Hipertensión, colesterol alto y diabetes, entre
otras patologías. Dos de cada tres menores obesos viven esta realidad, que
conlleva menores expectativas y peor calidad de vida en la adultez, según un
estudio holandés. En Chile, el problema es similar.
Por
Cristián M. González S., El Mercurio.
La
epidemia de obesidad sigue creciendo y arrastrando consigo a grandes y chicos a
los mismos problemas de salud que antes sólo eran una amenaza para los adultos.
Los kilos pesan, y se nota: dos de cada tres niños obesos conviven con al menos
un factor de riesgo de patología cardiovascular, como la hipertensión,
colesterol alto, glucosa elevada o diabetes tipo 2.
El
fenómeno afecta incluso a niños antes de los doce años, según los resultados de
una investigación realizada en Holanda a un grupo de 500 niños, adolescentes y
jóvenes de 2 a 18 años.
El grupo de investigadores del Centro Médico Universitario de Amsterdam, liderado por la doctora Joana Kist-van Holthe, encontró que el 67% de los menores con obesidad severa (307 niños) tenía como mínimo un factor de riesgo cardiovascular.
Para
el estudio se consideró como obesidad severa a los niños con un índice de masa
corporal (IMC) -se obtiene dividiendo el peso por la altura al cuadrado-
superior a 20,5 a los dos años; más de 31 a los 12 años y por sobre 35 a los 18
años. En adultos, se considera obesa a cualquier persona con un IMC superior a
30.
Bajo
este parámetro, más de la mitad de los niños obesos (56%) ya presentaba
hipertensión; una proporción similar (54%) tenía altos niveles de colesterol de
baja densidad o "malo", y uno de cada siete (14%) tenía altos niveles
de glucosa en la sangre.
"La
prevalencia de alteraciones en la glucosa es preocupante, considerando el
incremento de la diabetes tipo 2 (tradicionalmente asociada a la adultez) en
niños y adolescentes", advierten los autores en la revista Archives of
Disease Childhood. En el estudio, el 1% de menores con obesidad tenía diabetes.
El
panorama preocupa a los holandeses, en donde el 12% de la población infantil
tiene obesidad.
Las
cosas en Chile no son mejores, considerando que el país tiene uno de los peores
indicadores de obesidad infantil a nivel mundial: el 23% de los niños de 6 años
es obeso.
Según
especialistas locales, lo más preocupante es que este número casi se ha
duplicado en apenas una década, y se sabe que de ese grupo, al menos el 10%
tiene hipertensión arterial, 30% el colesterol alto y la mitad son prediabéticos
antes de llegar a la adolescencia.
Cambios Irreversibles
"Todavía
se piensa que un niño gordo es un niño sano, pero los papás deben saber que la
obesidad no es inocua y que hay que prevenir que se produzca o atacarla de
manera agresiva cuando ya está presente, fomentando la actividad física y
corrigiendo la mala nutrición", dice la doctora Valeria Acevedo,
cardióloga infantil de la Clínica Alemana.
"En
un trabajo que hicimos con niños sobre 8 años con sobrepeso y obesidad,
mediante una evaluación ecocardiográfica vimos pequeñas alteraciones de la
función del corazón, que no tienen síntomas, pero que pueden llevar a
enfermedades cardiovasculares. No se sabe si esas alteraciones son
reversibles".
Otro
estudio publicado en 2009 por la doctora Pilar Arnaiz y colegas de la U.
Católica concluyó que los escolares chilenos de 10 a 14 años con sobrepeso y
obesidad ya muestran signos de aterosclerosis o engrosamiento de las paredes
arteriales.
Se
trata de una alteración que solía diagnosticarse sólo en adultos y que es un
antecedente de accidentes cerebrovasculares e infartos.
En
aquella investigación también observaron que a mayor peso corporal del niño,
había más factores de riesgo asociados, como hipertensión o colesterol alto.
23%
de los niños chilenos de seis años son obesos. En similar condición está el 20%
de los pequeños de 6 a 11 años, cifra que sube a 35% si se considera a los
menores con sobrepeso (datos Junaeb).