Así
se definen las chilenas sub 40, según una encuesta exclusiva para revista Ya. Les
cuesta hablar sobre rendimiento escolar y aspiran a criar niños independientes
y seguros de sí mismos. Acuden al instinto maternal cuando tienen dudas y la
mayoría cree que debería contar con la ayuda del padre y su familia para educar
a sus hijos. Ésta es la radiografía de las madres chilenas sub 40, según una
encuesta realizada por Direct Media para Revista Ya.
Por Natalia Núñez. Ilustración:
Francisco Javier Olea.
No conozco otro país donde te
pregunten ¿de qué colegio vienes?
La afirmación es de la economista
uruguaya Andrea Betancor. Asentada en Chile hace cinco años, casada con
chileno, y hoy directora de Estudios de ComunidadMujer, de a poco comenzó a
descubrir que en nuestro país estaba instalada la idea de que el colegio al que
iba el niño definiría su círculo, sus amistades, su futuro.
Le pareció curioso. Pero más allá de eso, le sorprendió la presión que ponen a las madres para que sus hijos rindan académicamente.
Mientras vivió en Estados Unidos,
en Wisconsin, donde hacía su doctorado, se hizo amiga de una madre mexicana que
enfrentaba el desafío de poner a su hija, que sólo conocía el español, en un
colegio donde hablaban inglés.
Dice que fue la profesora quien
se hizo cargo de la adaptación y el aprendizaje de la niña sin imponer esa responsabilidad
a la madre.
-Acá, o tienes un hijo talentoso
o lo insertas en un colegio donde genere redes para que después, a través de
ellas, pueda moverse.
En buenas cuentas, Andrea
Betancor ve que Chile, como sociedad, le exige más a la madre que otros países
y que estamos frente a mujeres muy sobrecargadas por los colegios.
"Debe ser porque hay una
paranoia competitiva mayor que en otras sociedades. En Chile, por ejemplo,
existen muchas más pruebas estandarizadas para los alumnos. Tienen el Simce varias
veces durante la vida escolar, y después viene la PSU, en la que el joven debe
sacarse un buen puntaje. El otro día fui a una reunión de apoderados de mi hijo
que va en segundo básico y ya me estaban informando con gráficos cómo le había
ido al colegio en la PSU".
En una encuesta encargada por
Revista Ya a la empresa Direct Media, en la que participaron 416 mujeres
menores de 40 años de la Región Metropolitana, un 22,12 por ciento se definió a
sí misma como perteneciente al grupo de "las mamás-colegio", es
decir, aquellas que se preocupan prioritariamente del rendimiento escolar de
los hijos; un 27,88 por ciento se sintió identificada con "la mamá
amiga", que quieren que sus hijos las vean como a una igual, y el 35,4 por
ciento con "la mamá helicóptero", que siempre anda alrededor de sus
hijos. Habla la psicóloga Virginia Guzmán, subdirectora del Centro de Estudios
de la Mujer (CEM):
-Las madres están absolutamente
disponibles para los niños. Uno se pregunta "¿qué tiempos puede tener para
ella?".
Pocos, coinciden los expertos.
Andrea Betancor insiste con la idea de que en otros países es la escuela la que
se hace cargo de los "niños problema" y no esperan que en la casa les
hagan el "catch up" (reforzamiento).
"Pero acá se asume como
responsabilidad materna. Como es un país más competitivo, creo que eso estresa
más a las madres que en otras partes del mundo. El sistema les pide que los
niños tengan buenas notas y una profesión buena y rentable. En Estados Unidos,
en cambio, si bien pueden ser muy exitistas, tú sabes que más o menos existe
mercado para cualquier ocupación".
La profesional cree que si
"la mamá amiga" quedó en segundo lugar es porque suena bien decirlo.
