Reconocen el
problema de sus hijos. Hablar con ellos de la enfermedad desde la perspectiva
de la salud, y no de la estética; hacerlo en privado, y no durante las comidas,
son recomendaciones efectivas para tratar el tema.
Por
Camila Sandoval, El Mercurio
Calcular
el peso del hijo al ojo, evitar hablar sobre su gordura para no dañar su
autoestima, temer provocarle un trastorno alimentario y pensar que es un
esfuerzo inútil tratar la obesidad de los niños fueron las respuestas más
repetidas por los padres cuando en una encuesta, realizada en el Reino Unido,
se les preguntó por qué no hablaban del tema con sus hijos.
El
sondeo fue hecho por el portal para padres Netmums y Mend, una organización que
busca prevenir y solucionar la obesidad. Ellos entrevistaron a mil padres de
niños de entre cinco y 16 años.
Sus respuestas los llevaron a concluir que los adultos aún no saben enfrentar la obesidad o el sobrepeso de sus hijos y, menos aún, de los adolescentes.
De
hecho, el 37% admitió no conversar el tema por temor a perjudicar su autoestima
o provocar algún trastorno alimentario. Sin embargo, el 65% identificó a sus
hijos como personas con sobrepeso.
Esto
contrasta con una investigación holandesa que, en 2010, afirmaba que los padres
no ven los kilos de más de sus niños.
"En
Chile, sobre todo en los estratos más bajos, la situación es desastrosa. Las
madres no están conscientes de estar obesas e interrumpen el diálogo con sus
hijos, que sí quieren adelgazar, pero que no pueden por no contar con el apoyo
de sus padres", afirma Sonia Olivares, nutricionista e investigadora del
Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la U. de Chile (INTA).
En
2005, Olivares investigó que en sectores populares, efectivamente, las madres
eran una barrera para que los niños obesos pudieran adelgazar, creyendo
erróneamente que no lograrían cambiar sus hábitos. La situación -afirma la
especialista- no ha variado mucho desde entonces.
El
estudio en el Reino Unido también consignó que el 42% de los padres habían
tratado de hablar sobre el tema, y casi la mitad de los que tenían un niño con
sobrepeso u obesidad afirmó que era una experiencia inútil para la familia.
Asimismo,
más de un tercio de los padres calcula el peso de su hijo con sólo mirarlo o
comparándolo con otros niños de su edad, en lugar de tomar medidas o ver a un
médico.
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"A
partir de los doce años se inicia una etapa, sobre todo en las niñas, en que
los adolescentes comienzan a prestar más atención a como se ven y como se
sienten, por eso es importante estar atentos a las señales", dice Marcela
Luarte, psicóloga del Centro de Tratamiento de la Obesidad UC.
Indicios
como enojarse porque la ropa que se quiere comprar no le queda y estar triste
porque lo molestan en el colegio podrían dar luces de que es hora de actuar.
Luarte asegura que a los padres chilenos les cuesta comprender que algo les
pasa a sus hijos, "hasta que ya es demasiado evidente".
Algunos
consejos de cómo los padres pueden enfrentar el sobrepeso de sus hijos pasa, en
primer lugar, por preocuparse de su salud antes que de la estética. "Por
ningún motivo se les debe decir 'estás gorda' o 'te ves feo'; en cambio, se
debe prestar ayuda", explica Paula Díaz, psicóloga del Programa de
Sobrepeso y Obesidad de Clínica Santa María.
Luego
viene la autoevaluación. "Las mamás y los papás deben descubrir cómo ellos
se comportan, qué comen y qué no, y si eso es un buen ejemplo para los más
chicos", dice Sonia Olivares.
Para
Luarte, encontrar el momento adecuado, a solas y no durante las comidas, es
fundamental para que el adolescente pueda expresarse acerca de cómo se siente
con su cuerpo y para que esté dispuesto a escuchar al adulto. "Hay que
evitar las comparaciones. Sí se deben proponer soluciones -como visitar a un
especialista- y crear planes de acción que involucren a toda la familia",
comenta.
"Las
mamás, sobre todo, no deben obsesionarse con el peso de sus hijas e hijos ni
con la comida. Tampoco deben inventar dietas", explica Díaz. Para la
psicóloga es clave tener paciencia y saber motivar a los niños para que hagan
deporte, coman sano y cumplan metas a largo plazo.
38%
de los jóvenes chilenos sufre de sobrepeso u obesidad, el 46% fuma, el 76% es
sedentario y el 13% tiene el colesterol elevado, según la Encuesta Nacional de
Salud 2010.