Intimidación en la web es una extensión de agresiones en la escuela. Investigadores de Paz Ciudadana y de la Universidad Andrés Bello determinaron que quienes ejercen la violencia más grave tienden más a acosar a otros a través de los medios digitales.
Por Pamela Elgueda Tapia, El Mercurio.
El acoso escolar no se termina en el colegio. Traspasa sus paredes y continúa en la casa de las víctimas (y también de los agresores) a través de internet y los celulares. Y no sólo eso: en el ciberespacio los acosadores también prueban el sabor de su propio matonaje.
Así lo muestra un estudio de investigadores de la Fundación Paz Ciudadana y de la Universidad Andrés Bello (Unab), quienes analizaron los datos aportados por la última Encuesta Nacional de Violencia Escolar (2009), desarrollada por el Ministerio del Interior.
Ese sondeo indagó en la experiencia de violencia escolar de 49 mil 637 estudiantes de 7° básico a 4° medio, de todo Chile.
"Queríamos probar que la violencia escolar y el ciberacoso no son fenómenos separados, sino relacionados. Y los datos nos mostraron que el segundo es una proyección del primero", explica Jorge Varela, psicólogo e investigador de Paz Ciudadana.
Él trabajó en el análisis de los datos junto a Herman Schwaderer y Javiera Cárcamo (de la fundación), además de Juan Carlos Oyanedel, académico del departamento de Matemática de la Facultad de Ciencias Exactas de la Unab.
"Luego, el tema del ciberbullying no es ajeno a la comunidad escolar, porque no se molestan entre desconocidos, sino entre compañeros de curso o de colegio", agrega Oyanedel.
Doble Rol
Los investigadores cruzaron los datos de violencia escolar (entendida como acoso relacional -"ley del hielo"- y verbal) y de violencia escolar grave (agresiones físicas y sexuales constitutivas de delito) con los datos de intimidación cibernética, ya sea usando celulares o la web.
Y se encontraron, por ejemplo, con que el 87,8% de los escolares que se declararon víctimas de agresiones verbales, también dijo haber sido objeto de ciberacoso.
"Además, el 40% de los niños que son víctimas de violencia escolar grave llegan a su casa y los siguen molestando", dice Varela.
A eso se agrega que los "bullies", o sea aquellos que ejercen violencia grave sobre sus compañeros en la escuela, tienen mayor tendencia a ser ciberacosadores: el 63,2% dice hacerlo, comparado con el 28,8% de los que dicen haber maltratado verbal o relacionalmente a un compañero y seguir haciéndolo en la web o por celular.
Hay diferencias entre los niños y las niñas a la hora de elegir qué medio electrónico usar para acosar a sus pares: los hombres usan más el celular, mientras que las mujeres se inclinan por subir fotos humillantes o esparcir rumores a través de páginas web o blogs.
Otro punto interesante aportado por el análisis de los datos es la dualidad de roles que caracteriza a la violencia escolar. El 66,2% de los niños y el 53% de las niñas que dicen practicar violencia grave, también se declaran víctimas de ese tipo de agresión.
Y el 56,7% de los hombres y el 61,4% de las mujeres que acosan en la red son también objeto de este tipo de intimidación.
Hacerse Cargo
"Lo que vemos es un continuo de niños que se agreden en la escuela y continúan con ese conflicto en el ciberespacio", dice Oyanedel. Por eso, agrega Jorge Varela, el colegio debe hacerse cargo de este problema y abordarlo.
"Cuando se discute a nivel escolar se cree que es un problema de afuera, porque los estudiantes envían los mensajes o esparcen los rumores en el computador de su casa. Pero ese conflicto parte en el contexto escolar, no fuera de él", advierte.
A eso se agrega que las agresiones vía ciberespacio "se perpetúan en el tiempo; aunque alguien las baje de un sitio, lo más probable es que queden en otros, es casi imposible borrarlas de internet".
De ahí que es fundamental que padres, profesores y directivos de los colegios se hagan cargo del problema, conozcan las redes digitales, se manejen en ellas y vean lo que está pasando ahí.
"Uno de los aspectos positivos de la ley que se acaba de promulgar es que los colegios no podrán hacerse los desentendidos. Y lo otro importante es que como país hemos avanzado en el tema: pronto no sólo tendremos datos de la prevalencia de violencia escolar, sino también de cuáles son los programas que mejor la previenen o disminuyen", concluye el psicólogo.
12,4% de los estudiantes que no son víctimas de violencia escolar en el colegio, sí son intimidados a través de mensajes o llamados al celular.
71,2% de quienes dicen no ejercer violencia en el colegio, sí reconoce hacerlo mediante medios digitales.
32% de aquellos que ejercen violencia escolar usan el celular para seguir acosando a sus compañeros.
Consecuencias en la Salud Mental
¿Qué puede producir en un niño ser víctima de violencia en el colegio y fuera de él?
Jorge Varela explica que las consecuencias de la intimidación en la escuela son conocidas (depresión, aislamiento, etc.), pero que las que provoca seguir siendo acosado en la web o a través del celular están poco estudiadas.
"Sin embargo, se podría teorizar que los efectos no deben ser muy distintos, considerando que el ciberespacio es una extensión de lo que pasa en la escuela".
A eso, añade, se debe sumar que estas agresiones que van y se devuelven son la forma de relacionarse que tienen los adolescentes y, eso, claramente no es nada saludable.