"Se tienen que sentir
amigas. Sería muy insegurizante sentirse lejana. Pero ¿cuántas crees que hablan
de sexo sin tapujos?", es una de sus hipótesis. Respecto de la mamá
helicóptero, la economista plantea que tal vez sacaron una alta puntuación
"porque las madres están en una proporción importante preocupadas por
'riesgos': vicios, droga, alcohol, cigarro, embarazo adolescente, o preocupadas
por problemas de rendimiento escolar: fonoaudiología, psicopedagogos, déficit
atencional".
Los resultados de este estudio
también arrojaron una contradicción: mientras el 48,67 por ciento de las entrevistadas
dijo querer que sus hijos fueran "estudiosos y responsables" por
sobre otras características, la "mamá-colegio" quedó relegada a un
tercer lugar de las preferencias. Andrea Betancor tiene una hipótesis al
respecto: "Es un deseo asociado a la presión por el éxito que deben tener
los hijos. Las madre-helicóptero y madre-amiga se pueden estar vinculando con
el "deber ser". Con lo que ellas creen que como buena madre deberían
ser".
La encuesta arrojó que el tema
más difícil de abordar por las madres chilenas con sus hijos es el rendimiento
escolar y las notas con un 30,09 por ciento de las respuestas. "Toda esa
idea de perfección que les imponen a las madres es un desgaste horrible. Si más
encima la escuela te sobrecarga, se vuelve muy desagradable el poco tiempo que
tienen las madres y los padres con sus hijos", observa Andrea Betancor.
Al respecto, ellas dicen que a lo
que más tiempo dedican en la crianza es a "inculcar normas y
disciplina", con un 38,05 por ciento de las respuestas. "Eso, más que
una realidad, es una percepción", dice la psicóloga Virginia Guzmán.
"Es cómo están percibiendo su rol de madre, o sea, están valorando el
hecho de educar al niño, de darle normas, de prepararlos para el futuro. Pero
eso no significa que sea realmente la actividad que más hacen".
Asimismo, el 51,33 por ciento
dice que precisamente "inculcar normas y disciplina" es el aspecto
que más comparten con su pareja. "Eso tiene que ver mucho con los
roles", explica Virginia Guzmán. "¿Cuáles son los roles que se asignan
socialmente a los hombres? Ellos son los que trabajan, los que tienen relación
con el mundo exterior". En consecuencia, añade, son ellos los que están
asociados a rayar la cancha, a la autoridad y a poner los límites.
Sin embargo, la segunda actividad
más compartida dentro de la crianza imprime a los papás un rol lúdico:
"Jugar y regalonear a los hijos" tiene el 17,7 por ciento de las
respuestas. "Los hombres, según lo que expresan las mujeres y además lo
declaran ellos mismos, en lo que más participan y disfrutan es en jugar con los
niños. Como que recargan baterías haciendo eso. Lo gozan cada vez más",
indica la economista Andrea Betancor.
Hijos
Individualistas
Un dato que preocupa a los
expertos consultados para este reportaje es el tipo de niño que están criando
las madres chilenas menores de 40 años. El 72,1 por ciento de las encuestadas
dijo que estaba interesada en formar "hijos independientes y seguros de sí
mismos" y sólo un 12,39 por ciento afirmó querer "un hijo capaz de
empatizar con los otros".
La socióloga Irma Arriagada,
consultora de Naciones Unidas y especialista en temas de género y familia,
afirma que hay un sesgo muy personalista detrás de esta respuesta y su
aplastante mayoría. Dice que la respuesta es un reflejo y retrato de la
sociedad en la que estamos viviendo, que privilegia ese tipo de perfiles por
sobre "hijos que valoren la libertad de pensamiento", por ejemplo,
que sólo obtuvo el 6,19 por ciento de las preferencias.
