Desempeño escolar. Un nuevo estudio confirma que el
tiempo dedicado a dormir se asocia a una mejoría o a un deterioro de varias
funciones a nivel cognitivo y emocional.
Por
Cristián M. González S., El Mercurio.
Si
se deja dormir a los niños una hora más de lo habitual, su comportamiento en el
colegio mejora en varios parámetros al día siguiente: están más atentos, menos
irritables y se frustran menos.
Al
contrario, estas conductas aumentan si los pequeños duermen una hora menos de
lo acostumbrado.
El
dato no es al azar y se suma a una serie de otras investigaciones que muestran
los beneficios que un buen dormir tiene en la población.
Esta vez, el doctor Reut Gruber y su equipo de la Universidad McGill, de Canadá, examinaron el impacto que tiene una moderada extensión o restricción del sueño en el comportamiento infantil a nivel escolar.
Para
eso, evaluaron a 34 niños de ambos sexos, de 7 a 11 años de edad y sin
problemas de sueño, académicos ni de comportamiento.
A
la mitad de ellos, con el acuerdo de los padres, se les suprimió una hora de sueño
diario durante cinco días; a la otra mitad se les dieron las condiciones para
que durmieran una hora más de lo habitual, en igual período.
Los
resultados -mediante encuestas a sus profesores- mostraron que basta con
aumentar apenas 27 minutos más de sueño cada noche para ver una mejoría
significativa en la capacidad infantil para regular sus emociones.
En
cambio, la pérdida de 54 minutos de descanso nocturno se reflejó en somnolencia
diurna y en un deterioro de su comportamiento emocional.
Buen Dormir
Para
los autores del estudio, que publicará la revista Pediatrics en su edición de
noviembre, estos nuevos hallazgos apoyan la importancia del buen dormir en los
niños en edad escolar y la necesidad de mayores esfuerzos para eliminar los
problemas de sueño infantiles.
"Una
película más o un videojuego menos antes de ir a la cama pueden significar
cambios potencialmente significativos en la forma en que el niño se concentra e
interactúa en la sala de clases", dice Gruber.
Investigaciones
previas ya aluden a la estrecha relación entre sueño y rendimiento académico.
Si
eso se combina con la presencia de un televisor, computador o videojuego en la
pieza, la distracción es mayor al momento de estudiar, hacer tareas o intentar
dormir, y los malos resultados se potencian.
"Pruebas
en universitarios han demostrado que la capacidad de aprendizaje y de
consolidar lo aprendido se reduce significativamente cuando se duerme menos de
lo normal", comenta la doctora Julia Santin, neuróloga del Centro Médico
del Sueño UC.
Los
especialistas concuerdan en que la mayoría de las personas -incluso los niños-
están durmiendo menos de lo que les corresponde.
"Con
el advenimiento de la luz eléctrica en el siglo pasado, las horas de sueño se
han reducido, por una serie de estímulos que entorpecen el sueño. Y los efectos
son iguales para todos: se producen fallas de memoria, de atención,
concentración, irritabilidad, fatiga y un menor rendimiento académico y
laboral", dice la doctora Santin.
De
allí que es fundamental establecer rutinas, horarios y reglas, desde pequeños y
de manera permanente, para lograr crear un hábito de sueño saludable.
Más
aun considerando que junto al sedentarismo, la falta de sueño eleva el riesgo
de sobrepeso y obesidad. Investigadores de la U. de Pittsburgh lo pusieron en
números: una hora menos de sueño aumenta en dos veces ese riesgo.
El
doctor Gruber y su equipo también analizaron qué ocurre con los niños con
déficit atencional e hiperactividad, y pudieron observar que una leve
disminución en las horas de sueño de este grupo también afecta su capacidad
para mantener la atención.
Lo Ideal
Antes
de los seis años, un niño debe dormir entre 11 y 13 horas; en edad escolar, de
10 a 11 horas, y en la pubertad, entre 8 y 10 horas.