturo Roizblatt.
Y muchas veces -cuenta- comienza en el jardín infantil, examinando la calidad de los vínculos afectivos o el manejo de las emociones.
Sigue en el colegio, la universidad, y se retoma en algunas empresas "donde se le da mucha importancia a la calidad de vida de los trabajadores", dice el experto.
"En varias universidades ya hay cursos estructurados con temas específicos donde no se hace una terapia, sino que se enseña sobre las relaciones interpersonales: se aprende a ceder, a respetar al otro, a comunicarse efectivamente y a escuchar", dice el doctor Roizblatt.
Los alumnos también adquieren herramientas para manejar la rabia y ponerse en el lugar del otro.
La psicóloga de parejas Susana Ifland ha visto cómo en Estados Unidos desde el jardín infantil se intenta inculcarle estos temas a los niños a través de las tareas diarias.
"En la mañana se les pide que se pongan en una ronda, por ejemplo, y que les digan a los otros niñitos del círculo algo bueno: puede ser que le gusta su peinado, que le agradece por el dulce que le regaló ayer, o cualquier otra cosa".
Expresar estas "caricias positivas" -como denomina Ifland a decir algo bueno, o a demostrarlo a través de una caricia- es esencial para lograr un desarrollo emocional.
"Si un niño está enojado, hay que preguntarle por qué se siente así, qué le molestó, para que transforme en palabras lo que siente", señala Ifland.
Claro que esta labor no es sólo de las parvularias. Los padres también deben intentar que los niños verbalicen sus sentimientos.
La consecuencia de no lograr una buena expresión de los sentimientos en la niñez genera dificultades para entender sus propias emociones y trabas para hablar de ellas cuando se es adulto.
"Cuando a mis pacientes les pregunto si le dijeron a su pareja que la quieren, muchos me responden: 'Para qué, si ya sabe'. Esa reacción está muy relacionada con no haber aprendido a expresar emociones positivas, y por eso tienen que aprender a hacerlo cuando ya son adultos", admite Ifland.
Chile en Deuda
"Es muy importante que en Chile se entreguen recursos para aprender a tener relaciones de pareja estables, comprometidas y satisfactorias, porque no se hace", dice el doctor Roizblatt
Lo mismo opina Susana Ifland, quien además cree que es importante promover un pololeo sano en la adolescencia, "ya que ese ejemplo permite lograr una buena relación amorosa en la adultez".
"Cuando los adolescentes van a una discoteca, no hablan con las personas que conocen, aunque sí empiezan aproximaciones sexuales. Esto genera finalmente relaciones superficiales sin afecto".
Además, agrega Ifland, el hecho de "salir" y no "pololear" es otro síntoma de la falta de compromiso de la juventud actual.
"Si no logran tener una buena relación de pareja en la adolescencia, si no aprenden a conversar con el otro de lo que sienten, puede que sus relaciones amorosas futuras no sean buenas", afirma.
Esto, porque, como dice Carmen Paz Puentes, psicóloga de la unidad de niños y adolescentes del Instituto Chileno de Terapia Familiar, "en los pololeos se practica cómo ser pareja.
Entonces, si se tiene una experiencia positiva, de lograr intimidad, seguridad, confianza, se van a generar sentimientos positivos de estar con otros y se van a desarrollar habilidades para las relaciones futuras".
La mala relación entre los padres también marca a los jóvenes en sus relaciones posteriores.
Sin embargo, admite el doctor Roizblatt, "los hijos de matrimonios bien separados, no obstante el dolor vivido, pueden tener un pronóstico similar en sus relaciones futuras a los hijos de matrimonios bien avenidos".
Quienes reflexionan y entienden los problemas que tuvieron sus padres -explica-, también pueden alcanzar una gratificante relación de pareja adulta.
Pololeo Sano
Antes de comenzar un pololeo adolescente, la psicóloga Susana Ifland les pide a los jóvenes que salgan juntos a tomarse "25 cocacolas".
"La idea es que se vean 25 veces, se conozcan. Muchos me dicen '¡pero nos vamos a volver amigos!'. Y a ellos les respondo que eso sería fantástico, que ésa es la mejor base para comenzar una buena relación".
Acercarse al Adolescente
Para apoyar a los hijos a vivir de buena manera las primeras relaciones amorosas, la psicóloga Carmen Paz Puentes explica que los adultos deben estar disponibles.
"Tienen que crear un contexto para facilitar las conversaciones, que muchas veces van a ser indirectas, porque a los jóvenes les cuesta hablar con sus padres estos temas".
Cuando la temática se discute en el colegio, agrega, es clave que sean los mismos adolescentes quienes propongan los puntos a tratar.
Por Amalia Torres, El Mercurio.
Además de clases de matemática, lectura y educación física, cada vez más colegios en Estados Unidos están sumando a su currículo talleres para lograr relaciones amorosas sanas y duraderas.
