Estudio español indagó en la influencia de los estilos de crianza. La capacidad de planificar, la estrategia de estudio y evaluar su efectividad tienen que ver con lo acompañado y querido que se siente un adolescente.
Por Pamela Elgueda y Margherita Cordano, El Mercurio.
Un adolescente que sabe cómo aprende mejor y que planifica sus jornadas de estudio es obvio que tiene mejores notas que uno que guía su aprendizaje sobre la base de lo que otros le dicen o del azar.
El primero tiene lo que se llama un aprendizaje autorregulado; es decir, es capaz de planificar su estrategia de estudio y de evaluar su efectividad.
Y, según un estudio de investigadores españoles, esa habilidad puede estar influida por el estilo de crianza que tienen sus papás.
"Los resultados obtenidos muestran cómo aquellos alumnos cuyos padres pueden ser clasificados como democráticos y permisivos utilizan en mayor medida estrategias de aprendizaje autorregulado, si los comparamos con estudiantes cuyos padres son clasificados como autoritarios o negligentes", dice el reporte publicado en la última edición del European Journal of Education and Psychology.
La razón, dicen los investigadores de la Universidad de Jaén, María Teresa Cerezo, Pedro Casanova, Manuel de la Torre y María de la Villa, es que "los estilos y prácticas educativas paternas están relacionadas con variables motivacionales y con la competencia (auto) percibida" por los mismos adolescentes.
En concreto, precisa Malva Villalón -psicóloga educacional y académica de la Universidad Católica-, es el afecto de los padres el que está influyendo en que los adolescentes logren esa autorregulación y tengan un mejor rendimiento académico.
"Se ha visto que al ejercer la parentalidad, los más eficientes son los padres afectivos con los hijos, pero que son firmes y claros en el minuto de poner las reglas. Esos dos elementos son importantes para que el estilo parental sea más exitoso en el desempeño de los hijos", complementa Claudia Cartes, psicóloga y académica de la Universidad Andrés Bello.
Más Competente
Lo que hizo el estudio fue encuestar a 478 escolares, de entre 12 y 16 años, acerca de la percepción que ellos tienen sobre el nivel de afecto (entendido como el grado de ayuda y comprensión que sienten les entregan sus padres, así como qué tan sensibles son a sus necesidades) y control (supervisión y establecimiento de límites y normas) ejercido por sus progenitores.
Con esa información, los investigadores clasificaron a los padres en cuatro estilos de crianza: democrático (ejerce altos niveles de control y afecto, estimula la comunicación bidireccional y establece normas que regulan la conducta), autoritario (alto nivel de control y bajo de afecto, no dialoga y favorece el castigo), permisivo (alto afecto, poco control y bajas exigencias) y negligente o indiferente (no se involucra afectivamente con sus hijos ni con los asuntos de ellos).
Luego, cruzaron los datos de la clasificación de estilos de crianza con el tipo de las estrategias de aprendizaje identificadas en los estudiantes y las notas obtenidas por ellos en lenguaje, matemática y ciencias sociales.
Así pudieron ver que los que percibían a sus papás como democráticos y permisivos usaban, en mayor porcentaje, estrategias de aprendizaje autorregulado, lo que los investigadores explican porque se consideran a sí mismos como más competentes en lo cognitivo que aquellos con papás autoritarios o negligentes.
Y si el afecto en este tema es importante, apunta Claudia Cartes, el rayado de cancha también lo es.
"Los límites deben verse como algo positivo y necesario, porque ayudan a que los hijos se hagan cargo y responsables de sí mismos", dice para hacer la diferencia entre el estilo democrático y el permisivo.
Malva Villalón, en tanto, hace algunas observaciones metodológicas al estudio.
"Está hecho sobre la base de la percepción que los estudiantes tienen acerca del estilo de crianza que tienen sus padres. Y eso puede generar un sesgo", advierte la académica e investigadora.
Lo mismo ocurre, añade, con la descripción que ellos hacen de sus técnicas de aprendizaje.
"En este sentido, habría sido interesante conocer la opinión de los profesores, que son excelentes evaluando a sus alumnos. Ellos podrían haber dicho quiénes son autorregulados y quiénes no".
Por eso, ella cree que la conclusión más cierta de este estudio es que el afecto de los padres influye de forma positiva en el desempeño escolar de los hijos.
Un Joven Autorregulado
Como académica en la Facultad de Educación de la UC, Malva Villalón tiene muy buenos ejemplos de alumnos que se autorregulan.
"En un curso, pregunté a los estudiantes si habían traído el documento que estábamos trabajando. Y las respuestas fueron 'ay, yo lo tengo en mi casa', '¿es éste profe?'. Esas son personas no autorreguladas, no saben lo que tienen en la mano o están esperando que alguien se los diga".
De los 54 alumnos de ese curso, sólo uno -un alumno de ingeniería- había leído el documento.
"Le pregunté por qué lo tenía leído. Su respuesta fue: 'porque yo me planifico. Para sacar todas las tareas que tengo en el semestre, voy viendo cuándo las tengo, las distribuyo y les voy asignando tiempo' Ahí hay autorregulación", concluye.