Informe desmitifica idea de que la calidad del
tiempo con los hijos es más importante que la cantidad. R Estudio siguió a 200
familias por siete años: más tiempo fue igual a más habilidades sociales.
Por
Paulina Sepúlveda G., La Tercera.
El
cambio del niño juguetón al adolescente que responde con monosílabos no es
fácil para los padres. Muchos no saben cómo adaptarse y optan por dejarlos
vivir en su mundo para no generar roces y discusiones. Pero este
distanciamiento es un error.
Un
estudio de la U. Estatal de Pennsylvania reveló que mientras más tiempo pasen
los padres con sus hijos, estos tendrán mejor desarrollo social en el colegio y
mayor autoestima en la adolescencia. ¿Cuánto tiempo? Un promedio de ocho horas
semanales con su madre y siete horas con su padre.
La
investigación desmitifica una idea asentada desde los 90 que indicaba que la
calidad del tiempo era más importante que la cantidad. Este estudio indica que
el tiempo que se comparte a diario con los hijos en esta edad también impacta
en su desarrollo.
“Disponer tiempo con los hijos puede ser una tarea compleja para muchos padres por el trabajo. Sin embargo, todo cuenta”, dice a La Tercera Susan MacHale, sicóloga de la U. Estatal de Pennsylvania y autora de la investigación.
Eso
incluye, dice MacHale, actividades como ver televisión, leer una revista, ir al
cine, cocinar, cenar juntos o ir a fiestas familiares. Incluso ir a despedirse
antes de dormir. Es que los hijos en esta edad ven en todo contacto interés por
ellos.
“La
presencia y cercanía con los hijos les muestra su interés su vida, lo que
repercute en su autoestima, ya que se sienten validados por el otro”, sostiene
el doctor en Psicología de la UDP, Rodrigo de la Fabián. Y si ese otro son los
padres, su salud mental es más fuerte.
Ser los Referentes
En
el estudio se analizó por siete años a 200 familias con hijos preadolescentes,
para ver los cambios que los padres vivieron en su rutina con ellos desde los
ocho años y cómo se adaptaron a estos.
La
autoestima la midieron a través de la descripción de los sentimientos acerca de
sí mismos y cómo se llevaban socialmente con otras personas de su edad.
Los
autores descubrieron que cuando los padres pasaban más tiempo en familia con
sus hijos adolescentes o a solas con ellos, estos reportaban mayor satisfacción
con ellos mismos.
MacHale
explica que el tiempo que se destina a los adolescentes es importante, porque
“en esta edad se sienten más atraídos por las relaciones comunicativas y
sociales”, por lo que buscan esas instancias. Si los padres las entregan se
transforman en referentes.
Más de una Hora al Día
Según
el estudio, los adolescentes interactuaban más con sus madres unas ocho horas a
la semana compartiendo trabajos domésticos o cenando con ellas. Los padres, en
cambio, pasaban más tiempo viendo TV con ellos, comentando o leyendo revistas.
La
experta dice que los momentos del día que los adolescentes pasan con sus madres
son más cotidianos, y por eso pueden ser menos relevantes para ellos que los
que pasan con sus padres.
A
ellos los ven más variables en su tendencia a estar involucrados. Por eso, los
miden con otra vara. Y les exigen más.
“Mientras
los adolescentes se vuelven más independientes, es más relevante para ellos la
oportunidad de mantener una relación cercana con sus padres”, señala McHale.
El
experto de la UDP agrega que los padres de hoy tienen menos brecha generacional
con sus hijos, lo que permite abrir más espacios de diálogo, consensuar normas
y poner límites.
“Los
adolescentes son hipersensibles y si el otro los valida en esas pequeñas cosas,
desde comer juntos a conversar, se relajan y están más dispuestos a transar”,
dice.
Otro
consejo: potenciar las actividades entre padres del mismo género. Los hijos las
valoran. “Padres e hijos del mismo sexo pueden tener más en común en cuanto a
las formas en que les gusta pasar el tiempo”, dice.
Beneficios de Cenar en Familia
Otros
estudios han destacado la importancia de pasar tiempo en familia durante esa
etapa.
Una
investigación de la U. de Minnesota, por ejemplo, mostró que aquellos jóvenes
que cenan más veces en familia no sólo tienen mejor autoestima que aquellos que
lo hacen con menos frecuencia, sino que menor propensión a consumo de drogas,
trastornos depresivos o desórdenes alimenticios.
Otra
investigación del Centro Nacional de Adicciones y Abuso de Sustancias de la U.
de Columbia mostró que las familias que cenan juntas al menos cinco veces a la
semana reducen el riesgo de que sus chicos fumen, beban y se droguen.
Según
el estudio, el 70% de los que comían con sus padres y hablaban con ellos en esa
instancia tenían menor riesgo de caer en abusos.