La mente se hace más aguda. Los niños bilingües se
enfocan mejor en lo que hacen y se adaptan mejor a los cambios, mientras que en
la vejez se retrasa la aparición de alzheimer.
Por
Sebastián Urbina
En
un mundo globalizado, hablar dos idiomas es una ventaja evidente. Pero las
investigaciones que últimamente ha hecho la neurociencia demuestran que ser
bilingüe tiene beneficios más allá de poder comunicarse con más gente.
Hoy
se sabe que esta condición obliga a un uso más intensivo de las redes
neuronales, lo que agudiza el pensamiento de las personas y le trae beneficios
para toda la vida.
Por
ejemplo, cuando un niño bilingüe habla en un idioma, las redes dedicadas al
otro también están activas.
Esto
al principio hace que la persona se demore más en nombrar un objeto, y aumenta
los episodios de "lo tengo en la punta de la lengua". Pero, con el
correr del tiempo y la práctica, el cerebro se hace más rápido en mover el
interruptor y cambiarse de lengua.
Más Adaptables
Según
el doctor Ruedi, "el usar uno u otro idioma requiere dejar que a nivel
cerebral uno de los dos tome mayor importancia y, para eso, el otro debe
inhibirse".
Esto
lo coordina una zona del cerebro llamada corteza prefrontal, que es un sistema
de control que mantiene a la persona enfocada en lo importante, en este caso,
hablar el idioma que necesita en ese momento.
Para
esto, en forma simultánea debe inhibir la otra lengua, ejercicio que a estas
personas les ayuda a concentrarse en lo que hacen y evitar las distracciones.
Los
doctores Viorica Marian y Anthony Shook, de la U. de Northwestern, en EE.UU.,
explican que se han hecho pruebas con resonancia magnética en que personas que
hablan un idioma y otras que hablan dos deben escuchar palabras con un ruido de
fondo.
En
el caso de los bilingües, se activan más neuronas auditivas que les permiten
escuchar con mayor atención y saber qué se está diciendo.
Ellos
tienen una sintonía fina mayor que quienes hablan sólo una lengua. En estos
últimos, el ruido de fondo los puede confundir más fácilmente.
Todas
estas ventajas le otorgan al bilingüe una mayor facilidad de aprendizaje y más
flexibilidad de pensamiento.
Algo
que desde los primeros años de vida les permite adaptarse mejor a las
condiciones ambientales cambiantes y a la modificación de las reglas del juego.
Son
estas condiciones las que explican por qué alguien bilingüe logra aprender un
tercer idioma con más facilidad, que quien habla un idioma y aprende una
segunda lengua.
"Son
personas que usan de manera más equilibrada los dos hemisferios cerebrales, lo
que los hace más sensibles a los cambios externos.
Pero
también planifican mejor lo que dicen y, en forma permanente, están
monitoreando lo que hablan", explica Cristina Arancibia, doctora en
Lingüística, de la Facultad de Letras de la U. Católica.
Pero
además de que varias funciones cerebrales mejoren en quienes hablan un segundo
idioma, se ha visto que en ellos también hay cambios en la estructura del
cerebro.
Por
ejemplo, aumenta la materia gris de la corteza parietal izquierda, la zona que
hace de interruptor para cambiar de idioma.
Asimismo,
en los bilingües hay una mayor cantidad de materia blanca, que se relaciona con
más conexiones entre neuronas.
Para
el doctor Ruedi, el constante uso y estimulación "de los circuitos de la
memoria crean una mayor capacidad de memoria, que se expande, lo que permite
que los pacientes con alzheimer manifiesten los síntomas de su enfermedad
varios años más tarde".
Otros
expertos consideran que las personas bilingües, cuando comienzan a envejecer y
van declinando sus capacidades, están aptos para utilizar otras redes
neuronales que les sirven de reserva para mantenerse lúcidos.
66%
de los niños del mundo son criados en la actualidad como bilingües, según el
Worldwatch Institute.