Para conocer el mundo interno de los niños.
Por
Neva Milicic, psicóloga
En
la columna anterior señalaba la relevancia que tiene para el desarrollo
intelectual y afectivo de los niños su capacidad de interrogar y de
interrogarse, que se refleja en las preguntas que son capaces de formular.
Los
ambientes familiares y escolares autoritarios, en formas muchas veces no
conscientes, limitan las posibilidades de preguntar de los niños, no prestando
suficiente atención a las preguntas que ellos formulan y que dan cuenta de lo
que quieren saber y de lo que les preocupa.
Otras
veces, la curiosidad de los niños es desalentada, porque simplemente hay poco
tiempo para compartir y no queda espacio para que los niños puedan formular
dudas.
Una clasificación de las preguntas que puede servir a los padres para estimular a los niños a formular interrogantes son las clásicas formas de preguntar que se describen a continuación:
¿Qué?:
Favorece la identificación de los hechos y de las emociones. Aquí se le pide al
niño que haga preguntas que comiencen por el "Qué". Por ejemplo: ¿Qué
produjo el incendio?
¿Cómo?:
El cómo favorece el desarrollo del pensamiento causal. Se incentiva a los niños
a preguntar, a partir de un relato usando el "Cómo". Por ejemplo,
¿Cómo te sientes hoy?
¿Cuánto?:
Esto favorece en los niños la percepción del tiempo y el concepto de cantidad.
¿Cuánto demoras en llegar al colegio?
¿Cuándo?:
También favorece la orientación espacio-temporal. ¿Cuándo vas a venir a verme?
¿Cuándo fue el fin de la Primera Guerra Mundial?
¿Quién?:
Favorece la concepción de causalidad y los vínculos. ¿Quién hizo este postre
tan rico?
¿Por
qué?: Favorece especialmente el pensamiento científico. ¿Por qué se producen
los granizos? ¿Por qué se produjo el aluvión?
¿Cuál?:
Favorece el pensamiento causal y el conocimiento de sí mismo y de los otros.
¿Cuál es tu libro favorito?
¿Dónde?:
Ayuda a la orientación espacial y a ubicarse en los contextos. ¿Dónde queda
Canadá?
Jugar
a preguntar en forma alternada va enriqueciendo el repertorio de los niños y a
la vez las preguntas que formulan dan cuenta de sus intereses, de su nivel de
desarrollo y de su mundo interno.
Estas
categorías deben ser aprendidas a través de diversos juegos, como por ejemplo:
¿Adivina en qué animal estoy pensando? Intentar adivinar a través de preguntas
lo que piensa el otro, obliga a formular diversas preguntas utilizando las
categorías descritas más arriba.
Al
comienzo les cuesta adquirir la dinámica del juego, pero con la práctica, su
capacidad de formular preguntas se hará cada vez mayor.
Dese
un espacio para analizar lo que se preguntan sus hijos y cuánto permiso tienen
para ello.
Recuerde
que las preguntas están en la base del pensamiento científico y que estimulan
la apertura a la realidad.