La amistad es una conexión que no se da natural en todos los niños. Ver a los niños jugando solos o aislados provoca más que pena. Ayudarlos a crear relaciones sociales es un esfuerzo que exige dejar de lado esa tristeza y ocuparse.
Por Pamela Elgueda Tapia, El Mercurio.
Hacer amigos no siempre es sencillo. Mientras a algunos niños les sale natural y logran rodearse de pares con facilidad, a otros les cuesta relacionarse porque son tímidos, su lenguaje no está a la par del de sus pares o les cuesta entender las normas sociales.
Ante eso, la pregunta obvia es si los papás pueden facilitarles a los hijos la labor de hacer amigos.
"No sólo podemos, sino que debemos generar, desde que son chiquititos, instancias para que ellos comiencen a socializar", afirma Paula Sáez, psicóloga familiar y académica de la Universidad Diego Portales.
Claro. Porque es difícil hacer amigos cuando la vida transcurre sólo en la casa y rodeado de adultos.
Por eso, las salidas a la plaza y a los juegos infantiles, aceptar todas las invitaciones a cumpleaños e ir al jardín o al colegio surgen como espacios donde los hijos pueden conocer amigos y ensayar las primeras interacciones.
"Ahí hay que observarlo. Ver cómo se relaciona con otros niños, ver si es capaz de compartir los juguetes, si puede leer los mensajes sociales acerca de cómo se arman los juegos o se respetan los turnos", agrega.
Y, atención, que se trata de mirarlo sin intervenir. Porque van a picar los pies por correr a arbitrar si están discutiendo con otros.
"Hay que dejarlos que resuelvan sus conflictos por sí mismos, que aprendan a negociar. Y mientras no haya golpes, dejarlos ponerse de acuerdo entre ellos", dice la psicóloga de la UDP.
Otro aspecto a tener en cuenta es que cada niño tiene su propio ritmo para todo lo que hace.
"Algunos tienen habilidades sociales y harán amigos rápido. Otros son más lentos, de pocas amistades, pero profundas. No debemos someterlos a nuestras propias expectativas, que generalmente son que ellos sean muy populares y tengan muchos amigos", dice Valeska Vera, psicóloga infantil y coordinadora del programa Fonoinfancia de Integra.
Dar Herramientas
Verlos relacionarse mostrará cuáles son sus fortalezas y debilidades. Y saber qué habilidades se pueden potenciar y qué destrezas hay que ayudarles a desarrollar.
"Quizás hay que empezar por generar instancias de socialización protegidas, invitarle amigos y preguntarle a él mismo a quién le gustaría convidar a la casa", dice Paula Sáez.
También ayudarlo a desarrollar herramientas para que pueda controlar, por ejemplo, la ansiedad que le provoca hacer amistad.
"Enseñarle a ser más reflexivo, a tener control de sí mismo, a aprender a captar las señales, porque muchas veces son ansiosos y se relacionan desde ahí con sus pares y terminan molestándolos", añade la académica.
Hay que invitarlo a ampliar su repertorio, complementa Valeska Vera. "Eso significa que prueben distintas fórmulas para acercarse a otros niños. Explicarle que un día él puede elegir el juego y otro tendrá que hacer lo que los otros niños sugieren", dice.
Cuando nada de lo anterior está dando resultados y, peor aún, se observa que el hijo no lo está pasando bien o que prefiere mantenerse aislado, es que llegó la hora de pedir ayuda.
Del colegio, para que colabore en la observación diaria de lo que pasa con él y en su inserción social. También de profesionales que puedan orientar a padres e hijos en el desarrollo de habilidades sociales.
Las Etapas de la Amistad
Desde que son guaguas los niños necesitan relacionarse con sus pares. Hermanos y primos colaboran con ese requerimiento, pero no bastan: es bueno que conozcan pequeños en distintas instancias, dice la psicóloga Paula Sáez.
El colegio, agrega la psicóloga Valeska Vera, es crucial: ahí tendrán la edad y las circunstancias para consolidar los primeros vínculos más profundos.