No es un lujo,
es parte de la salud personal y del bienestar familiar.
Por
Neva Milicic, psicóloga
Tener
tiempo para uno mismo no es un lujo sino una necesidad para el bienestar
emocional, lo cual es básico para tener relaciones sociales armoniosas.
Cuando
se tienen niños pequeños o en edad escolar, especialmente si se trabaja
remuneradamente fuera del hogar, pareciera que el tiempo nunca es suficiente
para cumplir con las demandas de todo tipo y, por supuesto, caemos en la
tentación de postergar las propias necesidades en beneficio de los otros.
Cada
nueva demanda, ya sea del trabajo o del colegio, deja muchas veces en las
madres la aplastante percepción de que cumplir con los plazos que se exigen es
imposible. De pronto, a todos nos invade una abrumadora sensación de que el
tiempo no nos pertenece.
El tiempo sería como un espacio a disposición de los otros, en el cual las prioridades personales se pierden entre las mil exigencias, sin dejarnos hacer lo que nos gustaría hacer.
Registrar
el malestar que nos provocan algunas actividades que "roban" nuestro
tiempo y evaluar cómo es posible arreglar los problemas de otra manera, o a qué
cosas podemos decir que no, puede devolvernos la sensación de ser dueños de
nuestro tiempo.
A
veces estar atrapado por cosas a las que no le atribuimos mayor importancia
impide disfrutar y tener tiempo de calidad para los hijos.
Una
joven mamá, muy atenta a las necesidades de los hijos, decía: "Vivo con
una sensación de estar en deuda. Cada vez que logro despejar un poco de tiempo
para realizar algo personal, llega una comunicación del colegio citando a una
reunión o avisando que el niño debe ir disfrazado de astronauta, etc. Estas
demandas inesperadas logran descomponerme el genio, me siento abrumada y sin
tiempo para disfrutar de mis hijos. Me siento irritable y los niños pagan la
cuenta... Los niños crecen demasiado rápido y no tener tiempo para estar con
ellos, acompañarlos en sus juegos, o simplemente mirarlos, me produce
rabia".
Ella,
que es una madre preocupada de sus hijos, con tres hijos en edad escolar y un
trabajo que le gusta y que necesita para vivir, se encuentra entrampada, y sus
intereses y espacios para disfrutar han quedado sumergidos e invisibilizados.
Cumple
con todos, menos consigo misma, anda irritable, su relación de pareja se ha
dañado, tiene la sensación de que su compañero no coopera y ni siquiera valora
lo que ella hace.
Para
salir de esto, fue necesario hacer una reingeniería de su tiempo, dejándose una
tarde libre sólo para ella, aunque esto supuso buscar cooperación en la
familia, para que las necesidades de los niños estuvieran cubiertas, y ella,
más tranquila.
Es
increíble el efecto positivo que un poco de tiempo para uno mismo puede tener
en la salud mental personal y en el bienestar familiar.