Por Neva Milicic, psicóloga
El embarazo de trillizos, aunque no exento de felicidad, es descrito por las madres como un período de preocupación y cansancio, pero también de mucho orgullo.
La educación de los trillizos es un desafío complejo; es necesario tener presente la necesidad de ser justos en la distribución de los espacios y los tiempos para los tres.
En los primeros años, para los padres y especialmente para las madres, existe una demanda tan alta, que lo esperable es que se sientan sobrepasadas
El soporte y participación del padre en el cuidado, así como toda la ayuda que las redes sociales puedan aportar en los cuidados de los niños, en el aspecto financiero y en lo emocional, es indispensable para cruzar los primeros años de los trillizos, pudiendo disfrutarse del milagro que la vida significa.
Las madres se quejan básicamente de la falta de sueño y de gran cansancio. Contar con ayuda suplementaria no es un lujo, sino una necesidad y quizás, cuando no hay otras opciones, debieran estar cubiertas por los servicios de salud.
Los embarazos múltiples son cada vez más frecuentes; uno de cada 38 nacimientos es de mellizos y trillizos, por lo que se hace necesario pensar una política pública al respecto.
Un período especialmente difícil es cuando comienzan a gatear y se inicia el caminar, porque a veces, cada uno de ellos quiere ir a un lugar diferente, con el consiguiente riesgo, y en la medida en que es una edad en que no hay conciencia del peligro, requieren de una atención constante.
Cuando llega el momento del ingreso al colegio, aunque no hay unanimidad, se plantea que es preferible que puedan asistir a clases separados para favorecer el proceso de individualización y disminuir la competitividad.
En ocasiones, no siempre existe una tendencia a competir, lo que es normal entre los hermanos, pero en los trillizos podría acentuarse producto de su particular situación, la que se hace más compleja si algunos de los niños tiene una mayor inmadurez que sus hermanos, lo que por supuesto es vivido como una desventaja.
Los trillizos reportan algunas ventajas derivadas de su condición, entre ellas destaca la sensación de no sentirse nunca solos, de tener siempre alguien con quien jugar y la de sentirse protegidos frente a las eventuales agresiones de otros niños.
A veces surgen dificultades derivadas de que dos de los hermanos son más cercanos y alguno puede sentirse excluido.
Esto es más frecuente cuando hay diferencia de género, pero resulta más fácil de compensar.
Igual que con los mellizos, es importante darles oportunidades de espacio no compartidos por los tres, en que ellos se sientan únicos como forma de favorecer su individualidad y el logro de una identidad autónoma.