Nutrición balanceada. Varios estudios muestran que
promover la ingesta de líquidos ayuda al buen funcionamiento del organismo y
previene problemas como la obesidad o los dolores de cabeza.
Por
Cristián González, El Mercurio.
Hidrata
la piel, mejora la concentración, alivia dolores de cabeza, ayuda a reducir de
peso... El agua es vital para el organismo y, sin embargo, recién en los
últimos años la investigación científica asociada a una buena hidratación está
creciendo en importancia.
Una
investigación francesa realizada en cuatro ciudades y 266 personas mostró que
incentivar el consumo de agua pura no sólo favorece la homeostasis -el
equilibrio y buen funcionamiento del organismo-, sino que también propicia la
adquisición de otros hábitos saludables, como una dieta más balanceada.
"El agua es fundamental para la vida; nuestro cuerpo está compuesto en más del 60% de agua, que beneficia a todos los sistemas. Por ejemplo, forma parte de la sangre y ayuda a transportar nutrientes y eliminar toxinas", explica la doctora Marjorie Sandoval, nutrióloga del Hospital Clínico U. de Chile.
Si
bien parte de lo requerido por el organismo se adquiere de los alimentos, es
importante sumar más líquido mediante su consumo diario.
La
recomendación habitual es de 1,5 a dos litros de agua al día, aunque la
cantidad siempre va a depender del cuerpo de cada persona, su salud, actividad
física y las condiciones ambientales.
"Una
hidratación saludable es necesaria porque el cuerpo pierde líquidos en forma
constante, ya sea por el sudor o la orina, y es necesario reponerlos. En
ambientes calurosos o al hacer mucho deporte, se va a necesitar más
líquido".
La
mejor forma de controlar el consumo es mediante la sed, agrega la especialista.
"Pero en adultos mayores esta sensación está disminuida, por lo que deben
consumir agua aún sin estar sedientos".
Los
beneficios de este consumo son variados: por ejemplo, puede ayudar a prevenir
el sobrepeso y la obesidad.
Como
se vio en el estudio francés, tomar agua pura -evitando bebidas azucaradas- no
aporta calorías y además genera saciedad (en especial si se toma antes de las
comidas), evitando comer de más.
En
Estados Unidos, una investigación en la que participaron 4.755 personas mostró
que los que beben 1,5 litros de agua a diario y, además, tienen una
alimentación saludable (que incluye frutas, vegetales y lácteos descremados)
poseen un gasto energético 9% mayor que una persona que ingiere menos líquido.
A
nivel de la piel, el agua favorece su humectación y flexibilidad, haciéndola
lucir más saludable y lozana, según explica la doctora Cecilia Orlandi,
dermatóloga de la Clínica Orlandi.
"Esto
es necesario sobre todo en ambientes más secos y a mayor edad, porque con los
años disminuye la capacidad de retener el agua en la piel", precisa.
El exceso No es Bueno
A
nivel cerebral, una persona bien hidratada permite que sus neuronas funcionen
adecuadamente.
"En
casos extremos, con la deshidratación hay compromiso de conciencia, pero a
nivel general la poca ingesta de agua influye en una menor concentración y
raciocinio, al igual que a nivel muscular genera calambres o fatiga",
comenta el doctor Nelson Barrientos, neurólogo de Integramédica.
Asimismo,
tomar líquido ayuda a prevenir dolores de cabeza. De lo contrario, los
neurotransmisores que provocan la migraña se concentran y producen un efecto
mayor sobre las arterias cerebrales.
"Tomar
agua produce una limpieza interna del organismo -precisa Barrientos-, pero una
hidratación excesiva y en corto tiempo también puede ser dañina", en
especial si se tienen problemas renales.
En
2007, una mujer estadounidense de 28 años murió a causa de una
"intoxicación" por agua: en un concurso logró beber más de dos litros
en menos de dos horas.
La
autopsia reveló que se produjo un desbalance de electrolitos en su cuerpo que
causó una hinchazón cerebral y alteró diversas funciones, como la respiración.
Los
médicos precisan que no hay límite de consumo para una persona sana, siempre
que orine con frecuencia y no retenga líquidos.