-Que quieran hijos independientes
revela una visión muy individualista, con poco compromiso social, con poca
empatía con el otro. Por otro lado, se contradice, porque frente a la pregunta
"¿Qué tipo de inteligencia le gustaría que tuviera su niño?", el 65
por ciento responde que prefiere que sus hijos tengan "la inteligencia
emocional". ¿Cómo van a tener inteligencia emocional si no se relacionan
con el resto al ser tan independientes? Yo creo que las madres tienen la
intención de que su niño tenga inteligencia emocional, pero el resultado no va
a ser lo que ellas esperan. El drama surge porque estoy proyectando esos hijos
individualistas. A nuestra generación la formaron mucho para que fuéramos más
sociales. En cambio, ahora el modelo más individualista es complejo -explica.
La psicóloga Virginia Guzmán
comparte el análisis anterior, pero no le sorprende que las madres quieran
hijos independientes en tan alta proporción. Al contrario: "Está presente
la variable del mérito en esa respuesta, de cómo asegurarse que al niño le vaya
bien. Es decir, prima el mérito por sobre la sociabilidad. Un hijo
independiente y seguro de sí mismo es bien individualista. Ahí está más la
capacidad de un individuo para que se desarrolle y haga lo que quiera, pero me
espanta que haya una sociedad que en un momento determinado le dé tanto espacio
al mérito, a la competencia y que le dé tan poca cabida a las relaciones
humanas, por ejemplo".
El
Instinto Maternal
Ante la pregunta de a qué
recurren las madres cuando tienen un problema relacionado con la crianza, el
44,25 por ciento dijo "al instinto maternal". Este resultado llamó
poderosamente la atención de la socióloga Irma Arriagada. Siguiendo la teoría
de la destacada filósofa francesa Elisabeth Badinter, plantea que el instinto
maternal es más bien una convención cultural.
-Uno conoce a su hijo, pero hay
algunas cosas que en realidad no sabe todavía. Estás al tanto de la parte que
uno entrega respecto de los valores, pero no te enteras del mundo en que ellos
van. El colegio es otro medio, internet tiene muchísima incidencia también.
Entonces no conoces todo el mundo del hijo.
Andrea Betancor se sorprendió
también con la cantidad de mujeres que dijeron usar la intuición. "Quizás
es una respuesta automática. Sin pensar. O es lo que la encuestada considera
que debe decirse. Un patrón cultural afianzado que te haga pensar que "las
buenas madres recurren a su instinto". Quizás tienen poco tiempo para
contactarse con otros ante algún problema. Quizás leen pocos manuales o no
acceden a internet".
El antropólogo de la Universidad
de Chile, Dimas Santibáñez, aporta su mirada al respecto: "Aludir al
instinto o a la intuición es una forma económica -simple, sencilla, fácil- de
referirse al conjunto de conocimientos acumulados por las personas como
resultados de sus experiencias sociales y culturales. En consecuencia, del
aprendizaje generado formal e informalmente, implícita o implícitamente (por
ejemplo, el modelaje realizado por las propias madres). En síntesis, "el
instinto" o la "intuición", son conocimientos que se actualizan
en el marco de situaciones nuevas, problemáticas, desafiantes. Lo que hace ese
44 por ciento es actualizar su acervo cultural".
Asimismo, a Irma Arriagada le
preocupa que el 23,89 por ciento de las respuestas a esa pregunta haya sido
"pedir consejo a los padres" porque se trata de personas que se
criaron en contextos y realidades totalmente distintos a los actuales.
"Pedir consejo a los padres es tener una visión atrasada. Esos padres no
tienen cómo responder a problemas de crianza actuales porque, por ejemplo, los
medios como internet no existían en su tiempo. No tienen un repertorio para
problemas de ese tipo, son cosas que no existían antes. Para problemas
concretos de la vida actual, no te sirven los consejos de los padres. Hay un
saber "experto": profesores, psicólogos expertos en crianza que
también constituyen un saber cambiante. Se puede contrastar esos conocimientos
y actuar según el sentido más común".
