Si ha existido diálogo desde pequeños, este momento puede ser mucho más fácil de sobrellevar, pues ellos tenderán a actuar de acuerdo a lo que les han enseñado.
Por Gabriela Bade, El Mercurio.
Un peldaño más en la escala de las dificultades que debe enfrentar Adriana como mamá es que su hijo mayor ya tiene 15 años. Y tiene polola. Ella tiene 17, y sus padres son ligeramente más liberales que Adriana.
Al punto que no les complicó que ella un día los llamara para decirles que se quedaría a dormir en la casa de su pololo.
Cuando Adriana supo que su "nuera" pasaría la noche en su casa, se indignó. No dijo nada en el momento, pero se preocupó de hacerlos dormir en piezas separadas y, al día siguiente, de dejarle claro a su hijo que su casa no estaba disponible para ese estilo de relación.
"Ha sido difícil sobrellevar bien este momento, pero creo que sólo pido lo obvio", dice Adriana. A pesar de todo, ella piensa que la relación de confianza que ha construido con su hijo desde pequeño servirá para superar las diferencias que están surgiendo ahora.
Pero los obstáculos y las dudas que enfrenta la están obligando a rediseñar las reglas del juego.
"Los padres tienen el enorme desafío de dirigir a sus hijos sin haber tenido ellos educación sexual. No pueden hacer esto bien si no saben, no tienen las herramientas", plantea el doctor Ramiro Molina, gineco-obstetra infanto-juvenil del Hospital Clínico de la U. de Chile.
Una mirada menos drástica es la de la psicóloga infanto-juvenil Lorena Bravo, quien cree que la relación afectiva y de diálogo que se construye con los hijos desde pequeños es un factor de protección para que este proceso no sea tan desgastante.
"Si desde que es chico has hablado sin tapujos con tu hijo, has sido un elemento importante y participativo en su vida, vas a estimular en el niño una determinada conducta y, por otra parte, vas a limitar otras. Ese colchón debería permitirles a algunos padres estar más tranquilos.
Ahora, si a los 17 recién vas a iniciar un diálogo, ya es muy tarde", explica la psicóloga.
El doctor Molina piensa que ese diálogo no es tan factible. "Las decisiones que van a tomar los hijos van a estar ligadas a una información mucho mayor que la que tenían sus padres a su misma edad. Las conductas de los jóvenes han cambiado y los padres deben estar informados, porque como no saben, sus hijos no les preguntan a ellos".
De hecho, existe la práctica del petting, que se trata de todo lo que una pareja puede hacer sin llegar a la penetración.
"Es muy frecuente entre adolescentes; claro que será mucho más fácil llegar a la iniciación definitiva para quienes hayan hecho petting que para quienes no", dice Lorena Bravo.
Por eso -insiste-, la conversación franca y honesta en familia es determinante, sobre todo en esta etapa de los hijos en que están definiendo sus patrones de comportamiento para la adultez.
En eso, ambos profesionales coinciden: cada familia tiene una historia y unos valores, y sus hijos, en general, actuarán dentro de esos estándares. Por lo mismo, los padres no deben marginarse de este proceso formativo.
En ese contexto, cada familia construye su marco de normas. Y dentro de éste, Lorena Bravo plantea que tampoco los padres deben ser facilitadores de la iniciación, sobre todo cuando los hijos aún no están preparados.
Y evitar situaciones como dejar que los pololos vean televisión a puertas cerradas o llevar al pololo o polola de vacaciones.
Ahora, finalmente, serán los hijos quienes decidan qué hacen y cuándo. Para ese momento, lo ideal es que tengan conciencia del respeto a sí mismos y del otro, del cuidado a sí mismos y del otro.
"Pero cuando son adolescentes, todavía son muy egocéntricos para pensar en el otro. Por eso es necesario que este momento llegue cuando estén realmente preparados".
"La sexualidad es parte de la naturaleza humana. Necesitamos el contacto con otros, por lo tanto es normal que tengamos los deseos que tenemos. Pero iniciar la actividad sexual requiere de una persona preparada para enfrentar las consecuencias de sus actos". Lorena Bravo, psicóloga infanto-juvenil
Iniciación
Según datos de la VI Encuesta Nacional de la Juventud 2010, en Chile la edad promedio de iniciación sexual es a los 16,7 años. El 51,4% usó algún método anticonceptivo en su primera relación.