"Es un tema de relevancia no sólo por su frecuencia sino por el daño que provoca. Abrir el tema del maltrato y del abuso, visibilizándolo lo más posible, es una forma de protección".
Por Neva Milicic, psicóloga.
El abuso sexual es un tema que nos golpea como adultos y es un problema frente al cual es necesario estar alerta, ya que la mayoría de las veces se da en forma muy cercana al contexto familiar, en relaciones que eran percibidas como seguras por los adultos que estaban a cargo de los niños.
¿Cómo pensar que el tío, profesor, padre o padrastro, o el primo mayor o la nana podrían abusar sexualmente de un niño o de una niña? Ciertamente parece impensable, pero lamentablemente sucede.
Cuando el tema es descubierto, la reacción de la mayoría de los adultos es de indignación y sorpresa, pero no pocos intentan negarlo y tienden a no creerles a los niños o a los adolescentes, en lo que constituye una victimización secundaria.
Cuando esto sucede, el niño o la niña abusada perderán definitivamente la confianza en los adultos, quedando en una situación de indefensión.
El abuso sexual por parte de un adulto es una forma de abuso de poder que produce en las víctimas daños de diferente consideración.
Actualmente, en algunos países como Colombia, se está discutiendo una ley en que el castigo es la cárcel a perpetuidad para los violadores de niños.
Es que es un tema de relevancia no sólo por su frecuencia -se calcula que el 10 por ciento de los niños ha sido abusado-, sino que por el daño que provoca.
Abrir el tema del maltrato y del abuso, visibilizándolo lo más posible, es sin duda un mecanismo de protección.
Cuando los padres hacen educación sexual y advierten al niño que sus partes privadas no pueden ser tocadas sin su consentimiento habrán dado un paso importante hacia la protección del niño(a) frente al abuso sexual.
Entonces, los niños sabrán que es posible hablar de sexualidad con sus padres.
Los abusadores hacen uso del mecanismo de silenciar a sus víctimas, planteándoles que es un secreto que deben guardar, porque si se atreven a hablar nadie lo entendería y podrían sucederles cosas terribles a ellos o a las personas que más quieren.
En la medida, que haya cercanía afectiva y que haya espacio para conversar, los niños y las niñas, están más protegidos de la posibilidad de violencia o maltrato por parte de un abusador. Es necesario estar alerta a las señales que dan los niños y, sobre todo, creerles.
Cuando Martina, de cinco años, no se quería ir al colegio en la liebre, la madre llegó a consultar por una fobia al colegio, pero rápidamente pudo detectarse que tenía miedo "al tío del furgón", quien abusaba de la niña y la tenía amenazada de que, si hablaba, iba a matar a sus padres.
No fue nada fácil conseguir que Martina venciera la barrera de miedo y se atreviera a contar lo que le sucedía.
En otras ocasiones, el abuso toma la forma de seducción. El abusador describe la relación como algo tan personal que los demás no serían capaces de entender.
En todos estos casos, los niños están atrapados por un secreto, con alguien que tiene muchísimo más poder y que es capaz de manipular el psiquismo de los niños.
Ellos saben que lo que les están haciendo no es bueno, pero se sienten involucrados y seducidos por los vínculos afectivos.
En los últimos días hemos sido golpeados por noticias que dan cuenta de maltrato y abuso sexual, por personas aparentemente altamente confiables.
El abuso sexual infantil es una de las formas más dolorosas de maltrato hacia la infancia. Ocurre que un adulto o alguien mayor utilizan estrategias como las amenazas, la seducción o el chantaje, para realizar actividades sexuales con un niño.
Es un problema frente al cual todos debemos estar alerta para proteger a nuestros niños. Cerrar los ojos y creer que es un problema de otros puede ser un grave error con consecuencias para toda la vida.
Es necesario conversar con los hijos y las hijas, leer con ellos libros sobre sexualidad y abuso, para que tengan claro el derecho que tienen sobre su cuerpo.
Hay que poner especial énfasis en que si alguien quiere acercarse a ellos de manera que no les gusta deben tener confianza, en sus padres, quienes les creerán y tendrán la capacidad de protegerlos.
El abuso es de una alta incidencia: se calcula que alrededor de uno de cada 10 niños (as) sufre de abuso sexual en la infancia.
Es por ello imperioso abrir el tema y educar a los niños y a las niñas en estos temas, así como estar alerta a las señales que aparecen cuando hay abuso, como cambios bruscos en la conducta, hipersexualidad, pesadillas o conductas ansiosas.
Cuando los padres y los niños están informados, existe una mayor protección y muy especialmente en este campo hay que estar atentos y adelantarse al daño, siendo mucho mejor prevenir que curar.