El antropólogo Dimas Santibáñez
cree que recurrir a los padres es "apelar a los referentes culturales más
próximos y que generan mayor confianza. No discuto lo correcto o incorrecto de
este comportamiento. Mi respuesta busca explicar ese 23 por ciento, y se
explica porque en materia de crianza y maternidad-paternidad, operan
dispositivos, tradiciones y conocimientos culturales. Las familias de origen
son sistemas culturales que transmiten formas de educación y crianza de los
hijos".
La economista Andrea Betancor
matiza con otro dato: dice que una de las características primordiales de la
sociedad chilena y de sus familias es el nivel de intensidad de sus lazos en el
sentido de verse harto y frecuentemente con los parientes más próximos.
"La costumbre de verse más seguido, de celebrar e ir al cumpleaños de la
tía, el primo, la abuela, es propio de aquí". Eso explicaría que tantas
mujeres hayan respondido que eligen consultar a sus padres cuando tienen algún
problema en la crianza de sus hijos. Lo mismo ocurre frente a la pregunta de
con quién debería contar la madre para formar a un niño: el 68,58 por ciento
dijo que "con la ayuda del padre y la red de la familia extendida".
Habla Betancor:
-Cada vez aparece más en el ideal
de las personas que el hombre tiene que participar en la crianza de sus hijos.
Aun cuando en la práctica te contestan que no, que él trabaja una jornada más
larga, que tiene que estar en la oficina, la idea del padre presente es de las
nuevas generaciones. Entonces, posiblemente, está instalada más que antes en
estas madres sub 40. Quizás la pareja o la ex pareja no esté, pero la mujer
tiene más claro que para el niño es problemático que eso suceda.
Andrea Betancor ha observado que
las madres chilenas, especialmente en estratos con menor nivel de educación,
tienen que aprender a "soltar" las tareas que históricamente se les
asignaron y terminar con el rótulo de "éste es mi hijo". Ella dice
que en uno de los últimos barómetros que realizaron en ComunidadMujer, más del
70 por ciento de los hombres estaba dispuesto a tomarse las semanas del
posnatal que le corresponden si es que la mujer las traspasara. Pero ellas,
sólo en un 53 por ciento estaban dispuestas a cederlo.
-En el discurso sí queremos
compartir la crianza, pero cuando llega el momento de facilitar que la pareja
también desarrolle ese apego que uno desarrolla, nos es difícil entregar ese
derecho.
En ese sentido, la socióloga Irma
Arriagada dice que Chile está marcado por un fuerte maternalismo. Claramente,
coinciden las expertas, la sociedad sigue sosteniendo que los hijos y la
crianza son responsabilidad fundamental de la mujer. Así lo hacen sentir las
empresas cuando un hombre pide permiso para llevar a su hijo al médico.
"Lo miran como si fuera un marciano o un macabeo", ejemplifica Andrea
Betancor. "Al hombre en el trabajo no le aceptan tan gustosamente que pida
hora para llevar a los niños al dentista o que se ausente cuando el niño está
enfermo. La sociedad, el trabajo, el colegio, naturalizan que la mujer sea la
que esté a cargo de eso".
Horarios
Coordinados
Otro de los aspectos que llamó la
atención de la encuesta a la socióloga Irma Arriagada fue el bajo porcentaje de
mujeres que respondió que para la crianza debería contar con la ayuda del
Estado y de políticas públicas: sólo un 6,19 por ciento.
Este resultado, dice, es
coherente con la percepción individual y privada que define la maternidad en
Chile: se le carga la mano a la mujer. "En ese sentido, debería existir un
sistema de cuidado articulado, es decir, una coordinación de los horarios de
trabajo de los padres con los de las escuelas, los servicios públicos y
privados. Que existan posibilidades reales para que la gente deje a sus hijos y
estén tranquilos sin tener que correr todo el tiempo".
