Por Neva Milicic, psicóloga.
Existe evidencia de que los nacimientos múltiples han tenido un aumento sustantivo en las últimas décadas, como consecuencia de los tratamientos de fertilización asistida, así como un aumento de la edad de la madre, ya que pareciera haber una relación entre la edad en que se tiene un niño y las probabilidades de tener mellizos dicigóticos. Hay estudios que plantean que uno de cada 38 niños es mellizo.
El libro que compiló Audrey C. Sandbank bajo el título "La psicología de mellizos y trillizos", da cuenta de por qué es necesario comprender la importancia de subrayar la individualidad y la independencia de cada niño.
Los mellizos comparten muchísimas experiencias, pero no se ha puesto suficiente atención a las diferencias que se producen.
Existe un entorno no compartido que crea diferencias de vida en su identidad. Este entorno diferente se da desde la vida prenatal y posnatal.
La posición, el lugar en el embarazo, el peso al nacer y quien fue el primero en llegar marcan diferencias en el desarrollo físico y psicológico de los niños.
Incluso los gemelos idénticos tienen parte de su entorno no compartido, lo que ayudará al desarrollo de su individualidad y a generar una narrativa acerca de sí mismo diferente, lo que a su vez influirá en la adquisición de su identidad.
Cuando van creciendo, la mayoría, aunque hay excepciones, crean fuertes vínculos afectivos.
La proximidad física y psicológica tiende a convertirlos en muchos casos en los mejores amigos.
Con el paso del tiempo -a pesar de las grandes similitudes- van logrando individualizarse y aunque los tranquiliza estar juntos, reconocen sus diferencias y les gusta que los demás también lo hagan.
En las parejas de mellizos suele haber uno que es más dominante que el otro. Por ello es necesario establecer relaciones diádicas, es decir, uno a uno con los niños. Ello es importante especialmente para aquel que es menos dominante.
Que los tíos, los abuelos, los padrinos establezcan espacios para estar con cada uno por separado favorece el proceso de desarrollo de ambos, ya que en ese contexto ellos se sentirán únicos y no como "los mellizos".
Es necesario respetar su derecho a jugar y estar juntos, pero también hay que estar atento a que disfruten de espacios para tener experiencias individuales y únicas.
No todas las realidades de los mellizos y los trillizos son similares, algunos tienen más diferencias temperamentales entre ellos, otros tienen más diferencias cognitivas, aunque todos ellos tienen la experiencia común de compartir vínculos muy estrechos, determinados por la experiencia de haber nacido juntos.
Pero, aún así, tienen el derecho a sentirse únicos y diferentes y a construir su propia identidad.
Existe evidencia de que los nacimientos múltiples han tenido un aumento sustantivo en las últimas décadas, como consecuencia de los tratamientos de fertilización asistida, así como un aumento de la edad de la madre, ya que pareciera haber una relación entre la edad en que se tiene un niño y las probabilidades de tener mellizos dicigóticos. Hay estudios que plantean que uno de cada 38 niños es mellizo.
El libro que compiló Audrey C. Sandbank bajo el título "La psicología de mellizos y trillizos", da cuenta de por qué es necesario comprender la importancia de subrayar la individualidad y la independencia de cada niño.
Los mellizos comparten muchísimas experiencias, pero no se ha puesto suficiente atención a las diferencias que se producen.
Existe un entorno no compartido que crea diferencias de vida en su identidad. Este entorno diferente se da desde la vida prenatal y posnatal.
La posición, el lugar en el embarazo, el peso al nacer y quien fue el primero en llegar marcan diferencias en el desarrollo físico y psicológico de los niños.
Incluso los gemelos idénticos tienen parte de su entorno no compartido, lo que ayudará al desarrollo de su individualidad y a generar una narrativa acerca de sí mismo diferente, lo que a su vez influirá en la adquisición de su identidad.
Cuando van creciendo, la mayoría, aunque hay excepciones, crean fuertes vínculos afectivos.
La proximidad física y psicológica tiende a convertirlos en muchos casos en los mejores amigos.
Con el paso del tiempo -a pesar de las grandes similitudes- van logrando individualizarse y aunque los tranquiliza estar juntos, reconocen sus diferencias y les gusta que los demás también lo hagan.
En las parejas de mellizos suele haber uno que es más dominante que el otro. Por ello es necesario establecer relaciones diádicas, es decir, uno a uno con los niños. Ello es importante especialmente para aquel que es menos dominante.
Que los tíos, los abuelos, los padrinos establezcan espacios para estar con cada uno por separado favorece el proceso de desarrollo de ambos, ya que en ese contexto ellos se sentirán únicos y no como "los mellizos".
Es necesario respetar su derecho a jugar y estar juntos, pero también hay que estar atento a que disfruten de espacios para tener experiencias individuales y únicas.
No todas las realidades de los mellizos y los trillizos son similares, algunos tienen más diferencias temperamentales entre ellos, otros tienen más diferencias cognitivas, aunque todos ellos tienen la experiencia común de compartir vínculos muy estrechos, determinados por la experiencia de haber nacido juntos.
Pero, aún así, tienen el derecho a sentirse únicos y diferentes y a construir su propia identidad.