Tratamiento psicológico oportuno. Tanto como
empatizar con el niño y no verlo eternamente como una víctima, es clave no
sentirse responsable por lo ocurrido. Eso ayuda a la recuperación y evita que
el niño se retracte.
Por
Amalia Torres, El Mercurio.
"Desmembramiento",
"amputación", "impacto mayúsculo" y "horror". Con
esas palabras las expertas en abuso infantil describen lo que significa para
una familia saber que un hijo ha sido víctima de este delito.
"Se
provoca una conmoción en la familia y sus miembros necesitan apoyo para
sobrellevar esta difícil situación. Sobre todo los padres, que son el sostén
del niño abusado", dice la doctora Laura Germain, directora de la
Fundación de Prevención de Violencia Infantil.
Por
eso, aunque toda la atención suele centrarse en las víctimas, los expertos
recuerdan que tratar a la familia es fundamental para que el proceso sea
sanador.
"Ellos son víctimas secundarias, sobre todo cuando el agresor sexual ha manipulado lazos de confianza, como sucedió en estos casos que hemos visto últimamente, donde, por ejemplo, hay trabajadores que llevaban años en el colegio", dice la psicóloga y directora del Centro de Terapia Familiar Familia Educa, Érika Castro.
Para Todas
"Al
momento de enterarse del abuso hay tres tipos de familias. Están las
protectoras, que junto con recibir el impacto inicial, se ponen del lado del
niño. Frente al horror, logran sentir el dolor propio, empatizan profundamente
con él y optan por protegerlo. En general, se trata de familias que recurren a
la justicia y buscan ayuda profesional", explica Castro.
En
segundo lugar están las familias más ambiguas. "En el proceso terapéutico
ellas muestran comprensión racional de que es un delito, pero están más
confundidos en relación con el agresor, tienen sentimientos más benevolentes
hacia él. Pero todavía son capaces de pedir ayuda, a diferencia del tercer tipo
de familia, las disfuncionales, donde los hijos son culpados. Se los deja
solos, no se cree en ellos y finalmente protegen al abusador. Aunque parezca
extraño, estos casos son comunes. Los estudios internacionales demuestran que
sólo el 40% de las madres se pone de parte de sus hijos en casos de
abuso".
Sin
embargo, sin importar el tipo de familia, las expertas coinciden en que todas
necesitan recibir ayuda para superar el momento y apoyar al niño.
"Las
familias quedan como si hubieran vivido una amputación. Por eso necesitan
comprender las emociones intensas: la pena, la rabia, el dolor", dice
Érika Castro, quien realizará a fin de mes un coloquio sobre el tema
(www.familiaeduca.cl).
Además,
las familias tienen que conocer los mecanismos por los cuales el agresor logra
el abuso y entender que toda la culpa es de él, no de los padres o de los
hijos.
También
es clave no ocultarle al niño los sentimientos que se tienen sobre esta
situación.
"Cuando
los padres sienten pena, los niños se dan cuenta. Por eso es importante poder
hablar de lo que cada uno siente. Hay que reconocerles la pena, pero darles
tranquilidad. Pueden decirle; 'tengo pena, pero me estoy haciendo cargo de esto
y creo que se me va a pasar'. Así el niño tiene esperanza", dice Castro.
Y
Ximena Tocornal, psicóloga de la UDP, agrega: "No hay que dejarse
desbordar por los sentimientos, porque hay un niño o niña que nos necesita. Si
el niño ve a sus padres devastados por lo que le ha sucedido, esto será una
fuente más para que se culpabilice".
La
rapidez con que las familias pidan ayuda también hará la diferencia en el
resultado.
"Cuando
logran hacer este proceso, inmediatamente hay probabilidades más altas de
recuperación, de ubicarlo como una parte dolorosísima de la vida, pero que se
integra en una vida más amplia. Si el proceso no se vive en ese momento, y el
tema no se vuelve a hablar, hay más posibilidades de que pueda afectar
inconscientemente a las personas. Es como tener un tumor que no se ha podido
sacar".
Sentirse Culpables
Es
frecuente que los niños se retracten del abuso, advierte la sicóloga Érika
Castro. "Debido a la conmoción y al impacto emocional que provoca el hecho
en las familias, los niños se sienten responsables".
Por
eso, agrega, es clave apoyarlos en su testimonio desde el comienzo.