Dentro de esa misma pregunta, un
19,03 por ciento de las mujeres indicó que esperaba ver asistida la crianza de
sus hijos con la ayuda de rebajas de impuesto en salud y educación. "Eso
es fruto del movimiento estudiantil. Si no hubiera existido, no se presentaría
en esa proporción", asegura Irma Arriagada.
Al respecto, Andrea Betancor dice
que quien maneja la economía de la casa, el presupuesto, es la mujer. Las
decisiones de compra de producto, por ejemplo, siempre pasan por la madre
chilena. Ya cuando la inversión es mayor, si es que la mujer está emparejada,
entra a jugar el hombre.
-Hay que considerar que un tercio
de las mujeres chilenas se declara jefa de hogar. No quiere decir que estén
solas, porque algunas se pueden declarar jefas y tener pareja, pero también hay
un porcentaje alto que está criando a sus hijos sola. En esos casos, todo el
presupuesto lo manejan ellas. Si no, es en pareja. Pero en las decisiones más
cotidianas, son ellas las que deciden en una alta proporción.
Otro de los aspectos que llamó la
atención de la socióloga Irma Arriagada es que el 7,5 por ciento de las madres
esté dispuesta a decirle al hijo que es el mejor, aunque no sea cierto, con tal
de que desarrolle una alta autoestima. "No hay que decirle que es el
mejor, sino valorar sus cualidades y resaltar la que esté más presente".
En tanto, la respuesta que más
prefieren las madres para aumentar la confianza de los hijos fue de índole
afectiva: "Le digo cuánto lo quiero y lo importante que es en nuestra
vida", tuvo un 35,4 por ciento de menciones.
Frente a la pregunta "Si no
pudiera tener hijos ¿qué haría?", un 74,34 por ciento aseguró que
adoptaría y un 14,6 por ciento dijo que se haría una fertilización in vitro. Es
decir, casi un 90 por ciento de las mujeres trataría de ser madre a toda costa.
"Esto nos vuelve a remarcar que estamos en una sociedad maternalista, que
es propio de América Latina. Las mujeres que no quieren tener hijos por opción
¿qué pasa con ellas? Si tú decides no tener hijos es perfectamente válido, pero
vas a ser altamente cuestionada. Todos te preguntarán: ¿No puedes tener? ¿No
adoptarías? Hay toda una creencia de que la mujer se realiza como madre",
dice Irma Arriagada.
En su momento, ella misma tuvo
dudas respecto a convertirse en madre. Finalmente, después de pensarlo mucho,
decidió tener un hijo y dice que nunca se arrepintió. "Los hogares con
hijos pequeños son cada día menos, ha disminuido la fecundidad porque es muy
difícil conciliar ser mamá con tener una carrera. Las mujeres quieren hacer el
posgrado primero, después tienen un hijo solamente, o ya no pueden porque se
les pasó la edad fértil. Y tampoco hay voluntad de tener hijos por la
inexistencia de un sistema de organización social del cuidado".
ANDREA BETANCOR, economista, dice
que en Chile existe una idea de perfección que desgasta a las madres.
LA SOCIÓLOGA Irma Arriagada
afirma que las madres chilenas están criando hijos individualistas.
VIRGINIA GUZMÁN, psicóloga, cree
que los estilos de maternidad son producto de decisiones personales.
Ficha
Técnica
Empresa encuestadora: Direct
Media.
Fecha de ejecución de la
encuesta: miércoles 25 de abril de 2012.
Población objetiva: Mujeres
menores de 40 años de la Región Metropolitana.
Modalidad: Encuesta telefónica
vía operadoras.
Tamaño de la muestra: 416
entrevistas revisadas y válidas estadísticamente.
Método de selección
probabilística: en dos etapas. La primera, de selección aleatoria y
estratificada de números telefónicos de hogares particulares de la comuna. La
segunda, selección aleatoria de una persona en el hogar que fuera mayor de 18
años.
Error muestral: +-3%
Nivel de confianza del estudio:
97%