Por Neva Milicic, psicóloga
Cuando a un niño le cuesta aprender, puede percibir el futuro como amenazante, lo que disminuye su confianza en sí mismo y su capacidad de hacer un esfuerzo.
El libro "Mal de escuela", de Daniel Pennac, escritor francés que llegó a ser profesor y un escritor famoso después de ser un pésimo estudiante, es un gran aporte para comprender lo doloroso que puede resultar el paso por el colegio para quienes tienen dificultades.
Es un texto que, además de ser fuertemente autobiográfico y dar cuenta del sufrimiento que hay detrás de cada fracaso escolar, alerta a los adultos a no ser "pájaros de mal agüero" en relación al futuro de los niños con problemas.
La lectura de este libro, especialmente recomendada para profesores, puede ayudar también a los padres a ser más empáticos con los sentimientos que los niños experimentan cuando no logran aprender.
El autor describe su sensación de desesperanza de la manera siguiente: "Sin porvenir. Niños que no llegarán a nada. Niños desesperantes. La escuela, después de la secundaria, el bachillerato, yo también creía en esta existencia sin porvenir. Yo diría incluso que es lo primero de lo que se convence un mal alumno. Con semejantes notas ¿qué puedes esperar?".
Él llegó a superar las dificultades gracias a la ayuda de cuatro profesores que jugaron un rol diferente a la mayoría de sus maestros.
Frases de algunos que le quedaron en la memoria: "Pennac, siempre tan lejos del excelente" o la irónica anotación de su profesor de idioma extranjero: "Habla mucho, pero ni una sola palabra en inglés".
Los conceptos escritos en la libreta de comunicaciones -a la que suelo referirme como "libreta de acusaciones"- al ser escritos tienen una mayor fuerza emocional y permanencia y quedan grabados de por vida.
En el caso del autor, las profecías negativas acerca del futuro fueron traspasadas a sus padres, especialmente a su madre.
Pennac relata la preocupación de la madre por el futuro del hijo que no cumple con las expectativas de padres ni profesores, desesperanza que se reaviva con cada entrega de notas.
Junto con ello, una sensación de fracaso por no poder ayudarle y que la lleva a enfrentar la situación en forma equivocada, intentando motivarlo a cambiar con pronósticos de un futuro cargado de nubarrones, frente al cual Daniel no contaba con herramientas para defenderse.
El desafío de los adultos, padres y profesores, ante los niños que les cuesta aprender, consiste en transmitir confianza en la capacidad de enfrentar las dificultades, entregar un mensaje esperanzador para el futuro, que sin negar lo que falta por aprender, reafirme la seguridad de que ello puede ser logrado.