Las situaciones que desafían la paternidad. Los conflictos que trae esta etapa de los niños llevan a los papás a enfrentarse con su propia historia, reconciliarse con ella y crecer.
Por Pamela Elgueda Tapia, El Mercurio.
Para no pocos papás, la adolescencia es sinónimo de conflictos, gallitos por los permisos, enojos con portazos e hijos ausentes.
Un dolor de cabeza que no se pasa con analgésicos y durante el cual sólo cabe ponerse firme y mantener los ojos bien abiertos.
Es difícil pensar en ella como una etapa de crecimiento no sólo para el hijo sino también para sus progenitores.
"La adolescencia no sólo desafía al niño al cambio, sino también a los padres", dice Carl Pickhardt, psicólogo estadounidense que ha escrito una serie de libros acerca de este período de la vida.
Este doctor en Psicología también tiene un blog, "Sobreviviendo a la adolescencia de su hijo", donde expone cinco situaciones que los padres suelen vivir con sus hijos, los desafíos que éstas conllevan y cómo una actitud consciente y positiva de lo que sucede ayuda al desarrollo parental y también personal.
Contacto y Amor
"Ahora todo es 'no' y peleas. Antes lo que yo decía era ley, ahora me lo cuestiona todo y pide explicaciones. Ahora tampoco me dice mamá, sino que madre. Me dijo que es porque él ya no es un niño y que me tengo que acostumbrar a eso".
Cecilia Casanova está comenzando a vivir la adolescencia de Nikolai, su hijo de 14 años.
Y con ella, las etapas que Pickhardt denomina de distanciamiento y abandono, en la que los adolescentes quieren que sus papás se mantengan alejados de sus espacios y prefieren pasar más tiempo con los amigos.
Claudia Cartes, psicóloga de la Universidad Andrés Bello y psicoterapeuta familiar, explica que una de las primeras acciones que deberían tomar, sobre todo las mamás, es hacer el duelo del niño.
"Asumir que ese niño que abrazaba, que le daba afecto y cuyo mundo conocía, ya no está. Porque el adolescente no es así, necesita sus espacios y hacerse valorar por sus pares".
Una etapa de independencia, dice Pickhardt, en la que hay que aceptar que "menos contacto no significa menos amor" y, quizás, para esa madre que echa de menos ese afecto, llegó la hora también de independizarse y buscar relaciones sociales que llenen esa necesidad de compañía.
La exigencia de que le respeten su autonomía lleva también a los problemas por el control que los padres deben ejercer sobre él.
"Llega la hora de negociar ciertos aspectos, pero siempre dentro de un marco que es incuestionable", dice Paula Sáez, psicóloga y académica de la Universidad Diego Portales.
A los padres, en tanto, este tira y afloja muchas veces le producirá impotencia. El desafío, dice Pickhardt, es perseverar y mantenerse firme en aquello que es intransable.
Ahí, entonces, aparece otro aspecto propio de esta etapa: la sensación de total ignorancia respecto de lo que el hijo quiere y hace.
"Hay un cambio en la adolescencia, porque por las conversaciones con sus amigos, los hijos comienzan a reformular sus principios y creencias", dice la académica de la Unab.
"Ahí el desafío es encontrar la instancia de conversación en familia, una comida en la que hablen con relajo y de manera espontánea".
Eso también ayudará a enfrentar un tema que cruza la adolescencia completa: el conflicto.
"Es lo más transversal en la relación padres y adolescentes, porque ellos criaron hijos para que fueran 'dueños del mundo' y los jóvenes, en ese rol, comienzan a cuestionar a los padres, sus reglas y su autoridad", añade Paula Sáez.
Ahí, dice Claudia Cartes, "probablemente, los padres se van a confrontar con su propia adolescencia y con lo que vivieron con sus padres. Una oportunidad para reflexionar acerca de su infancia, reconciliarse con ella y analizar cómo lo está haciendo en su propia paternidad".