Esta nueva modalidad también se ha adoptado en Canadá y en varios países de Europa, explica el psiquiatra de la Universidad de Chile Arturo Roizblatt.
Y muchas veces -cuenta- comienza en el jardín infantil, examinando la calidad de los vínculos afectivos o el manejo de las emociones.
Sigue en el colegio, la universidad, y se retoma en algunas empresas "donde se le da mucha importancia a la calidad de vida de los trabajadores", dice el experto.
"En varias universidades ya hay cursos estructurados con temas específicos donde no se hace una terapia, sino que se enseña sobre las relaciones interpersonales: se aprende a ceder, a respetar al otro, a comunicarse efectivamente y a escuchar", dice el doctor Roizblatt.
Los alumnos también adquieren herramientas para manejar la rabia y ponerse en el lugar del otro.
La psicóloga de parejas Susana Ifland ha visto cómo en Estados Unidos desde el jardín infantil se intenta inculcarle estos temas a los niños a través de las tareas diarias.
"En la mañana se les pide que se pongan en una ronda, por ejemplo, y que les digan a los otros niñitos del círculo algo bueno: puede ser que le gusta su peinado, que le agradece por el dulce que le regaló ayer, o cualquier otra cosa".
Expresar estas "caricias positivas" -como denomina Ifland a decir algo bueno, o a demostrarlo a través de una caricia- es esencial para lograr un desarrollo emocional.
"Si un niño está enojado, hay que preguntarle por qué se siente así, qué le molestó, para que transforme en palabras lo que siente", señala Ifland.
Claro que esta labor no es sólo de las parvularias. Los padres también deben intentar que los niños verbalicen sus sentimientos.
La consecuencia de no lograr una buena expresión de los sentimientos en la niñez genera dificultades para entender sus propias emociones y trabas para hablar de ellas cuando se es adulto.
"Cuando a mis pacientes les pregunto si le dijeron a su pareja que la quieren, muchos me responden: 'Para qué, si ya sabe'. Esa reacción está muy relacionada con no haber aprendido a expresar emociones positivas, y por eso tienen que aprender a hacerlo cuando ya son adultos", admite Ifland.
Chile en Deuda
"Es muy importante que en Chile se entreguen recursos para aprender a tener relaciones de pareja estables, comprometidas y satisfactorias, porque no se hace", dice el doctor Roizblatt
Lo mismo opina Susana Ifland, quien además cree que es importante promover un pololeo sano en la adolescencia, "ya que ese ejemplo permite lograr una buena relación amorosa en la adultez".
"Cuando los adolescentes van a una discoteca, no hablan con las personas que conocen, aunque sí empiezan aproximaciones sexuales. Esto genera finalmente relaciones superficiales sin afecto".
Además, agrega Ifland, el hecho de "salir" y no "pololear" es otro síntoma de la falta de compromiso de la juventud actual.
"Si no logran tener una buena relación de pareja en la adolescencia, si no aprenden a conversar con el otro de lo que sienten, puede que sus relaciones amorosas futuras no sean buenas", afirma.
Esto, porque, como dice Carmen Paz Puentes, psicóloga de la unidad de niños y adolescentes del Instituto Chileno de Terapia Familiar, "en los pololeos se practica cómo ser pareja.
Entonces, si se tiene una experiencia positiva, de lograr intimidad, seguridad, confianza, se van a generar sentimientos positivos de estar con otros y se van a desarrollar habilidades para las relaciones futuras".
La mala relación entre los padres también marca a los jóvenes en sus relaciones posteriores.
Sin embargo, admite el doctor Roizblatt, "los hijos de matrimonios bien separados, no obstante el dolor vivido, pueden tener un pronóstico similar en sus relaciones futuras a los hijos de matrimonios bien avenidos".
Quienes reflexionan y entienden los problemas que tuvieron sus padres -explica-, también pueden alcanzar una gratificante relación de pareja adulta.
Pololeo Sano
Antes de comenzar un pololeo adolescente, la psicóloga Susana Ifland les pide a los jóvenes que salgan juntos a tomarse "25 cocacolas".
"La idea es que se vean 25 veces, se conozcan. Muchos me dicen '¡pero nos vamos a volver amigos!'. Y a ellos les respondo que eso sería fantástico, que ésa es la mejor base para comenzar una buena relación".
Acercarse al Adolescente
Para apoyar a los hijos a vivir de buena manera las primeras relaciones amorosas, la psicóloga Carmen Paz Puentes explica que los adultos deben estar disponibles.
"Tienen que crear un contexto para facilitar las conversaciones, que muchas veces van a ser indirectas, porque a los jóvenes les cuesta hablar con sus padres estos temas".
Cuando la temática se discute en el colegio, agrega, es clave que sean los mismos adolescentes quienes propongan los puntos a tratar.