Por Neva Milicic, psicóloga Todos los niños tienen derecho a vivir situaciones familiares que les generen emociones positivas, porque ellas son básicas para promover el bienestar emocional y la salud mental en la infancia. Las vivencias emocionales, que los niños experimentan, aun cuando a juicio de los adultos pudieran parecer poco relevantes, tienen un efecto en cómo actúan y piensan, y serán un factor decisivo en la formación de su carácter. Las emociones tienen tres funciones principales en la vida emocional de los niños. La primera es una función que favorece la adaptación preparándolos para la acción. La segunda es una función interaccional, como las emociones se reflejan en el cuerpo y en las acciones, ellas informan a las demás acerca del estado de ánimo en que está. La tercera función es que motivan a realizar acciones.
Asociación de Padres de Familia del Instituto de Humanidades Luis Campino | Santiago de Chile