"Alentar el comportamiento positivo implica tener confianza en que el niño podría responder positivamente"
Por Neva Milicic, psicóloga
El desarrollo socioemocional y moral de los hijos siempre ha sido un tema de gran preocupación para los padres.
Desafortunadamente, por la forma en que hemos sido educados, tendemos a reproducir un modelo que se centra más en suprimir las conductas negativas que en incentivar los comportamientos positivos.
John Dacey y Alex Packer, en su libro "The Nurturing Parent", proponen lo que llaman un estilo parental nutritivo.
Estudiaron familias de niños que en sus contextos escolares eran los que tenían mayores aptitudes creativas.
Observaron que los padres de los niños creativos tienden a alentar cada día el desarrollo de sus hijos.
Alentar el comportamiento positivo implica tener confianza en que el niño podría responder afirmativamente.
Los ejemplos siguientes pueden clarificar cómo este concepto se refleja en las acciones de los padres:
-Es preferible alentarlo a responder con la verdad que recurrir al clásico "no me mientas", cuando un niño ha sido pillado en falta.
-Estimularlo a ser cooperador más que estigmatizarlo con frases como "no seas egoísta".
-Incentivarlo a ordenar y poner cada cosa en su lugar es más eficiente que describir lo desordenado que es.
Tener una actitud de estímulo es también mejor para la calidad del vínculo padre-hijo.
Además que le entrega al niño un modelo de interacción basado en el respeto y cuidado de la relación, y no solo en la fuerza y la coerción.
Para que este estilo parental nutritivo resulte, es necesario que las exigencias que se les hagan a los hijos sean adecuadas a sus capacidades y se vayan poniendo paulatinamente.
Cuando las demandas que se les hacen a los hijos son explicadas con afecto, son mejor incorporadas por los niños, porque no les provoca rebeldía.
La participación de los hijos en la búsqueda de los porqués y de las razones para hacer o dejar de hacer algo es además una poderosa estrategia para ayudar al desarrollo del juicio moral.
Especialmente cuando un niño no lo ha hecho bien, es recomendable inducirlo a reflexionar por unos minutos: ¿por qué no estuvo bien? y ¿cómo podríamos hacer para que vuelva a suceder?
Aprender a pensar en las consecuencias de las acciones en forma autónoma es más productivo que simplemente castigar.
La mayoría de los padres busca que sus hijos tengan buenas relaciones sociales, que sean productivos y creativos y que además de ser felices tengan un sistema de valores que les permita convertirse en buenas personas, y para ello es necesario incentivar en la vida cotidiana los comportamientos positivos.