¿Su hijo es activo, pasivo, teórico o práctico?
Por
Neva Milicic, psicóloga
Aunque
de niño Albert Einstein no fue un buen alumno, es reconocido como una persona
genial.
Su
infancia no fue precisamente feliz. De pequeño habló tarde, fue hostigado por
sus compañeros por ser de ascendencia judía y discriminado por algunos
profesores. Una maestra incluso lo calificó de "mortalmente lerdo".
Sin
embargo, existieron en su infancia y adolescencia personas que fueron
significativas para su desarrollo intelectual: un tío, que visualizó su
extraordinario talento para las matemáticas, y un profesor, que lo aceptó como
oyente en sus clases en la Escuela Politécnica Federal Suiza.
Fernando Alberca, en su libro "Todos los niños pueden ser Einstein", sostiene que muchos niños que son víctimas de fracaso escolar tienen un buen coeficiente intelectual y que lo que explicaría su bajo rendimiento sería la falta de estimulación apropiada, escasa motivación y baja autoestima.
También
influirían dificultades de adaptación cultural, malas experiencias educativas,
una educación que no se adecua a las características del que aprende y la falta
de hábitos de estudio.
La
otra cara de la moneda, el éxito escolar, se explicaría según Alberca, entre
otros, por: alumnos de personalidad equilibrada y alta autoestima, buenas
experiencias educativas, aprendizaje básico de técnicas de estudio, buena
adaptación al grupo, buena relación con los padres, aprendizaje basado en
conocimientos previos considerados básicos para aprender, como la lectura y
adecuación del educador al alumno concreto.
En
relación con el último punto, es importante reconocer cuál es el estilo de
aprendizaje del niño para que la enseñanza sea más fluida. Alberca describe
cuatro estilos de aprendizaje: activo, pasivo, teórico y práctico.
Quienes
tienen un estilo activo aprenden mejor si las actividades que se les propones
son cortas y les suponen un desafío.
Los
niños de estilo pasivo aprenden con más facilidad cuando pueden analizar
situaciones y pueden observar; a aquellos de estilo teórico les ayuda tener un
modelo y conceptos que los orienten; y a los de estilo práctico les es más
fácil aprender cuando pueden probar lo aprendido.
No
debemos olvidar nunca que el potencial de aprendizaje de los niños es infinito,
sólo es necesario adecuar la enseñanza al particular estilo de aprender de cada
uno.