En pijamadas con
amigos o en campamentos de scout. Enfrentar experiencias significativas lejos
de los padres les ayuda a formar su carácter, aportando a su madurez e
independencia; además aprenderán a relacionarse socialmente de mejor
forma.
Por
Camila Sandoval, El Mercurio.
Una
niña de once años se encuentra sola en una excursión con la mochila más grande
que ha cargado en su vida, atrapada en el barro de un pantano que le llega
hasta la cintura y luchando por liberarse.
Sus
amigos logran sacarla enmudecida y mojada. Otro de sus compañeros rescata su
zapato del fango. Historias de horror para cualquier padre, pero la más grande
aventura para sus hijos.
Así comienza el libro "Homesick and Happy" (Nostálgico y Feliz) del psicólogo norteamericano Michael Thompson (Ph.D), en el que argumenta que estar alejado de los papás ayuda a los niños a crecer.
"Esta
generación de padres ha invertido una enorme cantidad de tiempo en estar
emocionalmente cerca de sus hijos y protegerlos de los traumas, pero ellos
necesitan aprender a ser independientes a cierta edad", dijo al Washington
Post.
En
su libro comparte una guía para aflojar los lazos protectores de los padres
para que permitan que sus hijos participen de pijamadas con sus amigos o
acampen durante las vacaciones con su grupo de scouts, por ejemplo.
Su
teoría es que todas estas oportunidades le darían al niño experiencias
emocionalmente significativas y le permitirán formar su carácter, haciéndolos
más maduros, independientes, capaces de tomar decisiones, de relacionarse
socialmente mejor y ser fuertes y saludables.
Paula
Sáez, académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Diego Portales,
advierte que todo depende de cómo sea la familia. En Chile, por ejemplo, los
niños tardan más en volverse independientes, a diferencia de Estados Unidos.
Según
Sáez, que aprendan a estar sin los padres es un proceso progresivo. Empezar a
dejarlos con los abuelos o con la familia cercana es el primer paso. Luego, a
partir de los nueve años, se puede generar esta separación al unirse a grupos
de scouts.
"Ahí
vivirán la experiencia con otros niños, se sentirán autovalentes y en
comunidad, y asumirán que tienen un rol importante dentro del grupo.
Los
papás deben entender que el tiempo que pierden de estar con ellos, los hijos lo
ganan en otro tipo de experiencias enriquecedoras", afirma la académica.
"Todo
lo que sucede en la casa es diferente al mundo de afuera. Al conocer a sus
pares aprenden de sí mismos y empatizan con el otro", opina Cristián
Bahamondes, psicólogo de la Unidad de Adolescencia de Clínica Santa María.
Vivir
la experiencia de contar historias de terror en torno a una fogata, cocinar
para el grupo, compartir aventuras como una excursión o aprender a orientarse
con una brújula les ayudará a descubrir el mundo de buena manera.
"Probarán
habilidades que vienen ensayando desde sus hogares y lo conciliarán con cierto
grado de autonomía. En este proceso los padres deben guiarlos y protegerlos,
pero desde lejos", apunta Javiera Cruz, psicóloga infanto-juvenil del
Centro de Salud Mental de la UC.
No
se trata de dejarlos solos. Los especialistas coinciden en que el ambiente
seguro tiene que ser la prioridad. Debe haber un adulto a cargo y los niños
deben tener claro a quién recurrir.
Además,
en caso de agrupaciones de scouts, deben cerciorarse de que haya una
organización seria detrás y que en ella existan grados de confianza con los
padres.
Las cosas que los padres quisieran hacer por
sus hijos, pero que no pueden
"No
podemos hacer a nuestros hijos felices"; "no podemos darles alta
autoestima"; "no podemos hacerles amigos o administrar sus
amistades"; "no podemos crear una 'segunda familia' para facilitar su
crecimiento"; "nosotros, los padres, no podemos competir o limitar a
nuestros hijos en su inmersión al mundo on-line , digital y al de las redes
sociales"; "no podemos mantener a nuestros hijos perfectamente a
salvo, pero podemos volverlos locos intentándolo" y "no podemos hacer
a nuestros hijos independientes", escribe Thompson en su libro para
terminar con el miedo de los padres y enseñarles que el autoaprendizaje es
vital para los más chicos.