Por Neva Milicic, psicóloga.
Leyendo el discurso de Mario Vargas Llosa en la Academia Sueca, me surgió el tema de cómo las vacaciones son para los buenos lectores -niños, adolescentes o adultos- una posibilidad para ponerse al día con las lecturas pendientes o descubrir nuevos títulos o autores.
Comenzar con un paseo por las librerías o buscando en las bibliotecas de los amigos los libros que harán parte del equipaje es un rito que, compartido con los hijos, enriquece su bagaje cultural y será parte de sus recuerdos de infancia.
Vargas Llosa, en su discurso, parte mencionando el mágico momento en que aprendió a leer, a los cinco años, en el colegio de La Salle de Bolivia.
Lo recuerda como un momento en que su vida se enriqueció porque pudo traspasar el tiempo y el espacio. "La buena literatura -dice el autor- tiende puentes entre gentes distintas y, haciéndonos gozar, sufrir o sorprendernos, nos une por debajo de las lenguas, creencias, usos, costumbres y prejuicios que nos separan. La literatura crea una fraternidad dentro de la diversidad humana".
La apertura de mundos que supone la lectura nos pone ante la no siempre fácil tarea de promoverla en los niños, de una forma en que leer para ellos llegue a constituir una pasión y no una obligación.
No es una tarea trivial, porque la televisión, los juegos electrónicos y el computador dificultan la tarea.
Ojalá en las vacaciones el televisor esté dosificado o desaparezca si se sale a otro lugar a veranear, así como el resto de los aparatos electrónicos.
Dejar que los niños escojan los libros que quieren leer es mejor alternativa que imponer. Acompáñelos en el proceso de elegir y leer los libros.
Puede ayudar a que los niños asocien la lectura con agrado y no como algo impuesto.
Seguir los intereses de los niños es básico para que disfruten la lectura.
Comenzar contándoles historias, dejar que manipulen los libros, escoger textos interactivos, son caminos que conducen al niño o a la niña a ser un buen lector.
Aunque usted no sea un(a) lector(a) empedernido(a), trate de que sus hijos o hijas lo vean leer.
Escoja un libro de cuentos cuyo contenido pueda compartir con ellos, de manera que la lectura sea un espacio de encuentro familiar.
Vargas Llosa tiene razón cuando sostiene: "Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas, menos inquietos, y el espíritu crítico, motor del progreso, ni siquiera existiría".
No se olvide de darse el tiempo para llevar unos pocos libros bien escogidos en su maleta, para usted y para sus hijos.
Leyendo el discurso de Mario Vargas Llosa en la Academia Sueca, me surgió el tema de cómo las vacaciones son para los buenos lectores -niños, adolescentes o adultos- una posibilidad para ponerse al día con las lecturas pendientes o descubrir nuevos títulos o autores.
Comenzar con un paseo por las librerías o buscando en las bibliotecas de los amigos los libros que harán parte del equipaje es un rito que, compartido con los hijos, enriquece su bagaje cultural y será parte de sus recuerdos de infancia.
Vargas Llosa, en su discurso, parte mencionando el mágico momento en que aprendió a leer, a los cinco años, en el colegio de La Salle de Bolivia.
Lo recuerda como un momento en que su vida se enriqueció porque pudo traspasar el tiempo y el espacio. "La buena literatura -dice el autor- tiende puentes entre gentes distintas y, haciéndonos gozar, sufrir o sorprendernos, nos une por debajo de las lenguas, creencias, usos, costumbres y prejuicios que nos separan. La literatura crea una fraternidad dentro de la diversidad humana".
La apertura de mundos que supone la lectura nos pone ante la no siempre fácil tarea de promoverla en los niños, de una forma en que leer para ellos llegue a constituir una pasión y no una obligación.
No es una tarea trivial, porque la televisión, los juegos electrónicos y el computador dificultan la tarea.
Ojalá en las vacaciones el televisor esté dosificado o desaparezca si se sale a otro lugar a veranear, así como el resto de los aparatos electrónicos.
Dejar que los niños escojan los libros que quieren leer es mejor alternativa que imponer. Acompáñelos en el proceso de elegir y leer los libros.
Puede ayudar a que los niños asocien la lectura con agrado y no como algo impuesto.
Seguir los intereses de los niños es básico para que disfruten la lectura.
Comenzar contándoles historias, dejar que manipulen los libros, escoger textos interactivos, son caminos que conducen al niño o a la niña a ser un buen lector.
Aunque usted no sea un(a) lector(a) empedernido(a), trate de que sus hijos o hijas lo vean leer.
Escoja un libro de cuentos cuyo contenido pueda compartir con ellos, de manera que la lectura sea un espacio de encuentro familiar.
Vargas Llosa tiene razón cuando sostiene: "Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas, menos inquietos, y el espíritu crítico, motor del progreso, ni siquiera existiría".
No se olvide de darse el tiempo para llevar unos pocos libros bien escogidos en su maleta, para usted y para sus hijos.