Por qué aumentan
las dificultades lectoras y cómo evitarlas. Entender el lenguaje hablado y
descifrar correctamente las letras son los dos procesos que ayudan a comprender
lo que leemos. Si falla uno de los dos, comenzarán los problemas.
Por
Pamela Aravena Bolívar, El Mercurio.
La
física, las matemáticas, la historia, los manuales, las leyes. A todos los
conocimientos acumulados desde la presencia del hombre sobre la Tierra les
hemos dado un formato lingüístico. Pero si uno no comprende lo que está
leyendo, no tiene acceso a esa información.
El
punto es que éste es un problema endémico en Chile. Ya en el año 2000 nos
sorprendimos al saber que la mitad de los altos ejecutivos que fueron
encuestados, para un estudio de la OCDE, se situó bajo el mínimo adecuado en
niveles de lectoría.
En la última prueba PISA de 2009, un tercio de nuestros estudiantes no alcanzó la cota mínima en comprensión lectora.
Suma
y sigue: en la prueba Inicia, seis de cada 10 de los egresados de Pedagogía
Básica no fueron capaces de desarrollar adecuadamente una comunicación escrita.
"Leer
es una actividad muy compleja. Si reducimos a un año la vida de los seres
humanos sobre la Tierra, el hombre empezó a hablar el 1 de enero, y a escribir,
el 31 de diciembre por la tarde o, incluso, hacia las once y media de la noche.
Eso da una idea de lo difícil que es para el hombre llegar al lenguaje
escrito", afirma el psicólogo del lenguaje y académico de la Universidad
de Navarra Gerardo Aguado, autor junto con Juan Cruz Ripoll del libro
"Comprender el lenguaje haciendo ejercicios".
Para
entender lo que leen, agrega, las personas necesitan recorrer dos caminos
previamente: discernir el lenguaje hablado y, luego, aprender a descifrar las
letras. Y los dos procesos son importantes.
Qué Errores Evitar
La
psicopedagoga Yolanda Escobar advierte que en la mayoría de los colegios
"el sistema no considera la etapa de desarrollo en que se encuentra cada niño
a la hora de iniciar su proceso lector.
Todos
deben iniciar el aprendizaje de la lectoescritura al mismo tiempo y llevar el
ritmo que el profesor considera necesario para lograr sus objetivos.
La
edad cronológica de los niños no significa que todas las habilidades necesarias
para leer y escribir estén en el nivel adecuado para este proceso".
Para
otros hay un error que se está extendiendo mucho: adelantar excesivamente la
enseñanza de la lectura.
"Antes
se enseñaba a leer a los 5 o 6 años. Ahora, en muchos colegios se está haciendo
un curso antes", advierte Juan Cruz Ripoll, doctor en Educación y
psicopedagogo.
"Sin
embargo, cuesta más enseñar a leer a los 4 años, y se quita tiempo a algo que
parece poco importante como contar cuentos; sin darse cuenta de que dificulta
el desarrollo del entendimiento oral, uno de los factores que influirán en la
buena comprensión lectora".
El Vocabulario
es Clave
Esa
poca actividad previa de comprensión del lenguaje oral afecta la capacidad de
hacer deducciones por parte de los niños y la adquisición de vocabulario nuevo.
"La
comprensión lectora está íntimamente relacionada con el desarrollo del
vocabulario, por lo tanto es muy importante intencionar actividades que
permitan ampliarlo y jugar con él a través de canciones, juegos de palabras,
versos, trabalenguas, etc., desarrollando así la conciencia fonológica",
asegura Yolanda Escobar.
No
hacer esos ejercicios previos se une a otros errores típicos, según Aguado: La
falta de estímulo, la consideración de la lectura como una actividad
secundaria, la mala enseñanza de la conciencia fonológica (decodificación de
las letras).
Hay
maneras de enseñar, en cambio, que mejoran sustantivamente los resultados.
Yolanda Escobar sugiere:
-Realizar
actividades de lectura compartida en donde los alumnos puedan plantearse
preguntas previas a la lectura, formular predicciones acerca del texto que
leerán, aclarar dudas y exponer sus puntos de vista con respecto a lo leído.
-El
profesor debe estar siempre atento para que sus alumnos tengan la información
necesaria antes de leer un texto, pero debe también invitarlos a que cada uno
personalmente se preocupe de adquirir información al respecto.
-No
sólo el profesor de lenguaje tiene la responsabilidad de desarrollar una buena
comprensión en sus alumnos: todos los profesores deben trabajar en conjunto
para el logro de este objetivo.
Los
expertos también sugieren hacer ejercicios de inferencias para adivinar
información no explícita del mensaje, realizar resúmenes y pedirles a los
alumnos que se hagan preguntas sobre su lectura.
Los
ejercicios de competencias lectoras también se pueden aplicar en personas
adultas, pues la comprensión lectora puede seguir mejorando siempre.
Saber Inferir,
el Primer Paso
Gerardo
Aguado da un ejemplo con la frase 'Antonio se puso a cantar, María le retiró la
botella'.
"El
oyente recibe dos frases unidas por la palabra 'le' -explica-, pero tiene que
construir muchas más para entender lo que dice: que Antonio estaba borracho,
que llevaba ya un rato molestando, que la botella no era de agua, que María era
la novia o algo así del tal Antonio".
Juan
Cruz Ripoll da ahora el ejemplo escrito con la frase: 'Felipe llegó tarde al
aeropuerto y no pudo tomar el avión a Berlín. Se considera muy afortunado'.
"Si preguntamos a alumnos de 6 a 11 años a qué hora llegó el avión a
Berlín, ellos me dirán que eso no aparece en lo que han leído. Pero si
reflexionamos bien, nos damos cuenta de que probablemente el avión no llegó a
Berlín". Preguntar adónde iba el avión hará que los alumnos busquen
información en el texto. Preguntar qué pasó o por qué es afortunado Felipe, en
cambio, les obligará a profundizar en el texto.
Fluidez
"Si
nos ponemos a leer y en la primera tarea de descifrar las tiras de dibujitos
(letras) gastamos el 70% de nuestros recursos atencionales y memoria, nos
quedará sólo 30% para los procesos de comprensión. Por eso, a un niño con
dificultades de decodificación no es necesario mejorarle la comprensión
lectora; debemos primero lograr que automatice la decodificación para liberar
capital para entender", dice Gerardo Aguado, experto de la U. de Navarra.