Por Neva Milicic, psicóloga
Todos los niños tienen derecho a vivir situaciones familiares que les generen emociones positivas, porque ellas son básicas para promover el bienestar emocional y la salud mental en la infancia.
Las vivencias emocionales, que los niños experimentan, aun cuando a juicio de los adultos pudieran parecer poco relevantes, tienen un efecto en cómo actúan y piensan, y serán un factor decisivo en la formación de su carácter.
Las emociones tienen tres funciones principales en la vida emocional de los niños. La primera es una función que favorece la adaptación preparándolos para la acción.
La segunda es una función interaccional, como las emociones se reflejan en el cuerpo y en las acciones, ellas informan a las demás acerca del estado de ánimo en que está. La tercera función es que motivan a realizar acciones.
Las emociones orientan los comportamientos de los niños y las niñas hacia acciones concretas.
Aprender en un contexto donde priman las emociones llamadas positivas, como el orgullo, la felicidad, la alegría o el amor, produce seguridad y apertura para procesar la información.
Las emociones positivas se asocian con aumento en la creatividad y con una toma de decisiones más eficiente, con mayor tolerancia al fracaso y a la adversidad. También producen mayor motivación intrínseca.
Por todas estas razones, es necesario reconocer el valor de generar situaciones que induzcan en los niños emociones positivas. Un niño contento produce armonía.
A pesar de su importancia parece no haber suficiente conciencia acerca de la importancia de favorecer las emociones positivas, que, según Seligman, uno de los principales representantes de la psicología positiva, se relacionan con el desarrollo de virtudes tan importantes como la sabiduría, el coraje, la humanidad y el amor, la justicia, la templanza y la trascendencia.
El aprendizaje y la educación en un contexto favorecedor de las emociones positivas puede ayudar a que los niños estén más predispuestos a ser felices.
Algunas claves para conseguir la felicidad son, según el psicólogo español Labrador: Desarrollar y mantener relaciones sociales significativas y sanas, mantenerse ocupado en aquello que te hace disfrutar, perseverar en la consecución de metas significativas, organizar y planificar la propia vida. También centrarse en el presente, junto con aceptarse y valorarse.
Una de las experiencias que induce más emociones positivas en los niños es jugar, y si es con sus padres tanto mejor, porque como escribió Pablo Neruda: "El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega ha perdido al niño que habita en él y que le hará mucha falta".