Nuevos
antecedentes confirman que el vínculo paterno es igual de importante que el
materno. Un papá presente y afectuoso favorece el desarrollo emocional del niño
y evita problemas conductuales.
Por
Cristián González, El Mercurio
Mucho
se conoce sobre los beneficios de un buen apego entre la madre y su hijo, pero
poco se sabe de las ventajas de ese vínculo con el padre.
Investigadores
de la Universidad de Oxford publicaron ayer un estudio que entrega más
antecedentes al respecto, precisando que los niños que disfrutan de una activa
participación paterna en sus primeros meses, tienen menos problemas
conductuales a futuro.
La
investigación -que aparece en el Journal of Child Psychology and Psychiatry-
evaluó a 192 familias inglesas y la interacción de los padres con sus hijos en
los primeros tres meses de vida.
Luego se observó el comportamiento de los niños al cumplir el año y la conclusión fue evidente, como explica el doctor Paul Ramchandani, psiquiatra y autor del estudio: "Encontramos que los niños cuyos padres estaban más presentes y eran cariñosos en el contacto con sus hijos presentaban menos problemas de comportamiento. En cambio, los niños tenían mayores conflictos conductuales cuando sus padres fueron más distantes o interactuaban menos con ellos".
Este
vínculo positivo, al parecer, era mayor entre los niños que en las niñas,
"quizás porque los niños son más susceptibles a la influencia y la figura
de su padre desde una edad muy temprana", precisa Ramchandani, quien hace
un par de años publicó un estudio en el que advertía sobre la depresión
posnatal masculina.
Allí,
se vio que a los tres años de edad, los hijos de padres que habían pasado por
un trastorno depresivo -y que, por tanto, tuvieron un apego de menor calidad
con sus niños- tenían más trastornos de conducta, emocionales e hiperactividad.
"Esta
es una línea de investigación que se viene desarrollando con fuerza en los
últimos años. Hoy sabemos que el vínculo con el papá es relevante en términos
del desarrollo emocional e integral del niño", comenta la psicóloga Sandra
Ahumada, de la Universidad de Chile.
De
allí la importancia, por ejemplo, de iniciativas que favorecen la participación
del padre, como asistir a los controles durante el embarazo; su ingreso al
momento del parto y los cinco días de posnatal masculino con que hoy cuentan en
el país, además de la posibilidad de traspasar parte del posnatal de la madre
al padre (opción que ha sido utilizada apenas por poco más del 1% de los
hombres en los nueve meses que lleva la ley).
"Durante
mucho tiempo se planteó el tema del vínculo, apego y crianza como algo
exclusivo de la madre. Había teorías clásicas que consideraban la participación
del padre de forma tangencial, más bien ayudando a que la madre estuviera
tranquila", comenta el psicólogo Felipe Lecannelier, director del Centro
de Estudios Evolutivos e Intervención en el Niño de la Universidad del
Desarrollo.
"Este
estudio demuestra que la función del papá es igualmente importante",
agrega.
Sin
embargo, Lecannelier reconoce que, en la realidad, hay un doble discurso.
"Los padres deben estar involucrados de igual modo que la madre, desde el
embarazo. Pero en la práctica sigue habiendo una participación mayoritariamente
materna, entre otras razones, porque los hombres aún sienten que no es su rol,
pero también a veces porque la misma madre no quiere perder protagonismo".
Manejar
emociones
En
la investigación inglesa, los autores sostienen que desórdenes conductuales en
los años preescolares pueden asociarse a una amplia gama de problemas en la
adolescencia y en la vida adulta, como dificultades académicas, malas
relaciones con sus pares, peor salud mental e incluso delincuencia.
Entre
las posibles explicaciones a la relación entre un menor apego del padre y el
mayor riesgo de problemas conductuales en los hijos, Ramchandani postula que la
ausencia de un vínculo emocional paterno fuerte puede reflejar una serie de
alteraciones en la dinámica familiar, como problemas de pareja, que inciden en
una menor atención hacia los niños.
En
cambio, como la capacidad de los niños de regular sus emociones se desarrolla
durante las interacciones tempranas con los padres, aquellos que tuvieron papás
más atentos y afectuosos tendrían una mejor forma de enfrentar el estrés y
manejar sus emociones.