Por Neva Milicic, psicóloga.
Nadie elige el lugar, la familia ni el momento en que nace.
La vida es un misterio y las razones que llevan a dar un hijo en adopción son muchas, y probablemente sólo pueden ser entendidas por quienes tuvieron que tomar una opción tan difícil.
La vida es un misterio y las razones que llevan a dar un hijo en adopción son muchas, y probablemente sólo pueden ser entendidas por quienes tuvieron que tomar una opción tan difícil.
Aun cuando es comprensible que a los hijos les cueste aceptarlo, dar un hijo en adopción es, la mayoría de las veces, un acto de amor.
Las madres que han tomado esa decisión lo hacen basadas en el convencimiento de que, al hacerlo, le están entregando a ese hijo la posibilidad de una vida mejor.
Es, sin duda, una forma de amor que les entrega a otros padres, que sí pueden cuidar bien a ese niño, el regalo de la paternidad.
Aceptar que la opción de esa madre fue por amor podrá hacer que el niño o la niña se reconcilien con quien le permitió tener esos nuevos padres, y amar a quienes escogieron engendrarlo y adoptarlo.
Siempre en la adopción, por abierta que sea la forma en que se habla de ella, hay mucho de secreto y de misterio, pero es necesario conversar del tema con el niño que ha sido adoptado.
En toda historia de vida, hay muchos secretos bien guardados, que sólo se comparten con los que realmente se ama, pero hay que saber que los secretos distancian y que es necesario abrirlos.
Compartir las confidencias y las penas disminuyen en gran medida el sufrimiento y acerca a las personas.
Cuando se expresan las emociones, se produce una liberación que da más espacio para la alegría y para recibir el amor que los padres que han elegido serlo tienen para ese hijo o hija.
Despejando las inquietudes y permitiendo la descompresión de la ansiedad y de la rabia, la vida irá desplegando nuevas tonalidades y dará paso a que el niño o la niña puedan construir su propia historia.
Lo importante es valorar y celebrar la vida que se tiene. Saber que más importante que de dónde se viene -que no es un proceso elegido- es hacia dónde se va.
La Fundación San José cuenta con ayuda para las familias que han adoptado niños.
Existe una instancia de especial utilidad, una librería con libros especializados en adopción, familia y crianza (llibrería@fundaciónsanjose.cl) donde destaco el volumen "Claves para criar un hijo adoptado", de Kathy Lancaster.
Además, la Fundación cuenta con una muy buena revista. Ahí leí una preciosa entrevista a una adolescente de 17 años, Fernanda, que entrega un mensaje esperanzador acerca de la adopción y de cómo ir enfrentando cotidianamente las demandas de los hijos.
La crianza de un hijo en cualquier condición que se realice, es siempre un desafío y buscar ayuda, porque siempre es posible hacerlo mejor, es señal de amor por ellos y signo de una gran inteligencia emocional.