Invitamos
a toda la comunidad a participar de la Misa del Corpus Christi, que
celebraremos este jueves 26 de mayo, las 7:30 horas, en la Capilla Institutana.
La
eucaristía será presidida por el Asesor Espiritual del colegio, Padre José
Agustín Tapia, y están convidados alumnos, apoderados, educadores y vecinos de
la comuna.
La
Directora de Pastoral, Belén Lancellotti, expresó que “es bien tempranito, tal
vez lleguemos un poquito tarde a nuestro trabajo, pero celebrar CORPUS es
revivir el misterio del Jueves Santo a la luz de la Resurrección, Jesús entrega
realmente su cuerpo y su sangre”.
Además, agregó que “en la fiesta del Corpus Christi, reanudamos este camino de Jesús, pero con la alegría de la Resurrección. El Señor ha resucitado y nos precede. Jesús nos precede ante el Padre, sube a la altura de Dios y nos invita a seguirle”.
Explicación de
la Fiesta
Corpus
Christi es la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, de la presencia de
Jesucristo en la Eucaristía.
Este
día recordamos la institución de la Eucaristía que se llevó a cabo el Jueves
Santo durante la Última Cena, al convertir Jesús el pan y el vino en su Cuerpo
y en su Sangre.
Es
una fiesta muy importante porque la Eucaristía es el regalo más grande que Dios
nos ha hecho, movido por su querer quedarse con nosotros después de la
Ascensión.
Diversas maneras
de celebrar esta fiesta
Participar
en la procesión con el Santísimo. La procesión con el Santísimo consiste en
hacer un homenaje agradecido, público y multitudinario de la presencia real de
Cristo en la Eucaristía. Se acostumbra sacar en procesión al Santísimo
Sacramento por las calles y las plazas o dentro de la parroquia o Iglesia, para
afirmar el misterio del Dios con nosotros en la Eucaristía.
Esta
costumbre ayuda a que los valores fundamentales de la fe católica se acentúen
con la presencia real y personal de Cristo en la Eucaristía.
La Hora Santa
Es
una manera práctica y muy bella de adorar a Jesús Sacramentado, los jueves al
anochecer, para demostrar a Cristo Eucaristía amor y agradecimiento y reparar
las actitudes de indiferencia y las faltas de respeto que recibe de uno mismo y
de los demás hombres.
Consiste
en realizar una pequeña reflexión evangélica, en presencia de Jesús
Sacramentado y, al final, se rezan unas letanías especiales para demostrarle a
Jesús nuestro amor.
Se
puede celebrar de manera formal con el Santísimo Sacramento solemnemente
expuesto en la custodia, con incienso y con cantos, o de manera informal con la
Hostia dentro del Sagrario.
Cualquiera
de las dos maneras agrada a Jesús. Se inicia con la exposición del Santísimo Sacramento
o, en su defecto, con una oración inicial a Jesucristo estando todos
arrodillados frente al Sagrario.
A
continuación, se procede a la lectura de un pasaje del Evangelio y al
comentario del mismo por parte de alguno de los participantes. Luego, se
reflexiona adorando a Jesús, Rey del Universo, en la Eucaristía. Se termina con
las invocaciones y las letanías correspondientes y, en el caso de que la Hora Eucarística
se haya hecho delante del Santísimo solemnemente expuesto, el sacerdote da la bendición
con el Santísimo; en caso contrario, se finaliza la Hora Santa con una plegaria
conocida de agradecimiento.
Recordar en
familia lo que es la Eucaristía
1. ¿Qué es la
Eucaristía?
La
Eucaristía es uno de los siete Sacramentos. Nos recuerda el momento en el que
el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo. Éste es
el alimento del alma. Así como nuestro cuerpo necesita comer para vivir,
nuestra alma necesita comulgar para estar sana. Cristo dijo: “El que come mi Carne
y bebe mi Sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día”.
2. ¿En qué nos
ayuda la Eucaristía?
Todos
queremos ser buenos, ser santos y nos damos cuenta de que el camino de la
santidad no es fácil, que no bastan nuestras fuerzas humanas para lograrlo.
Necesitamos fuerza divina, de Jesús. Esto sólo será posible con la Eucaristía.
Al comulgar, nos podemos sentir otros, ya que Cristo va a vivir en nosotros.
Podremos decir, con San Pablo: “Vivo yo, pero ya no soy yo, sino Cristo quien
vive en mí”.
3. ¿En qué parte
de la Misa se realiza la Eucaristía?
Después
de rezar el Credo, se llevan a cabo: el ofertorio, la consagración y la
comunión. Ofertorio: Es el momento en que el sacerdote ofrece a Dios el
pan y el vino que será convertido en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Nosotros
podemos ofrecer, con mucho amor, toda nuestra vida a Dios en esta parte de la
Misa.
Consagración: Es el momento de la
Misa en que Dios, a través del sacerdote, convierte el pan y el vino en el
Cuerpo y en la Sangre de Cristo. En este momento nos arrodillamos como señal de
amor y adoración a Jesús, Dios hecho hombre, que se hace presente en la
Eucaristía.
Comunión: Es
recibir a Cristo Eucaristía en nuestra alma, lo que produce ciertos efectos en
nosotros:
1.
nos une a Cristo y a su Iglesia,
2.
une a los cristianos entre sí,
3.
alimenta nuestra alma,
4.
aumenta en nosotros la vida de gracia y la amistad con Dios,
5.
perdona los pecados veniales,
6.
nos fortalece para resistir la tentación y no cometer pecado.
4. ¿Qué
condiciones pone la Iglesia para poder comulgar?
La
Iglesia nos pide dos condiciones para recibir la comunión:
1.
Estar en gracia, con nuestra alma limpia todo pecado mortal.
2.
Cumplir el ayuno eucarístico: no comer nada una hora antes de comulgar.
5. ¿Cada cuánto
puedo recibir la Comunión Sacramental?
La
Iglesia recomienda recibir la Comunión siempre que vayamos a Misa. Es
obligación recibir la Comunión, al menos, una vez al año en el tiempo de
Pascua, que son los 50 días comprendidos entre el Domingo de
Resurrección y el Domingo de Pentecostés.
6. ¿Qué hacer
después de comulgar?
Se
recomienda aprovechar la oportunidad para hablar a Dios, nuestro Señor, todo lo
que queramos: lo que nos alegra, lo que nos preocupa; darle gracias por todo lo
bueno que nos ha dado; decirle lo mucho que lo amamos y que queremos cumplir
con su voluntad; pedirle que nos ayude a nosotros y a todos los hombres;
ofrecerle cada acto que hagamos en nuestra vida.
7. ¿Qué hacer
cuando no se puede ir a comulgar?
Se
puede llevar a cabo una comunión espiritual. Esto es recibir a Jesús en tu
alma, rezando la siguiente oración:
“Creo,
Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar. Te
amo sobre todas las cosas y deseo ardientemente recibirte dentro de mi alma, pero
no pudiendo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Quédate conmigo y no permitas que me separe de ti. Amén”