Estudio en escolares chilenos revela los factores de riesgo de esta conducta. Una opinión favorable de los amigos es lo que más influye en iniciar y mantener el consumo de marihuana. La familia y la escuela comparten el segundo lugar.
Por Sebastián Urbina, El Mercurio.
Quizás, lo más fuerte es el deseo de ser aceptado por el grupo. Por esto, el adolescente está dispuesto a seguir la moda del momento o hacer suya la opinión de sus pares.
Y si para estos últimos consumir drogas es aceptable y bien visto, es muy probable que el recién llegado quiera probarlas.
"Esto es algo que observamos en el consumo de drogas como la marihuana, pero también lo vemos con el alcohol y el cigarrillo", dice Francisca Florenzano, directora nacional del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol, Senda.
La institución realizó el ejercicio de definir los principales factores de riesgo para el consumo de marihuana en escolares, usando su base de datos a nivel nacional, con estudiantes desde 8° básico hasta 4° medio.
Lo que encontró es que la opinión favorable de los pares hacia el consumo de esta droga, aumenta en un 61,2% la probabilidad de comenzar a fumarla y luego seguir consumiéndola.
"No queremos estigmatizar a los adolescentes. Por el contrario, es uno de los períodos más ricos, aunque también complejos de la vida, con una serie de libertades y espacios de exploración, pero que también tiene sus riesgos, que nosotros buscamos prevenir", explica la autoridad.
Familia y Escuela
El trabajo de Senda revela que compartiendo un segundo lugar en los factores de riesgo se encuentran la familia y la escuela.
Por ejemplo, si en el grupo familiar existe un consumidor de marihuana, el riesgo de que el adolescente imite esta conducta aumenta un 51,4%. En tanto, si en la escuela existe "disponibilidad de droga", el peligro de consumo aumenta un 51,8%.
Y aunque parece ir en contra del sentido común, se ha visto que "el conflicto familiar" es el factor de riesgo que menos afecta el consumo, con sólo un 5,3% de aumento.
"Este estudio es bastante concordante con lo que sucede en Europa y EE.UU., y corrobora que los factores de riesgo de esos otros países también se observan en nuestros adolescentes", dice el psiquiatra Rodrigo Santis, de la Unidad de Adicciones del Departamento de Psiquiatría de la U. Católica.
En su opinión, que se haya analizado el consumo de marihuana es importante, "porque es la puerta de entrada a otras drogas ilegales que pueden ser más adictivas".
Este especialista destaca que, de todas maneras, "los pares en general promueven más riesgo que protección".
Para la antropóloga Diana Kushner, directora de tratamientos de la Unidad de Adicciones de la Facultad de Ciencias Médicas de la Usach, hay que preguntarse "por qué el niño busca a los pares y se deja influir por ellos".
Su impresión es que se trata de menores que tienen una percepción de "descuido, de cierto abandono o de no ser escuchados en su familia. Entonces buscan en sus pares otra familia donde sentirse comprendidos y queridos".
Entrenar a estos jóvenes en estrategias de autorregulación resulta fundamental. "El niño debe ser capaz de evaluar su conducta, de ver si le hizo daño a alguien, o darse cuenta de si él mismo está en peligro", dice Kushner.
Los tratamientos para dejar las drogas apuntan justamente a facilitar estas herramientas, las que también deberían entregar la escuela y la familia.
"Mientras la escuela sólo se dedique a imponer una carga académica, tendremos niños ansiosos por no poder cumplir con lo que se les pide. Esta ansiedad impide la autorregulación", explica esta terapeuta.
"Y como la marihuana calma la ansiedad y los evade, esto promueve el consumo", agrega.
En todo caso, Francisca Florenzano está optimista en este tema, ya que pronto se aplicará un plan de prevención, que se iniciará a nivel preescolar con metodología participativa, el que se extenderá hasta 4° medio.
"El objetivo es que cada año vayan sumando habilidades y herramientas, para que llegado el momento puedan decir no al consumo de drogas", concluye.
4,6% de la población chilena es consumidora de marihuana. 5,3% es la prevalencia de consumo entre jóvenes de 12 y 18 años. Fuente: IX Estudio Nacional de Drogas 2010.
La Mala Educación
Un aspecto que preocupa a Diana Kushner es el de los medios de comunicación. Según dice, hoy la televisión educa en "no tener educación, en celebrar el desatino y lo inadecuado".
O sea, no se promueve la autorregulación de las personas. Asimismo, aunque los canales no muestren publicidad de tabaco y alcohol, sí muestran al fumador y al ebrio.
Para ella, se trata de estrategias con un riesgo enorme, que terminan promoviendo las adicciones. Por ejemplo, la existencia de la cerveza sin alcohol es una forma de inducir en los niños el consumo futuro de alcohol, porque lo naturaliza.
Algo similar a lo que sucede con aquellos padres que fuman marihuana con el hijo, porque "prefieren esto a que lo hagan con otros". Esto anula completamente la percepción de riesgo que debe tener este adolescente respecto de las drogas.