Por Neva Milicic, psicóloga.
Todo el país ha estado atento a la operación rescate de los 33 mineros de la mina San José. Cuando, al principio, muchos habíamos perdido la esperanza de encontrarlos, surgió la noticia que había sido encontrado.
Cada uno de nosotros intuye cuán difícil es una situación y cómo puede conducir a la desesperanza, pero ellos, gracias a la cohesión de grupo y su fuerza interior, se las arreglaron para sobrevivir y dando una lección de fortaleza.
El valor de estos mineros nos lleva a meditar y a confiar en los enormes recursos cognitivos y emocionales que tienen los seres humanos, y que en situaciones críticas llevan a asumir una actitud resiliente para poder superar la adversidad.
Es para los niños y los adolescentes una lección inolvidable en muchos sentidos y sería aconsejable dejarse un espacio para reflexionar con ellos.
La capacidad de tener esperanza y fe de los que están dentro, pero también de los que están fuera, de los familiares, rescatistas, compañeros y de sus amigos, que se instalan a acompañarles simbólicamente cerca del campamento.
La labor de los profesionales y técnicos que desplegaron sus esfuerzos para conectarse, a pesar que no fue una tarea exenta de contratiempos, y que, sin embargo, perseveraron buscando soluciones.
Un papel escrito con tinta roja traía la noticia tan esperada, "Estamos bien en el refugio los 33". En esa noticia se reflejaba que había una preparación para enfrentar la adversidad.
Los mineros sabían dónde estaban los lugares seguros, estaban al tanto de cómo operar en las emergencias.
Disciplinadamente siguieron a sus jefes, conocían perfectamente el lugar donde trabajaban. Todo eso aumentó las posibilidades de sobreponerse a la adversidad de la situación.
Entre los muchos elementos destacables de esta experiencia hay dos que quisiera señalar: Primero la fuerza de los vínculos familiares, madres, padres, hijos, hermanos que aguardan y confían y están ahí para apoyar esperando un rescate milagroso; el segundo, la maravillosa carta de Mario Gómez a su mujer, en que rescata la importancia de la paciencia y de la fe.
Ojalá que esta experiencia haga salir lo mejor de cada uno de nuestros niños y adolescentes, que a veces se desalientan frente a contratiempos pequeños, para que aprendan a valorar el duro trabajo de los mineros, a conectarse en forma empática y generosa con los que sufren y que puedan entender el valor del esfuerzo solidario en el logro de metas comunes.
Todo el país ha estado atento a la operación rescate de los 33 mineros de la mina San José. Cuando, al principio, muchos habíamos perdido la esperanza de encontrarlos, surgió la noticia que había sido encontrado.
Cada uno de nosotros intuye cuán difícil es una situación y cómo puede conducir a la desesperanza, pero ellos, gracias a la cohesión de grupo y su fuerza interior, se las arreglaron para sobrevivir y dando una lección de fortaleza.
El valor de estos mineros nos lleva a meditar y a confiar en los enormes recursos cognitivos y emocionales que tienen los seres humanos, y que en situaciones críticas llevan a asumir una actitud resiliente para poder superar la adversidad.
Es para los niños y los adolescentes una lección inolvidable en muchos sentidos y sería aconsejable dejarse un espacio para reflexionar con ellos.
La capacidad de tener esperanza y fe de los que están dentro, pero también de los que están fuera, de los familiares, rescatistas, compañeros y de sus amigos, que se instalan a acompañarles simbólicamente cerca del campamento.
La labor de los profesionales y técnicos que desplegaron sus esfuerzos para conectarse, a pesar que no fue una tarea exenta de contratiempos, y que, sin embargo, perseveraron buscando soluciones.
Un papel escrito con tinta roja traía la noticia tan esperada, "Estamos bien en el refugio los 33". En esa noticia se reflejaba que había una preparación para enfrentar la adversidad.
Los mineros sabían dónde estaban los lugares seguros, estaban al tanto de cómo operar en las emergencias.
Disciplinadamente siguieron a sus jefes, conocían perfectamente el lugar donde trabajaban. Todo eso aumentó las posibilidades de sobreponerse a la adversidad de la situación.
Entre los muchos elementos destacables de esta experiencia hay dos que quisiera señalar: Primero la fuerza de los vínculos familiares, madres, padres, hijos, hermanos que aguardan y confían y están ahí para apoyar esperando un rescate milagroso; el segundo, la maravillosa carta de Mario Gómez a su mujer, en que rescata la importancia de la paciencia y de la fe.
Ojalá que esta experiencia haga salir lo mejor de cada uno de nuestros niños y adolescentes, que a veces se desalientan frente a contratiempos pequeños, para que aprendan a valorar el duro trabajo de los mineros, a conectarse en forma empática y generosa con los que sufren y que puedan entender el valor del esfuerzo solidario en el logro de metas comunes.