Luego de exponer a los menores a nueve minutos de estas historietas, se redujo su capacidad de poner atención y de realizar ciertas tareas, según publica la revista Pediatrics. Estudio utilizó videos de Bob Esponja.
Por S. Urbina y C. González, El Mercurio.
No es un buen momento para Bob Esponja. Investigadores del departamento de Psicología de la Universidad de Virginia, en Estados Unidos, lo acusan de ejercer una mala influencia en los niños.
Esto, porque después de ver esta caricatura, que es considerada de "ritmo rápido", los menores presentaron problemas para poner atención y para resolver algunas tareas a las que fueron sometidos.
Para el trabajo se reclutaron 60 niños de alrededor de cuatro años, quienes fueron divididos en tres grupos.
Veinte de ellos vieron nueve minutos de un episodio de Bob y sus amigos, otros 20 miraron nueve minutos de la historieta de ritmo lento "Caillou", que en Chile transmite Discovery Kids, y los demás se dedicaron a dibujar.
Inmediatamente después de esta actividad, los niños fueron sometidos a pruebas que evalúan algunas de sus habilidades mentales, como "La Torre de Hanoi" o la "Amplitud de dígitos atrás".
Quienes vieron a Bob realizaron estas tareas con un rendimiento mucho menor que los otros niños, obteniendo hasta 12 puntos menos en algunos casos. Los otros dos grupos tuvieron un rendimiento casi idéntico.
Condiciones Artificiales
En investigaciones previas ya se había vinculado a la televisión con problemas de atención de largo plazo en los niños. Pero el nuevo estudio demuestra que los problemas pueden presentarse de inmediato, después de ver unos pocos minutos del programa.
Estos resultados deberían poner en alerta a los padres de niños pequeños, dijeron las autoras del estudio, las psicólogas Angeline Lillard y Jennifer Peterson.
Lo habitual es que los dibujos animados para niños duren unos 22 minutos, por lo cual mirar un programa completo "podría ser de un perjuicio mayor", advirtieron las investigadoras, pero reconocieron que se requiere más evidencia para confirmar esta hipótesis.
"Estas pruebas de laboratorio son muy discutidas, ya que se aísla al niño de las condiciones normales de ver televisión en su hogar, donde están sometidos a distracciones y a la interacción con otras personas", explica Valerio Fuenzalida, investigador en televisión y profesor de la Facultad de Comunicaciones de la U. Católica.
Según este experto, estamos ante una investigación de tipo conductista, con condiciones artificiales y cuyas conclusiones no se consideran válidas.
"Son rechazadas en Europa y cada vez gozan de menos credibilidad. Hoy se prefiere observar estas conductas en su situación natural", explica Fuenzalida.
Para el doctor Dimitri Christakis, especialista en desarrollo infantil del Hospital de Niños de Seattle, los resultados del estudio deberían ser interpretados con cautela debido a la cantidad reducida de niños participantes, pero refuerza la impresión de que la exposición a los medios constituye un asunto de salud pública.
Este experto escribió un editorial que acompaña al trabajo, en el cual sugiere a los padres no exponer a sus hijos a programas muy rápidos, ya que no parecen ser los adecuados para niños pequeños.
Fuenzalida aclara que ya existe la recomendación de que hasta los cuatro años es preferible ver programas de ritmo lento.
Lillard, en tanto, agrega que los padres deberían tomar conciencia de que a los niños de muy tierna edad se les afecta la capacidad de aprendizaje y el dominio de sí mismos inmediatamente después de ver este tipo de programas.
David Bittler, portavoz de la compañía Nickelodeon, salió en defensa de Bob asegurando que está dirigido a niños de seis a 11 años de edad, y no a los niños de cuatro años. Por lo tanto, los resultados obtenidos no tienen importancia.
Pero Christakis alerta que si en 1970 los niños empezaban a ver televisión a los cuatro años, hoy se exponen a partir de los cuatro meses, muchas veces sin supervisión.
Sugerencias Televisivas
La Academia Americana de Pediatría recomienda que los niños no pasen más de dos horas diarias frente a una pantalla; incluso, sugiere que los menores de dos años no deben ver TV.
El debate sobre cuánto ayuda la televisión al crecimiento de los pequeños sigue vigente, aunque recientes estudios plantean que desde los seis meses de vida los menores pueden experimentar avances en su desarrollo si son expuestos a programas de calidad.
Y sobre todo interactivos; es decir, en donde los niños tengan la posibilidad de seguir una acción, repetirla y participar activamente de lo que sucede.
Estudios hechos por las universidades de Pennsylvania y Kansas, en 2006, mostraron que los niños que veían programas como "Dora la Exploradora", "Clifford" y "Plaza Sésamo" mostraron un vocabulario más amplio y un lenguaje mucho más expresivo.
En cambio, ver programas en general (incluyendo aquellos para adultos) se ha asociado con un vocabulario más reducido.