Concurso "Un alto en el desierto" creado
por el Centro del Desierto de Atacama UC. Ciento veinte niños de la IV Región
trabajaron durante seis meses en iniciativas que ayudan a aprovechar la poca
agua que hay en sus localidades. Los ganadores fueron los seis únicos alumnos
de la escuela de Peña Blanca.
Por
Amalia Torres
En
el pueblo de Peña Blanca, comuna de Ovalle, el agua es un tesoro. Las lluvias
nunca han sido frecuentes, pero la sequía ha empeorado la situación.
"Para
nosotros el agua es un tema importante. Antes, en el pueblo éramos pequeños
agricultores, pero con el agua que tenemos ahora apenitas nos está alcanzando,
así que nos estamos dedicando a la ganadería", dice Mario Alucema,
presidente del Centro de Padres de la única escuela del sector, donde seis
niños de entre primero y cuarto básico comparten sala.
Este
año fueron 120 los niños de ocho escuelas de la IV Región quienes participaron
de la iniciativa. El próximo año se espera ampliar el número de participantes.
"En
los seis meses que estuvimos trabajando, en la escuela sacamos casi cinco
litros de agua, pero en otro sector que también pusimos atrapanieblas
recolectamos 47 litros. Además, los niños le explicaron al resto de la
comunidad cómo de la niebla se puede sacar agua, algo que muchos no entendían",
dice la profesora Macarena Marín.
"El
agua que recolectábamos se la echamos a las plantitas de la escuela que a veces
estaban medias secas", agrega Macarena Alucema, alumna de siete años y una
de las encargadas de exponer el proyecto, con el que la escuela ganó el primer
lugar.
"El
foco de este proyecto es potenciar que las escuelas compitan y muestren sus
trabajos, para que vean cómo otros niños también hacen estudios científicos
sobre estos temas", explica Nicolás Schneider, director de "Un alto
en el desierto".
Calentamiento Global
Con
él coincide Pablo Villarino, gerente de asuntos públicos de GDF SUEZ Chile.
"Nos pareció interesante educar en temas medioambientales en una región
donde avanza la desertificación".
El
segundo lugar del concurso lo obtuvo la Escuela Villaseca gracias a un proyecto
que consistía en reciclar las botellas plásticas encontradas en la orilla del
río y los alrededores de la escuela.
Los
desechos eran utilizados para confeccionar maceteros, lámparas y separadores de
ambientes.
La
localidad de El Llanito, en Punitaqui, con 63 habitantes, se quedó con el
tercer lugar. Tras veinte años trabajando en la zona y hoy única profesora de
la escuela, Marlén Rodríguez explica: "El sector acá es muy seco. No hay
agua para bebida en verano, entonces lo que quisimos ver fue cómo se abastecían
de agua las familias de los niños y cuánta gastaban. Y vimos que en promedio
usan 170 litros de agua semanal para una familia de entre tres y seis personas.
Esto es muy por debajo de lo que se usa en las zonas urbanas".
En
El Llanito el camión aljibe de la Municipalidad pasa una vez por semana y sólo
por algunas casas.
El
resto debe utilizar norias, cada vez más secas, o "cavar pozos en lugares
altos y traer el agua con mangueras hasta el pueblo. El problema es que las
mangueras se rompen en el camino y esta semana, por ejemplo, nos quedamos sin
agua en la escuela", dice Rodríguez.
Otro
proyecto fue el que hizo la Escuela Manuel Espinoza, de Ovalle, donde los
alumnos tomaron cada día y durante seis meses la temperatura de la zona y la
compararon con la de años anteriores.
"Al
final vimos que la temperatura había variado en un poco más de un grado en
cuatro años, algo asociado al calentamiento global. Y la gracia es que los
niños acá habían escuchado hablar del calentamiento, pero en la Antártica, por
ejemplo, o en zonas alejadas, pero no en su localidad", dice Marco
Barraza, profesor de séptimo básico.